B. Brecht decía en tiempos de violento desorden que, no “aceptáramos lo de siempre como cosa natural, pues en tiempos de violento desorden, de confusión organizada, de conocida arbitrariedad, de humanidad deshumanizada, nada tendría que parecer imposible de cambiar”. Se hace casi imposible racionalizar, es decir explicarse por qué los seres humanos, coexistimos con la realidad vergonzante que nos deshumaniza y nos paraliza hasta llegar a renunciar a la defensa de nuestros propios derechos.
Primer hecho, la “confusión organizada”: el gobierno del PP lanza la campaña (en verano) contra el fraude y la lanza contra las víctimas -los trabajadores y trabajadoras desempleados y desempleadas-, del fraude social, fiscal y político que se erige como el orden social y político de esta falsa democracia de grandes empresarios, partidos políticos y gerentes y ejecutivos.
Primer hecho, la “confusión organizada”: el gobierno del PP lanza la campaña (en verano) contra el fraude y la lanza contra las víctimas -los trabajadores y trabajadoras desempleados y desempleadas-, del fraude social, fiscal y político que se erige como el orden social y político de esta falsa democracia de grandes empresarios, partidos políticos y gerentes y ejecutivos.
La propia EPA del segundo trimestre 2013, nos da unas cifras de “juzgado de guardia”, es decir de Inspección de Trabajo, ante el fraude masivo empresarial: “de media semanal las personas asalariadas han realizado 3.189.900 horas extraordinarias no pagadas y, por lo tanto, no cotizadas y 2.441.400 pagadas aunque habría que ver si cotizadas o “horas negras”, o falsamente cotizadas, es decir a menores tipos que los que le corresponderían”.
Las horas no pagadas equivalen a 88.855 puestos de trabajo y las pagadas, a otros 68.006. En total se podría hablar de un fraude de 156.861 empleos y el PP y su ministra, de manera interesada, al más puro estilo fascista, pretende hacernos creer que son las 5.833 personas desempleadas que según la EPA, que realizaban trabajos en “negro” para complementar sus prestaciones de desempleo, la mayor parte de 420 €, son las responsables del “fraude”.
Resulta deleznable social, ética y políticamente, cuando las horas no retribuidas suponen un fraude a los trabajadores de más de mil millones de euros y a la seguridad social de unos 400 millones. Las otras retribuidas pero previsiblemente no cotizadas o infra-cotizadas, supondría un fraude algo superior a los 300 millones.
Y este fraude de más de mil setecientos millones, sumado al fraude sistemático que todo el empresariado realiza a diario en las contrataciones (realizar contratos temporales a mansalva, cuando son para actividades permanentes y habituales de las empresas), suma miles y miles de millones, en cotizaciones y en salarios.
En el último semestre, según la EPA, el 44% de los contratos indefinidos y el 34% de los temporales son a tiempo parcial. El peso de la contratación a tiempo parcial ha aumentado un 18% en dos años. Para evitar su inspección y, de esta manera permanentizar el fraude empresarial, el gobierno ha posibilitado que se puedan hacer horas extras. Ahora, si un inspector de trabajo encuentra a un trabajador fuera del horario establecido en su contrato, el empresario puede decir que está haciendo horas extras.
Segundo hecho, “conocida arbitrariedad”: La Reforma Laboral del PP (y falta evaluar la reforma de la reforma que han decretado en agosto) ha provocado una devaluación de salarios –no de rentas, porque los beneficios empresariales no quedan afectados1–, como principal mecanismo de desendeudamiento de las empresas (ténganse en cuenta que más de dos tercios de la deuda, es privada y se encuentra fundamentalmente en las grandes empresas) y en consecuencia de la economía.
La crisis ha sido la excusa para la estafa, imponiendo una contrarreforma en el modelo de relaciones laborales que otorga todo el poder a las empresas y deteriora la capacidad de la negociación colectiva, del contrapoder sindical.
Si se atiende a la evolución del salario medio por hora se pasó de un incremento del 4,8% en 2008 al 0,7% del 2010. Si atendemos a la Muestra Continúa de Vidas Laborales (muestra entre trabajadores más estables y mejores salarios) la caída es más espectacular en el sector privado donde se pasa del 5,8% de incremento del 2008 al 0,3% en el 2009. La Encuesta Anual de Coste Laboral año 2012, dice que el coste total por trabajador/a, en términos brutos, es un 0,8% menos que el año anterior. Desde 2010, los costes laborales en términos reales, un vez descontada la inflación, han caído un 6,3%.
Todos estos datos son corroborados por las memorias de la Agencia Tributaria hasta el 2011 (fecha última de publicación de datos oficiales) y nos encontramos con un objetivo conseguido por estos poderosos (políticos, empresarios y organismos internacionales): una devaluación interna vía salarios que sirve como mecanismo de devaluación interna de la economía y de desendeudamiento de las empresas.
Y lo han conseguido: Durante el período de crisis-estafa (2008-2013), los salarios han perdido peso en la distribución de la renta, han pasado de significar el 54% del PIB en 2008 al 49% a comienzos del 2013. Esta pérdida salarial no ha ido ni a mantener empleo2, ni a reinversión productiva, sino a beneficios con los que se ha reducido el endeudamiento de las empresas, por un importe que supera los 60.000 millones de euros. Asalariados y asalariadas, somos quienes, de manera impuesta unilateralmente y a golpe de “ley”, hemos realizado el saneamiento económico por partida doble: “Haciendo de banco para las empresas privadas con una parte de nuestros salarios y pagando el rescate bancario con nuestros impuestos”.
Tercer hecho, “humanidad deshumanizada”: Cientos de miles de personas han sido desahuciadas de sus casas desde el 2008, por banqueros (banca privada) y gestores bancarios (cajas nacionalizadas). Miles de personas (fundamentalmente ahorradores privados pertenecientes a pequeños empresarios, autónomos y jubilados) han sido atrapados en la “estafa de las preferentes”. El Sistema Financiero ha recibido de todos los ciudadanos y ciudadanas, bien directamente vía rescate de Bruselas (hasta 45.000 millones de euros), bien a través de avales y otros mecanismos por parte del Estado, la friolera de más de 300.000 millones de euros.
Solamente a las Cajas “nacionalizadas” –algunas de ellas vendidas a la Banca Privada como BBVA, La Caixa, Banco Sabadell, etc.-, se les ha inyectado 52.000 millones de euros, de los cuales más de dos tercios, es decir 36.000 millones de euros, declaran sin ningún rubor que “ya se han perdido”.
Los grandes grupos empresariales, durante todos los años de la crisis-estafa, es decir desde el 2008, han “defraudado legalmente” miles y miles de millones de euros, al tributar sobre un tipo efectivo sobre sus beneficios del 5,3% (2008), 6,4% (2009), 5% (2010) y 3,5% (2011).
Ante esta muestra de hechos, se hace casi imposible racionalizar, es decir, explicarse el por qué los seres humanos, coexistimos con la realidad vergonzante que nos deshumaniza y nos paraliza hasta llegar a renunciar a la defensa de nuestros propios derechos.
DMC
Fuente: Desiderio Martín