Estoy aquí porque no puedo estar más cerca de vosotros. Os doy las gracias por estar aquí. Gracias por vuestra determinación y vuestra generosidad de espíritu.
El miércoles por la noche, después de que se enviara una amenaza a esta embajada y la policía descendiera sobre el edificio, vinísteis en mitad de la noche para vigilar lo que sucedía, y trajísteis con vosotros a los ojos del mundo.
Dentro de la embajada, después de la oscuridad, pude escuchar un enjambre de equipos de la policía entrando en el edificio a través de la salida interna de incendios. Pero supe que habría testigos. Y eso es gracias a vosotros.
Si el Reino Unido no tiró por la borda aquella noche las Convenciones de Viena, fue porque el mundo estaba observando.
Y el mundo estaba observando porque vosotros estábais observando.
Dentro de la embajada, después de la oscuridad, pude escuchar un enjambre de equipos de la policía entrando en el edificio a través de la salida interna de incendios. Pero supe que habría testigos. Y eso es gracias a vosotros.
Si el Reino Unido no tiró por la borda aquella noche las Convenciones de Viena, fue porque el mundo estaba observando.
Y el mundo estaba observando porque vosotros estábais observando.
La próxima vez que alguien os diga que es inútil defender aquellos derechos que tenemos en mayor estima, recordadles vuestra vigilia en la oscuridad ante la Embajada de Ecuador y cómo, por la mañana, salió el Sol en un mundo distinto, y una nación de América Latina con coraje tomó posiciones en favor de la justicia. Y así pues, a esta gente valiente…
Agradezco al Presidente Correa por el coraje que ha mostrado al considerar y otorgarme asilo político.
Y también agradezco al gobierno, y al Ministro de Exteriores, Ricardo Patiño, quien ha defendido en su consideración de mi caso la Constitución ecuatoriana y la noción que ésta posee de los derechos universales.
También a las gentes del Ecuador por apoyar y defender esta Constitución.
Y tengo una deuda de gratitud hacia el personal de esta embajada, cuyas familias viven en Londres, y que me han mostrado hospitalidad y amabilidad a pesar de las amenazas que han recibido.
Este Viernes habrá una reunión de emergencia de los ministros de exteriores de América Latina en Washington DC, para tratar esta situación.
Así, estoy profundamente agradecido a las gentes y gobiernos de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, El Salvador, Honduras, México, Nicaragua, Brasil, Perú, Venezuela, y a todos los demás países de América Latina que han venido a defender el derecho de asilo.
A las gentes de los Estados Unidos, del Reino Unido, Suecia y Australia, que me han apoyado con fuerza, incluso cuando sus gobiernos no lo han hecho. Y a todas las cabezas más sabias en los gobiernos que todavía luchan por la justicia. Vuestro día llegará.
Al personal de Wikileaks, a la gente que lo apoya y a sus fuentes, cuyo coraje, dedicación y lealtad no han conocido igual.
A mi familia y a mis hijos a quienes se les ha negado estar cerca de su padre. Perdonadme. Nos reuniremos pronto.
Con Wikileaks bajo amenaza, también lo están la libertad de expresión y la salud de nuestras sociedades.
Debemos utilizar este momento para articular la elección ante la que se encuentra el gobierno de los Estados Unidos de América. ¿Regresará a los valores sobre los que fue fundada su nación y los reafirmará? ¿O se tambaleará hasta caer por el precipicio, arrastrándonos a todos a un mundo peligroso y opresivo, en el que los periodistas guardan silencio por miedo a ser perseguidos, y los ciudadanos deben susurrar en la oscuridad?
Digo que deben echarse atrás.
Le pido al Presidente Obama que haga lo correcto.
Estados Unidos debe renunciar a su caza de brujas contra Wikileaks.
Estados Unidos debe disolver su investigación a cargo del FBI.
Estados Unidos debe jurar que no perseguirá a nuestra gente ni a quienes nos apoyan.
Estados Unidos debe dar su palabra ante el mundo de que no perseguirá a periodistas por arrojar luz sobre los crímenes secretos de los poderosos.
No debe continuar la absurda retórica para perseguir a ningún medio de comunicación, ya sea Wikileaks o el New York Times.
La guerra de las administraciones de EEUU contra quienes filtran información debe acabar.
Thomas Drake, y William Binney, y John Kirakou y otros heroicos ‘chivatos’ en EEUU deben ser perdonados y compensados por las dificultades que han tenido que soportar como servidores públicos.
Y el Soldado de la Armada que permanece en una prisión militar en Fort Leavenwroth, Kansas, que determinó la ONU que había sufrido meses de detención y torturas en Quantico, Virginia, y que todavía -tras dos años de prisión- ni siquiera ha sido sometido a un juicio, debe ser liberado.
Y si Bradley Manning realmente hizo aquello de lo que se le acusa, es un héroe, es un ejemplo para todos nosotros, y uno de los más importantes prisioneros políticos del mundo.
Bradley Manning debe ser liberado.
El miércoles, Bradley Manning pasó su día 815 en prisión sin juicio. El máximo legal son 120 días.
El jueves, mi amigo Nabeel Rajab, fue sentenciado a 3 años por un tweet.
El viernes, un grupo musical ruso fue sentenciado a 2 años en la cárcel por una performance política.
Hay unidad en la opresión.
Debe haber absoluta unidad y determinación en la respuesta.
(Fuente original: http://www.telegraph.co.uk/news/worldnews/wikileaks/9485941/Julian-Assange-Ecuadorian-embassy-statement-in-full.html)
Extraido de: Pensando 15M
Fuente: Pensando 15M