En Turquía, la negociación colectiva para 5,5 millones de funcionarios y pensionistas ha terminado con un acuerdo que ratifica una significativa bajada de la capacidad adquisitiva. Las subidas acordadas están muy por debajo de las reivindicaciones de los sindicatos (no solo las de KESK) y son irrisorias en comparación con el 45% de inflación que sufre el país. Además, no se han tomado medidas para luchar contra la precariedad y garantizar la continuidad de los trabajadores laborales. Lo mismo ocurre con todas las demandas relativas a las mujeres trabajadoras.
La confederación KESK ha convocado una huelga general de un día para el 27 de agosto. Las organizaciones miembros de la Red Sindical International de Solidaridad y de Luchas apoyan esta huelga y le dan difusión.