Artículo de opinión de Rubén Oneca Erro, afiliado a CGT/LKN-Nafarroa y trabajador de Osasunbidea.
Flaco favor al sistema público de salud ha realizado la Consejera del Gobierno de Navarra, Santos Indurain, cuando asegura que “las derivaciones a la red privada son más baratas que atender a estos pacientes en la pública”. Un informe de la Cámara de Comptos contradice esta afirmación, poniendo encima de la mesa datos numéricos donde queda demostrado que los precios que se abonan en estos conciertos son del doble y hasta del triple, salvo en el caso de la hemodiálisis, en que es similar.
Flaco favor al sistema público de salud ha realizado la Consejera del Gobierno de Navarra, Santos Indurain, cuando asegura que “las derivaciones a la red privada son más baratas que atender a estos pacientes en la pública”. Un informe de la Cámara de Comptos contradice esta afirmación, poniendo encima de la mesa datos numéricos donde queda demostrado que los precios que se abonan en estos conciertos son del doble y hasta del triple, salvo en el caso de la hemodiálisis, en que es similar.
Durante todos estos años desde los presupuestos de Navarra se han habilitado una media de 63 millones de euros para conciertos y derivaciones a lo privado. Este montante podría justificarse siempre y cuando la sanidad pública no tuviera capacidad para asumir este tipo de atención o no dispusiera de infraestructura suficiente. Pero éste no es el caso. Hay capacidad real para asumirlo. ¿Falta voluntad?
La concertación de servicios sanitarios puede estar justificada en determinados momentos críticos pero eso no significa que lo puntual se acabe convirtiendo en lo habitual. En nuestra Comunidad, vemos habitual la existencia de convenios con entidades y empresas privadas que hacen de la salud un negocio , lo mismo que ocurre en el ámbito de las residencias de personas mayores donde se impone el criterio mercantil por encima del socio-sanitario. Asimismo, observamos con preocupación el crecimiento exponencial que están teniendo los seguros privados en una zona donde apenas tenían incidencia. El miedo y la inseguridad provocadas por la pandemia han sido un excelente caldo de cultivo para estas empresas. Y por este motivo, es ahora cuando hay que apuntalar y reforzar la credibilidad del sistema público de salud: porque es más justo, universal e igualitario.
Para ello, este sistema público nuestro debe alcanzar unos niveles europeos de inversión cercanos al 10 % del PIB, pero sin olvidar que más gasto no siempre significa más calidad, porque si se invierte de forma adecuada y con buena capacidad de resolución clínica, un sistema será más eficiente. Porque la buena salud de una población, además de los recursos públicos que se invierten en ella, se mide por factores ambientales, genéticos, de actividad física, esperanza de vida, mortalidad evitable, condiciones laborales… Y en la prevención y sensibilización de lo anterior intervienen los equipos de Atención Primaria de Osasunbidea, no las empresas privadas. La Atención Primaria supone un 22% del sistema público de salud y hoy en día, más que nunca, sigue demandando más recursos económicos y más personas para llevarlos a buen fin.
Recursos bien invertidos. Esa es la clave. En la vuelta a la normalidad sanitaria, habrá que trabajar para que las derivaciones se hagan a los propios centros públicos, por el fin de las peonadas, estabilizar las plantillas reduciendo el 51% de eventualidad que impera hoy (frente al 12% de las empresas privadas), racionalizar el gasto farmacéutico, emitir mensajes de confianza desde la propia institución (empezando por sus máximos representantes)…; en definitiva, dar un vuelco a un sistema que prioriza intereses económicos, políticos e incluso, en muchos casos, de los mismos profesionales sanitarios que no creen en lo público. Ese es el objetivo. Dejar de justificar y dejar de creer que lo privado es imprescindible en el caso de los conciertos. Nos lo han hecho creer.
Fuente: Rubén Oneca Erro