Noche cerrada, son las cinco de la mañana, levantarse es tarea dificil sobre todo si tus huesos y tu mente te invitan a seguir arropados en el dulce muelle de tu saco. Salimos a la carretera,, por delante tenemos 52 kilómetros. Todo un desafio para nuestros cuerpos que empiezan a sufrir los rigores de la larga caminata.
Surge el sol en el horizonte iluminando la sierra de Guara. El paisaje cambia a cada etapa que culminamos, Ayer, era un secarral batido por el viento. Hoy caminamos entre sabinas y carrascales. El Pirineo se vislumbra ya en el horizonte.
Recorremos las tierras de Siétamo, Las Cellas y Barbastro. Unos buenos «tortos» de la tierra acompañarán al recio café. Treinta y cinco kilómetros, ¿solo treinta y cinco ?, aun nos queda una buena tirada hasta llegar a la noble tierra de la longaniza. Volvemos a la carreta.
Hoy es fiesta en la Comunidad y los coches nos rebasan dando pitidos y saludándonos con el puño en alto. Esto da moral para seguir.
Pasamos por un campo de calabazas y no podemos resistir la tentación. Una foto en brazos de algunos de nosotros como una promesa de que algunas cosas como la calabaza del cuento tienen que cambiar.
Fuente: CGT Aragón y La Rioja