Veintidós años
de intenso debate y negociaciones llegan esta
semana a su punto culminante en Nueva York cuando
la Asamblea General de Naciones Unidas vote si
aprueba la Declaración Universal de Derechos de
los Pueblos Indígenas.
Canadá, Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda
y la Federación Rusa, todos países con un
importante número de población indígena, se han
opuesto enérgicamente a la aprobación. Su
comportamiento ha provocado indignación entre
todos los pueblos indígenas del mundo.
Los países que se oponen a la aprobación de la
Declaración son conocidos por su pobre
tratamiento a los pueblos indígenas. En el pasado
Australia, Nueva Zelanda y los Estados Unidos han
sido objeto de la categoría de «procedimientos de
alerta temprana y acción urgente» del Comité para
la Eliminación de la Discriminación Racial, CERD
por sus siglas en inglés.
Canadá ha sido particularmente criticada ya que
en el pasado apoyó la Declaración. Los partidos
de la oposición canadiense se han unido en contra
de la posición tomada en este asunto por el
Primer Ministro Stephen Harper.
Además, un amplio bloque de países africanos ha
insistido en introducir una serie de cambios en
el texto de la Declaración, los cuales, sin
embargo, todavía tienen el apoyo de la mayoría de
las organizaciones indígenas.
«La Declaración ha sido debatida durante cerca de
un cuarto de siglo. Años en los que hemos visto
cómo muchos pueblos indígenas, como los akuntsu y
los kanoê en Brasil, han sido diezmados y otros,
como los innu en Canadá, llevados al abismo. Los
gobiernos que se oponen a la Declaración están
luchando de una forma vergonzosa contra los
derechos humanos de los pueblos más vulnerables.
Las reivindicaciones de apoyo a los derechos
humanos que puedan realizar en otras áreas se
verán como hipócritas», declaran desde Survival
Fuente: Survival