"Pensaba : ’No puedo contar la verdad’. Luego intenté suicidarme"
"Me convertí en una víctima de abusos sexuales a los 14 años. Duró tres años. Me ha costado casi 20 juntar fuerzas suficientes como para echar una mano para que mi agresor termine detrás de los barrotes. Ahora, un año después de que se hiciera ‘justicia’, estoy listo para contar mi historia al público como nunca antes lo había hecho.
«Pensaba : ’No puedo contar la verdad’. Luego intenté suicidarme»

«Me convertí en una víctima de abusos sexuales a los 14 años. Duró tres años. Me ha costado casi 20 juntar fuerzas suficientes como para echar una mano para que mi agresor termine detrás de los barrotes. Ahora, un año después de que se hiciera ‘justicia’, estoy listo para contar mi historia al público como nunca antes lo había hecho.

Mi agresor es el padre Jeff Toohey, un hombre de Dios de toda confianza. Era algo así como una celebridad religiosa en mi colegio católico privado sólo para chicos de Baltimore, Maryland. El padre Jeff era el amigo y mentor de todos los chicos, y también el mío.

Cuando mis padres se divorciaron, me mandaron a hablar con él para sobrellevar los cambios. El divorcio parecía aún algo raro a mediados de los 80. Además, yo sólo era un chaval y no sabía casi nada de esos temas. Sólo tenía claro que estaba fastidiado.

Lo único que tenía por entonces era mi familia y el colegio. Ésos eran mis puntos de referencia. Pero al mismo tiempo que se rompía mi familia, lo mismo pasó con el colegio. Cuando empezaron los abusos, la escuela se convirtió en una prisión de vergüenza y mentiras.

Me sentía atrapado. Mis padres se hubieran horrorizado de enterarse de que el fracaso de su matrimonio había colocado a su hijo en riesgo de sufrir abusos sexuales, y de que el hombre que estaba abusando de mí era el capellán y amado cura del colegio.

El colegio nunca me creería, pensé ; tenía miedo a que me expulsaran si hacía públicos los abusos. Tenía 14 años, no tenía voz alguna, excepto la que dentro de mi cabeza me decía : ’No puedes decir la verdad sobre lo que está pasando’. Más o menos un mes después de que empezaran los abusos, intenté suicidarme. Me tomé un bote de pastillas de mi madre. […]

Cuando estaba en la universidad, otro chico, Michael Goles, dio un paso al frente y denunció los abusos del padre Jeff. Sabía que podría ayudar a Michael si yo también lo hacía, pero no lo hice por instinto de supervivencia. No creyeron a Michael, y el caso se archivó.

Unos 20 años después de que comenzara a sufrir abusos, fui lo suficientemente fuerte como para regresar y hacer frente a lo que me había sucedido. […] El padre Jeff fue acusado de 10 delitos de abusos sexuales por mi caso. Él admitió su culpa ante el juez y fue sentenciado a cinco años de cárcel, pero sólo pasó 10 meses [entre rejas]. […] Tenía miedo. Tenía miedo de ser honesto y de que mi aventura fuera televisada. ¿Qué pensaría la gente ? ¿Echaría a perder mi carrera profesional ? Pero llegué a la conclusión de que no podía seguir teniendo miedo. No volverá a darme miedo decir la verdad sólo porque la gente no se sienta cómoda al escucharla».


Fuente: EL PAIS