La Editorial Fenumion colaborando con Aula Libre de la Federación de Enseñanza de CGT ha editado tres libros sobre la Educación Libertaria.
El de Domela NIEUWENHUIS, que se editó por vez primera en la Barcelona de 1904, por el establecimiento Tipográfico de la Vda. De José Miguel Junqueras, 7.- Gracia, en la colección Biblioteca de El Productor, como conferencia pronunciada un 5 de noviembre de 1899 en la sala Arrás de París.
El de Domela NIEUWENHUIS, que se editó por vez primera en la Barcelona de 1904, por el establecimiento Tipográfico de la Vda. De José Miguel Junqueras, 7.- Gracia, en la colección Biblioteca de El Productor, como conferencia pronunciada un 5 de noviembre de 1899 en la sala Arrás de París.
En 1975 vuelve a editarse junto a otro texto de Soledad Gustavo, titulado Sindicalismo y La Anarquía. Política y Sociología. Ediciones C.N.T. – Toulouse. Ambas obras se encuentran en el Instituto Internacional de Historia Social, en Amsterdan (Internationaal Instituut voor Sociale Geschiedenis).
El de Pauline McCormak, una complilacion de experiencias libertarias en educación y una colección de textos de Ricardo Mella sobre la Educación.
La obra de Ricardo Mella relacionada con la Educación se encuentra recogida en varios textos que han sido recopilados en distintas ocasiones. En los fondos de la Biblioteca Nacional se encuentran las siguientes publicaciones: Cuestiones de enseñanza / Ricardo Mella (Raúl), publicado en Barcelona por Tierra y Libertad, 1936; y Cuestiones de enseñanza:(estudios pedagógicos) /Ricardo Mella, publicado igualmente en Barcelona por la Editorial Lux, en 1905, formando parte, con el número 11 de la serie de Cuadernillos Athenea.
También en este fondo es posible encontrar otras dos obras de este autor, relacionadas con la educación: Cuestiones de Enseñanza (texto integro), depósito legal M 4266-1979 e ISBN 84-317-0500-0, con introducción de Carmen Sobrino, publicado en Bilbao por la Editorial Zero, D.L. 1979, en su colección Lee y Discute; y el texto titulado Cuestiones de enseñanza libertaria; La ley del número con-tra el parlamento burgués, publicado en Madrid por el Movi-miento Cultural Cristiano, D.L.1998
Es posible hacer referencia a dos obras recopilatorias: Una de ellas con 179 páginas, en formato digital de Felipe Alaiz, fechada en París, en Febrero de 1953. Ediciones “Cenit”, 1955 (Tolousse, 1954). Digitalización: KCL. Pudiendo accederse a su contenido por internet[1]. En ella se recogen una variedad de textos. Los específicamente dedicados a la enseñanza aparecen en una sección titulada Pedagogía y comprende desde la página 125 hasta el final. También otros dos recopiladores: Chantal López y Omar Cortés, posiblemente en fecha posterior, a 1998, han publicado en internet, con el genérico título de Divagaciones sobre la enseñanza, los escritos que fueron apareciendo en distintas revistas: El libertario, de Gijón, Acción Libertaria, editada tanto en Gijón como en Madrid y la Revista Blanca, de Madrid
El presente libro, titulado Textos de Ricardo Mella sobre la Enseñanza, recoge el contenido de las “Divagaciones sobre Enseñanza”, relacionando los artículos allí recogidos, con los textos publicados en 1905 y 1936, titulados ambos “Cuestiones de Enseñanza”, añadiendo algunas notas al pie de página.
La figura de Ricardo Mella es conocida y valorada socialmente muestras de ello dar nombre a un Instituto de Educación Secundaria de Vigo o como el Boletín del Instituto de Estudios Vigueses, Año IV-número 4-1998, recoge aspectos biográficos.
La publicación más cercana en el tiempo se titula Ricardo Mella y Francisco Ferrer i Guardia, realizada por Frank Mintz el 10 de mayo de 2009 dentro del centenario de la muerte de Ferrer[2].
Esta Editorial en su colección Pensamiento edita estos textos relacionados con el Anarquísmo y la Educación, en ellos Rafael Fenoy y Josefina Núñez, responsables de las ediciones, realizan la siguiente Introducción:
Introducción. Educación y Anarquismo
El texto que contiene esta publicación toca dos conceptos que, desde una amplia perspectiva, avalada por la acción educativa y el pensamiento de una buena parte del magisterio, se subsumen de forma que el primero contiene necesariamente una parte del segundo. No obstante, como todos los grandes conceptos, ambos disfrutan de una amplia polisemia, de manera que de Educación es posible predicar incluso aspectos antagónicos y otro tanto, incluso con mayor énfasis, de la Anarquía, aunque a ésta es posible oponerle el Autoritarismo sin ninguna salvedad.
¿Es posible una Educación Autoritaria? Aquellos que contesten sí, bien de plano o con algunos matices, evidencian una concepción de la Educación, más cercana al adiestramiento o al adoctrinamiento. Aquellos que contesten negativamente sostendrán que la Educación nunca puede generar coacción exterior, de suerte que la construcción de la personalidad de cada ser humano debe ser, y sólo es posible, desde dentro, desde el sí mismo que asume los aprendizajes por convencimiento, nunca por coacción o imposición. El proceso de autoconstrucción que debe siempre experimentar, ni sufrir y menos padecer, cada persona desde la más tierna infancia hasta la muerte, está sujeto a una multiplicidad de influencias externas. Todas ellas van aportando, a quien va educándose (educare) elementos que reelaborará e integrará para ir configurando su personalidad, proyectando (educere) lo mejor de sí mismo.
Las visiones antropológicas, que se sostienen sobre el ser humano y su necesaria vida en sociedad, son diversas. Estas visiones influyen notablemente en la concreción de todo fenómeno educativo. La Educación aporta, por un lado, el patrimonio que la sociedad ha ido acumulando a lo largo del tiempo. La forma de acomodarse al medio en el que es preciso vivir, las relaciones con los seres vivos del entorno, incluidos los humanos, la situación de los conocimientos científicos, éticos, filosóficos… en definitiva la cultura. Por otro lado, la Educación ayuda a extraer, a desarrollar las potencialidades que cada persona contiene, actualizándolas, para que, siendo ella mis-ma, asuma sus responsabilidades y derechos sociales. Este hacer emerger lo mejor de cada cual, haciendo posible el despliegue de la personalidad como individuo y al mismo tiempo ayudándolo a sumergirse en el contexto social donde se vive, es el reto de toda Educación.
Como las sociedades son de por sí diversas en un momento dado y, además, cada una de ellas evoluciona en el tiempo, la Educación se ajusta tanto a la diversidad como a la evolución. Por ello cada sociedad tiene una determinada concepción de la Educación y al mismo tiempo en esa misma sociedad el concepto de Educación se modifica con el paso del tiempo.
Los pensadores anarquistas que han reflexionado sobre la Educación, han ido manifestando distintas reservas conforme analizaban la acción educativa que en su tiempo se desarro-llaba. Todos parten, sin embargo, de un sustrato común que los identifica como libertarios, al colocar el libre desarrollo de la personalidad como pilar fundamental de la obra educativa. Y es que volviendo al principio de esta reflexión no podrían desarrollarse los actos educativos si estos no respetasen profundamente el libre desarrollo de la personalidad de aquella persona que se educa. La crítica radical al adoctrina-miento del signo que fuese es la manifestación del saludable pensamiento libertario que inspira sus reflexiones.
Una vez afirmado el principio conviene desglosar un aspecto esencial sobre el papel que las instituciones educativas (o des-educativas, según se mire en cada caso) cumplen en la sociedad. Que las escuelas, llamaremos así a todo estable-cimiento educativo, han sido, son y serán utilizadas, por quienes pretenden de manera premeditada, planificada y programada, como espacios de adoctrinamiento de las mentes infantiles y juveniles, para conformarlas en la aceptación de un status, de una manera de vivir determinada, de unas ideas, de un credo… es un hecho incuestionable.
Que las escuelas puedan jugar un papel diferente, es un aspecto ampliamente debatido en multitud de tratados pedagógicos. De las distintas conclusiones obtenidas se han ido adoptando posiciones confrontadas. Desde quienes abogan por la “Des-escolarización obligatoria” o la “muerte de la Es-cuela”; pasando por aquellos que persiguen hacer una escuela alternativa, diferente a la “oficial”, que al situarse al margen de los modelos clásicos, se convierte en otra insti-tución bien distinta; hasta aquellas experiencias que pretenden desde la escuela “oficial”, desarrollar un modelo liberador, cooperativo, autogestionario…
Un discurso sobre la Educación proyectado desde la infinidad de mundos futuros posibles es inoperante desde la perspectiva transformadora. La utopía debe orientar el presen-te porque, de otro modo, se convierte en quimera. Y en el presente la Escuela ocupa una posición específica en el estado de desarrollo actual del modo de producción Capitalista imperante. Una de sus consecuencias principales es precisa-mente la concentración de poblaciones en entornos urbanos. Los roles que asume, o se le ordenan desde los poderes facticos, a la institución escolar son muy diferentes en sociedades “rurales” o “urbanas”. El papel ideológico por exce-lencia, que en épocas anteriores ejercía casi hegemónicamente la escuela, ha pasado, en las sociedades urbanitas y consu-midoras, a ser desempeñado por los medios de comunicación, las redes sociales y la industria de la publicidad y el entre-tenimiento. Películas, video juegos, programas de TV,… repiten machaconamente modelos de comportamientos, actitudes, valores… de manera eficiente. La Escuela también sigue ejerciendo una enorme influencia ideológica, no sólo en la presentación de los contenidos, sino, y fundamentalmente, en los métodos organizativos que utiliza. La misma estructura escolar, fuertemente jerarquizada, es ya el primer gran “mensaje” que reciben las tiernas e indefensas mentes infantiles.
Aquellas personas que se dedican a pretender educar a otras desde la institución escolar al uso, hacen bien en cuestionarse todos los aspectos de las prácticas que se desarrollan entre pasillos, aulas y patios. La imposición se utiliza con frecuencia en aras de la “eficacia”, del ahorro de tiempo, de la mejora del aprendizaje de los programas, cuando el mero hecho de recurrir a imponer da al traste con la obra educativa. Las normas de convivencia, que posiblemente en un momento fueron consensuadas en el mejor de los casos con las personas implicadas, se afianzan creando verdaderos decálogos que las nuevas generaciones de personas que inevitablemente llegan cada año, no tienen oportunidad de analizar, debatir, acordar, y si la obligación de asumir, sin discusión posible. Los horarios fijados, predeterminados, a toque de campana, gravan a fuego en el ánimo infantil y juvenil la esencia de comportamientos masivos e impersonales. Llegando a considerar como natural que se les trate como “masa”, no como personas individualmente distintas, que deben ser tratadas de manera específica y particular. La organización escolar al uso está concebida para guardar, custodiar, proteger del exterior a un número muy considerable de menores, atendidos por el menor número posible de mayores. De esta forma la estructura escolar es heredera de las organizaciones cuartelarías, donde se concentraba a la tropa.
Casi nada de lo que ocurre en las escuelas suena a extraño para quienes se formaron en ellas desde la infancia. Ni las familias, ni el profesorado, perciben aspectos esenciales de la organización escolar que lejos de apuntar hacia una Educación real, la limitan hasta convertirla en adiestramiento y adoctrinamiento. Es frecuente encontrarse a personas que, adoctrinadas en su más tierna infancia, entienden como positivo que se adoctrine igualmente a niñas y niños. Y hay una gran diferencia entre conocer algo, y asumirlo como la “verdad”, la única verdad. Por otro lado no es posible aprender a respetar a otras personas, si aquella que debe hacerlo no es respetada y de esta forma asume que es adecuado relacio-narse sin respetar las ideas de las otras, ya que las suyas propias son materialmente ninguneadas o ridiculizadas.
Quienes, desde una comprensión libertaria de los hechos educativos, asumen el reto de construir, desde las Escuelas reales, alternativas educativas cooperativas o autogestionarias, parten de una gran dificultad, ya que las políticas “educativas”, desarrolladas por el poder político, pretenden garantizar la guardar, custodia y protección, del exterior, de toda la pobla-ción a escolarizar desde cero años en adelante, con las meno-res “inversiones” posibles. Y siempre desde una perspectiva coherente con el modelo político autoritario, para que la Escuela reproduzca la ideología dominante en cada momento histórico.
Este libro pretende dar una oportunidad a la reflexión crítica, no sólo de sus contenidos, sino, y lo más importante, de la realidad educativa que quien lo lee vive diariamente.
Rafael Fenoy Rico y Josefina Núñez Montoya
[1] Ferdinand Jacobus Domela Nieuwenhuis, nace en 1846 en Ámsterdam y falleció en 1919 en Hilversum, Holanda.
Fuente: Rafael Fenoy Rico