Termes Josep, Historia del anarquismo en España (1870-1980), (traducido del catalán, Barcelona, 2011, 719 pp. 35 euros.

Es simbólico que uno de los mandarinos del descerebramiento de la juventud con la Historia universitaria española y catalana haya dedicado el fin de su vida, cercenada por la enfermedad, a su relación de amor y repulsión al movimiento anarquista.

[…] el anarquismo, tanto el español en
general como el catalán en particular, no sólo fue una apología
doctrinaria sino también (y sobre todo) una lucha por la mejora de las
condiciones de vida y trabajo de la clase obrera, así como por la
dignificación del trabajo y un enaltecimiento simbólico del papel de los
trabajadores en la sociedad moderna.

[…] el anarquismo, tanto el español en
general como el catalán en particular, no sólo fue una apología
doctrinaria sino también (y sobre todo) una lucha por la mejora de las
condiciones de vida y trabajo de la clase obrera, así como por la
dignificación del trabajo y un enaltecimiento simbólico del papel de los
trabajadores en la sociedad moderna. Así pues, el anarquismo, y más aún
el anarcosindicalismo desempeñaron un papel esencial (más que cualquier
otra doctrina obrera anterior a la Guerra Civil) en el juego
consistente en poner el mundo del trabajo en el centro de la vida
política, y en dotar a los trabajadores de un instrumento de defensa y
presión
(p. 33).

Este reconocimiento es inseparable de la infancia del
autor de familia y de un barrio obrero en Barcelona, capital del
anarquismo en buena parte del siglo XIX y primer tercio del XX (p. 13).

La consecuencia es el varapalo del historiador a varios colegas suyos nacionales e internacionales (marxistas, estilo Eric Hobsbawm o Pierre Vilar […] No es mucho más afortunado Gerald Brenan).
Lástima que se olvidara de tantos otros de hoy por hoy como Enric
Ucelay-Da Cal (citado p. 719 con un texto inepto y cloacal de
introducción a las memorias de Josep Peirats, tan bien criticado por
Freddy Gómez [La segunda muerte de José Peirats
;http://www.fondation-besnard.org/article.php3?id_article=1021 ]).

Si se agrega a esta observación sobre la “indiferencia”,
el apéndice sobre libros de anarquistas del exilio y del posfranquismo
y, un ejemplo entre otros muchos, “La colectivización agraria”, “La
colectivización industrial”, se cae en un estilo apático de compilación
de citas y títulos de libros, en que prevalecen las anteojeras de Josep
Termes que ni se percata de contradicciones. La mayor es que si había
tantos anarquistas furibundos que imponían la colectivización agrícola a
punto de pistola en los Países Catalanes, ¿cómo es que en Cataluña no fueron muchas, y fueron variadas? (p. 543).

¿Cuáles son los prejuicios del autor?

La incapacidad de asimilar su propia historia, primero, que comprobó la lucha por la mejora de las condiciones de vida y trabajo de la clase obrera con el movimiento anarcosindicalista.
Dicho de otro modo, actuar y juzgar como los intelectuales (excepto
algunos como André Gide y Albert Camus) para los años de la URSS o de la
China de Mao: a partir de la supuesta propiedad de los medios de
producción por el proletariado, y no con la mirada atenta a la vida de
los trabajadores del supuesto socialismo real en el día a día.

Segundo, aprobar a ciegas la democracia republicana de
1936 1939 lo que, otra vez, choca con la realidad que un historiador
debe comprobar (el colapso republicano del 17-19 de julio de 1936 ante
el golpe militar archiprevisible, la incapacidad de la Republica de
retomar una política propia que no sea la de seguir la de la URSS a
través de la carne de cañón del PC y del PSUC).

Tercero, la interiorización del descerebramiento crítico
impuesto a los demás. Por ejemplo, poner en el mismo plano las
insurrecciones de 1932-1934 de cenetistas y socialistas (el extremismo infantil de los socialistas seguidores de Largo Caballero, p. 38). Otro ejemplo, las habituales banalidades y simplezas superficiales de Noam Chomsky
(p. 709), ¡ojala el autor hubiera tenido un mínimo de “seny” (sensatez,
en el idioma de Josep Termes) para pregonar la mitad de las simplezas
de Chomsky!

¿Vale la pena leer esta obra?

Tiene la cualidad de sus
defectos: muchas citas, muchísima información variada sobre toda la
historia del movimiento anarquista (dividida por episodios). Y se nota a
veces una propensión a cuidar el evento o a la persona, como Salvador
Seguí, Federica Montseny, Buenaventura Durruti, el bajón de CNT en la
Transición, etc. Hay múltiples juicios crispantes y contradictorios,
pero indirectamente fuerzan al lector a pensar, a recapacitar por sí
mismo.

Frank Mintz, 04.01.12. – http://www.fondation-besnard.org/article.php3?id_article=1436


Fuente: Frank Mintz