La ruta que cruza el Dodecaneso es antigua y de sobras conocida por los traficantes de personas. Menos utilizada que la de Lesbos, es mucho más peligrosa, debido al fuerte viento que siempre sopla en la zona. Casi siempre del Norte, en verano lo llaman Meltemi y en invierno Boreas.
La ruta que cruza el Dodecaneso es antigua y de sobras conocida por los traficantes de personas. Menos utilizada que la de Lesbos, es mucho más peligrosa, debido al fuerte viento que siempre sopla en la zona. Casi siempre del Norte, en verano lo llaman Meltemi y en invierno Boreas.
Una noche, alrededor de las 2 de la mañana, recibimos nuestra primera llamada desde el Coast Guard: dos botes con 40 personas habían naufragado al N de Farmakonisi, y no daban abasto sacando gente de la mar.
Salimos como alma que pilla el diablo, con fuerza 6 y encapillando todas las olas del Mediterráneo, pero aún así, tardamos casi una hora en hacer 15 millas.
Para cuando llegamos, sólo quedaban a flote los cadáveres de aquellos a los que no habían podido rescatar.
Pasamos toda la noche buscando supervivientes, pero sólo encontramos muertos. Cadáveres de niños, y mujeres flotando, con sus bebés aún pegados al cuerpo con cinta adhesiva.
…pero no todas las emergencias tuvieron finales tan dramáticos. Y los rescates buenos compensaron, casi siempre, los que acababan mal. Rescatamos cientos de personas y, entre ellas, muchos niños. Pero, aún así, 9 de cada 12 ahogados fueron criaturas.
Cuando llegamos en Noviembre, parecíamos tiernos boy scouts. Cuando regresamos a casa, nuestras caras reflejaban el cansancio y la gravedad que antes vimos en los griegos.
Las campanas tocan a muertos cada día en el Egeo. Grecia, sumida en la crisis, aún es capaz de demostrar su compasión.
… y Europa?
Autor: Andreu Rul·lan