Artículo de opinión de Octavio Alberola
Como lo pronosticaban las encuestas y se podía esperar, a partir de la composición del cuerpo electoral catalán, la “victoria” independentista no es la victoria del nacionalismo de izquierda sino una clara victoria del nacionalismo conservador.
Como lo pronosticaban las encuestas y se podía esperar, a partir de la composición del cuerpo electoral catalán, la “victoria” independentista no es la victoria del nacionalismo de izquierda sino una clara victoria del nacionalismo conservador.
Finalizado el recuento de votos e independientemente de las lecturas que cada partido hace de los resultados, la realidad de los números es una aplastante victoria de los partidos nacionalistas neoliberales. La suma de los escaños obtenidos por estos partidos (Junts pel SI, Cs, PSC y PP) da 114 escaños y sólo 21 para los partidos más o menos anticapitalistas (CSQEP y CUP). O sea una mayoría abrumadora por la continuidad del sistema capitalista y las políticas neoliberales en curso.
Claro que la CUT puede consolarse por haber pasado de 3 diputados a 10 y pensar que tal resultado le permitirá, además de ser “la llave del Proceso de Independencia”, también hacer más audible su “discurso antisistema” en el Parlamento catalán… Aunque, a la hora de la verdad, cuando sea cuestión de aprobar o rechazar medidas antisociales, su voto no contará, será puramente testimonial.
Estas elecciones han probado -una vez más- que, por el camino electoral, el cambio de sistema es mucho más que utópico, una ilusión como la que se hacen la mayoría de los niños con los Reyes Magos.
Este resultado ha corroborado lo que veníamos alertando los que, desde posiciones anticapitalistas coherentes, defendíamos la abstención activa: que la utilización de la indignación de los ciudadanos, para movilizarlos y llevarlos a llenar urnas, los desactiva y contribuye a consolidar el sistema. No sólo porque se les desmoviliza de manifestarla en la calle al incitarlos a la espera sino también porque se tiene que esperar.. para saber si la participación institucional de los elegidos para representarles (sean o no simples oportunistas) ha servido para algo…
Ante los repetidos fracasos de cambiar el sistema desde el interior de las instituciones, sería pues lógico esperar que todos aquellos que han creído posible provocar un tal cambio reflexionen sobre lo que indican los números del cómputo electoral final en Cataluña y lo tengan en cuenta para las elecciones generales de finales de año. Pues es obvio que en el ámbito nacional, aunque lo que dan las encuestas pueda ser diferente -unos puntos más o menos- a lo que serán los resultados electorales finales, estos resultados reflejarán la misma desproporción de escaños, entre los partidos nacionalistas neoliberales (PP, PSOE, UPD, Cs, CiU y PNV) y los más o menos anticapitalistas (IU y PODEMOS o las Plataformas populares que puedan constituirse en algunas autonomías), que la que ha dado el 27S.
O sea que la victoria de los partidos nacionalistas neoliberales, que no ponen en causa la hegemonía de la oligarquía financiera, será también aplastante en España sobre los partidos que pretenden defender los intereses de las clases populares.
Ante una tal evidencia, ¿cómo es posible que estos partidos sigan pretendiendo posible producir un cambio de sistema a través de su participación en la institucionalidad vigente? Pues, aunque sea un Frente político electoral de izquierdas para luchar “contra los recortes y la abolición de las leyes austericidas”, un tal Frente ni siquiera puede aspirar a representar un cuarto del electorado. O sea que su participación quedaría reducida a una lucha puramente testimonial e in fine su presencia en las instituciones sólo serviría para legitimar las políticas autericidas de los gobiernos conservadores, como ha sido hasta ahora.
Otra cosa muy distinta sería si ese Frente optara por agudizar las contradicciones del sistema y potenciar la lucha de clases en las calles y en los centros de trabajo; pues es allí donde son más visibles tales contradicciones y la relación de fuerzas puede ser más favorable para los que las padecen. Si en vez de dividirles con tantas propuestas e incitarles a la simple adehesion y espera se abren de más en más frentes de lucha contra el sistema y se potencian los que están ya abiertos para mantener viva la indignación y crear las condiciones de la rebelión.
Octavio Alberola
Fuente: Octavio Alberola