’Ocurrió algo más que un trágico error cuando Luis Cobo Mier, Juan Mañas Morales y Luis Montero García fueron obligados a interpretar los papeles de los etarras Mazusta, Bereciartúa y Goyonechea Fradúa hasta morir mil kilómetros al sur’. La cita es del libro ’El caso Almería. Mil kilómetros al Sur’ del periodista Antonio Ramos Espejo, publicado en 1982, un año después de que ocurrieran los hechos de los que hoy, precisamente hoy, día 10 de mayo, se cumplen 25 años.
El ’Caso Almería’ cumple 25 años ’con 8 guardias sin ser juzgados’
’Ocurrió algo más que un trágico error cuando Luis Cobo Mier, Juan Mañas Morales y Luis Montero García fueron obligados a interpretar los papeles de los etarras Mazusta, Bereciartúa y Goyonechea Fradúa hasta morir mil kilómetros al sur’. La cita es del libro ’El caso Almería. Mil kilómetros al Sur’ del periodista Antonio Ramos Espejo, publicado en 1982, un año después de que ocurrieran los hechos de los que hoy, precisamente hoy, día 10 de mayo, se cumplen 25 años.
Dos décadas y media después el municipio de Pechina ha cambiado, aunque los padres del almeriense Juan Mañas Morales, José (75 años) y María (70 años), madruguen cada mañana para atender la parcela que tienen camino de Rioja : ’De allí sacamos el aceite para el año’. Viven solos en casa, rodeados de los recuerdos mejores, buenos, malos, horribles, entre fotografías… de vivos : sus otros cuatro hijos, sus nueras, su yerno y sus ocho nietos. No obstante el recuerdo de Juan está cerca, guardado en la caja de guardar sus cosas que María Morales siempre tiene a mano ; también en el ambiente y en las palabras de unos padres que siguen sin entender lo que sucedió y que 25 años después siguen sin comprender la pérdida de un hijo a manos de quienes tenían en su mano nada más y nada menos que garantizar la vida de los ciudadanos. María irrumpe en llanto ’Aquel hombre -refiriéndose al teniente coronel Carlos Castillo Quero – lo único que quería era que le reluciera en el pecho la medalla que le iban a dar’.
Fue algo más que un trágico error. Al fallo inicial de la identificación, que sorprendentemente no se corrigió, siguió lo que la familia considera el ensañamiento de un loco. ’No entendemos -indica José Mañas- como un alcohólico podía estar al frente de la Comandancia de la Guardia Civil’. El resultado : tres víctimas inocentes, un informe manipulado y enmarañado, el silencio de un buen número de testigos basado todo en un falso e indecente honor del cuerpo y, a la postre, el desprestigio para unos guardias que terminaron siendo condenados por homicidio y la consiguiente salpicadura para un cuerpo que no supo, por lo que fuera, estar a la altura, como posteriormente refirieron varios responsables de los Cuerpos y Fuerzas de la Seguridad del Estado.
La historia
El mes de mayo de 1981 tres jóvenes trabajadores deciden emprender un viaje en coche desde Santander hasta Almería para asistir a la Primera Comunión de Francisco Javier, el hermano pequeño de uno ellos, el almeriense, natural de Pechina, Juan Mañas. Con la decisión tomada, Juan Mañas Morales, Luis Montero y Luis Cobo inician el que sería su último viaje a bordo de un Seat 127 propiedad de Luis Cobo. Ese mismo día ETA atenta en Madrid contra el teniente general Valenzuela, jefe del Cuarto Militar del Rey. Los tres jóvenes son confundidos con los etarras Mazusta, Bereciartúa y Gogor, buscados como presuntos responsables del atentado contra Valenzuela. Un fallo mecánico en el que coche con el que han salido de Santander les obliga a alquilar un Ford Fiesta con matrícula de Ciudad Real con el que llegan hasta Pechina donde Juan Mañas entra en contacto con su familia.
El sábado día 9 deciden realizar por la tarde una excursión a Roquetas de Mar. Allí la Guardia Civil los detiene a última hora de la tarde y desaparecen. Sus muertes se producen en las tres horas siguientes a la detención. El domingo día 10, un comunicado oficial anuncia la muerte de los tres terroristas buscados en un tiroteo con la Guardia Civil. Los cuerpos de Juan Mañas, Luis Cobo y Luis Montero son encontrados calcinados el día 10 de mayo en el interior del coche en la carretera de Gérgal. Según la versión oficial, los tres jóvenes, detenidos como presuntos terroristas, son conducidos a Madrid en coche y cuando intentan agredir al conductor, los guardias civiles disparan contra el vehículo en el que van esposados los jóvenes.
Condena
El 28 de julio de 1981, la Audiencia Provincial de Almería condena a los tres agentes por tortura y homicidio y se marca el pago de una indemnización de tres millones de pesetas a las familias de las tres víctimas. El cumplimiento de la condena estuvo salpicado de irregularidades, ya que hasta que los homicidas fueron separados de la Guardia Civil, cumplieron condena en centros militares, en lugar de en cárceles ordinarias. Los verdugos cobraron el retiro -varios millones- con fondos reservados del Ministerio del Interior.
Terra Actualidad – Vocento/VMT
ABC.EDICIÓN IMPRESA – Andalucía
La familia Mañas sigue pidiendo Justicia por el Caso Almería
Francisco Javier Mañas era el niño que hacía la primera comunión a la que acudieron desde Santander las tres víctimas del Caso Almería : su hermano, Juan Mañas y sus dos amigos Luis Montero y Luis Cobo, asesinados por agentes de la Guardia Civil hace 25 años
A.F.C./SEVILLA
El Caso Almería cumplió ayer 25 años. En todo este tiempo ningún gobierno, ni de izquierdas ni de derechas, ha reconocido a los tres jóvenes asesinados, Juan Mañas, Luis Montero y Luis Cobo el estatus de « víctimas del terrorismo », en este caso del terrorismo de Estado, que su familia reivindica. Francisco Javier Mañas, hermano de una de las víctimas, así lo asegura : « Sólo hay dos cosas que pueden consolar en algo a los familiares : que el Ministerio del Interior reconozca que fueron víctimas del terrorismo y que se sienten en el banquillo todos los implicados en estos asesinatos pues de los 11 guardias civiles que intervinieron sólo tres han sido juzgados y condenados »,
Francisco Javier Mañas, hermano de Juan, ahora ya un hombre hecho y derecho, era hace 25 años el niño que hacía la primera comunión y por tanto, protagonista indirecto de esta macabra historia, pues Juan, y sus amigos, perdieron la vida, de alguna manera, por venir desde Santander para estar con él ese día. Sin embargo no llegaron a asistir a la celebración y de hecho no hubo tal celebración, pues la familia pasó todo el día buscando desesperadamente a los tres muchachos, que el día anterior habían llegado a la localidad natal de los Mañas, la localidad almeriense de Pechina y luego se habían marchado a hacer unas compras para no volver nunca más.
Veinticinco años después, Francisco Javier tiene « muy mal recuerdo » del día de su primera comunión. « No hubo fiesta -dice- pero eso es lo de menos. Lo importante es que mi hermano no llegó y todos estábamos muy nerviosos ». De hecho, la jornada transcurrió sin que la familia supiera que ya estaban muertos. « No nos enteramos hasta un día y medio después cuando las noticias informaron de que se habían encontrado los tres cuerpos ».
Un anónimo revelador
Lo que realmente ocurrió lo supo la familia aún más tarde. « Los detalles los conocimos por una carta anónima que nos remitió un guardia civil que lo había presenciado pero que no quiso dar su nombre ». En esa carta, se detallan según Francisco Javier, las palizas y torturas a que fueron sometidos los jóvenes a los que habían confundido con unos etarras que supuestamente eran los asesinos del general Valenzuela.
El motivo de la confusión, según se supo luego, lo propició el hecho de que a mitad de camino entre Santander y Almería, se les estropeara el coche en el que viajaban y alquilaran otro y que allí en mitad de La Mancha alguien diera aviso a la Guardia Civil alertando del parecido de los jóvenes con los terroristas y de que se dirigían a Almería.
Los agentes los interceptaron en Roquetas y a partir de ahí sucedieron hechos no del todo aclarados que finalizaron con los tres jóvenes muertos y arrojados con su coche a un barranco donde les prendieron fuego para borrar las huellas de las torturas.
Según la familia Mañas, en esta operación intervinieron 11 agentes de la Guardia Civil, pero sólo tres han sido juzgados y condenados, y estos último tampoco cumplieron la condena completa pues redimieron parte de su pena por los cauces de buen comportamiento y demás que se aplican a los reclusos.
Pero no es esto lo que más les duele. Hay un detalle, que Francisco Javier Mañas asegura que se publicó en 1999 que sí les ha tocado todas las fibras. La noticia en cuestión decía que se habían destinado fondos reservados del Estado « a ayudar a estos agentes condenados y que ya estaban en libertad para compensarles de haber perdido sus trabajos ».
Este hecho, junto a que el Ministerio del Interior se haya negado reiteradamente a reconocer a los tres jóvenes como víctimas del terrorismo, es el que provoca mayor dolor en estas familias de Santander y Almería que, según relata Francisco Javier, siguen en contacto en un intento de lograr sus objetivos : que Interior acceda a reconocer que fueron víctimas del terrorismo de Estado y que todos los implicados en el terrible suceso sean ajusticiados.
Francisco Javier reconoce que nada de lo que se haga aliviará la pena de sus padres, « sobre todo mi madre ». Que nada les hará olvidar aquellos días. « Pero sería el único consuelo ».
Par : Cecilio
Fuente: Cecilio