Accidente laboral. En primera persona.
Su marido falleció en accidente laboral, electrocutado. En pleno duelo tuvo que meterse en juicios para reclamar su indemnización y demostrar que no falló él, sino la empresa.
Accidente laboral. En primera persona.

Su marido falleció en accidente laboral, electrocutado. En pleno duelo tuvo que meterse en juicios para reclamar su indemnización y demostrar que no falló él, sino la empresa.

Mi marido tenía 55 años. Se fue a trabajar una mañana y no volvió, se electrocutó en un transformador en Santa Fé. Estuvo dos meses en coma, murió y desde entonces hemos pasado un calvario de juicios, porque la empresa ha hecho lo posible para echarle la culpa del accidente y no pagar». Teresa Pinilla, viuda de un empleado que falleció en accidente laboral, es un ejemplo de los cientos de casos en que el cabeza de familia se deja la vida en su puesto laboral y la esposa y los hijos, con el dolor de la pérdida a cuestas, se ven en la tesitura de tener que reclamar las compensaciones que por ley son suyas.

Eso, si no tienen que lavar la imagen profesional del que ya no está, porque casi siempre surge la polémica de la responsabilidad : Si es la compañía de turno la que incumplió las reglas de seguridad o si fue el trabajador el que falló y pagó las durísimas consecuencias.

Teresa Pinilla forma parte de la Asociación de Víctimas de Accidentes y Enfermedades Laborales, fundada y presidida por Carmen Cavero y referente estatal en estos asuntos. Esta semana se recuerda de forma oficial a las 1.352 personas muertas en España mientras cumplían con las tareas de su trabajo y hoy, de seis a ocho de la tarde, la asociación se pone a disposición de las familias afectadas en su sede del Coso, 102 (Zaragoza).

Detrás de cada integrante de esta entidad hay una historia humana en la que se mezcla la tragedia del accidente y el penoso recorrido que viene después. «Mi marido era maestro industrial y llevaba 32 años trabajando, sabía perfectamente lo que hacía. Cuando sufrió la descarga eléctrica estaba midiendo unos cables de alta tensión con otro compañero. Había unas piezas que debían estar desconectadas, pero tenían corriente. Estaban sin señalizar y sin tapar».

Cuando se quedó viuda, al principio, desde la empresa «todo eran buenas palabras». Pero después, dijo, «querían echarle la culpa del accidente a él, para no pagar nada». Y empezó el segundo duelo, el de los tribunales. Teresa ha contado con «buenos abogados» y con informes de la Guardia Civil, de la Inspección de Trabajo. Lleva tres años y su caso está muy avanzado. Ha cobrado lo que le correspondía por la muerte en accidente de su marido, pero sabe que otras muchas viudas y otros huérfanos lo tienen peor : «La empresa siempre pretende un acuerdo y te quieren dar una miseria. Te destrozan la vida y te lo quieren pagar con cuatro perras».

Ha pasado el tiempo, pero aún siguen los pleitos. Las aseguradoras han abonado la indemnización fijada y la empresa, dice, está sancionada por el caso de su marido. «Ahora han recurrido el recargo de prestación, no se cuando terminaremos con esto». Para Teresa, lo peor es tener que afrontar toda esta pelea en los juzgados con el ánimo roto por la muerte de un ser querido. «Nos hacen pasar por un calvario. Hay que pagar abogados y tienes que ver cómo intentan pisotear la dignidad del que ha muerto y ya no se puede defender», apuntó.

Ha recibido ayuda de la asociación, como otras 300 familias que acudieron a esta entidad. El pasado 17 de abril, la presidenta, Carmen Cavero, y cinco afectados más expusieron sus reivindicaciones en Madrid a dos jueces y al secretario de Justicia, Julio Pérez Hernández. Esta semana volverá a hacerse público el recuento de los muertos en accidente laboral. Pero es un problema, recuerda Cavero, «que dura todo el año».


Fuente: elperiodicodearagon