La actual crisis económica no ha surgido de forma espontánea ni por la incapacidad del sistema capitalista para controlar sus propias contradicciones. La crisis ha sido generada y orquestada artificialmente por el propio capital, con la intención de disponer de la coartada perfecta con la que poder atacar frontalmente la totalidad de los derechos laborales y sociales de la clase trabajadora. Es lo que están haciendo.
El acuerdo tripartito (estados, capital y sectores moderados del movimiento obrero…) alcanzado tras la II Guerra mundial para articular los estados de “bienestar” como forma de apaciguar las ansias revolucionarias de la clase trabajadora de entonces, se ha acabado.
El acuerdo tripartito (estados, capital y sectores moderados del movimiento obrero…) alcanzado tras la II Guerra mundial para articular los estados de “bienestar” como forma de apaciguar las ansias revolucionarias de la clase trabajadora de entonces, se ha acabado. El capital ya no pone más la parte que le correspondía poner porque ya no tiene miedo ni al comunismo ni a una socialdemocracia políticamente fracasados, ni a las posibles revoluciones de un@s trabajador@s hoy ideológicamente derrotad@s en su inmensa mayoría y atrapados en las redes clientelares de unas burocracias sindicales domesticadas. Es más, el capital no solo no va a poner ni un céntimo más, sino que además pretende recuperar todos los que ha venido poniendo en los últimos 60 años por lo menos. Esta es la crisis.
El análisis del propio funcionamiento económico del capitalismo así nos lo demuestra. El capitalismo es un sistema que se basa en la producción masiva de mercancías que tienen que poder ser vendidas en su totalidad, y esto es algo que es imposible cuando sus propios gestores políticos y económicos persisten en desarrollar políticas que destruyen el empleo y reducen la capacidad adquisitiva de la mayoría de la población. Los grandes poderes de nuestro tiempo saben de sobra que sin poner en riesgo su propio orden capitalista podrían de forma rápida reactivar la producción y el consumo para superar la supuesta “crisis” mediante la aplicación de medidas Keynesianistas. Pero no lo hacen porque esta crisis no es real y por lo tanto no se sienten amenazados por ella. Al revés…, de esta crisis que han organizado están sacando sus buenas tajadas y en ello van a seguir hasta que l@s trabajador@s les paremos los pies.
Y para que podamos pararles los pies y empezar a poner cada cosa en su sitio, l@s trabajadr@s, conscientes de la situación que vivimos de atraco a todos los derechos conseguidos a través de décadas de durísimas luchas, tenemos que estar a la altura del papel histórico que en estos momentos debemos desempeñar, asumiendo que esta situación es tan solo un episodio más de la lucha de clases; una contienda que el capital jamás ha abandonado mientras que una buena parte de la clase trabajadora, acomodada, aburguesada, y a la vista está que engañada, dio por finalizada tiempo atrás, y ahora, como sorprendida, parece incapaz de reaccionar.
Así, lo estamos perdiendo todo sin que a los ladrones de siempre les cueste el menor esfuerzo quitárnoslo. No puede ser. L@s trabajador@s tenemos que hacernos respetar y solo podremos hacerlo unidos, como clase (y además lo más “globalizada” que podamos). Para ello es imprescindible que quienes gestionan la economía en contra de las personas sientan que no pueden controlar ni gobernar los procesos económicos en el campo de la producción, el comercio, el crédito y el consumo. Y para ello también, habría que alcanzar unos niveles de movilización muy superiores a los actuales, similares al menos a los acontecidos en la fase final de franquismo. Sólo así podremos oponernos eficazmente a los recortes laborales y sociales, repartir el trabajo y la riqueza, e incluso caminar en una dirección que nos vaya acercando al momento de superar un modelo tan fracasado como lo es también el capitalismo, que ya vamos tarde…
Evidentemente, la huelga del día 26 convocada en nuestro ámbito territorial es parte del amplio camino movilizador que tenemos que recorrer para alcanzar nuestros objetivos tod@s aquell@s que queremos cambiar el actual estado de las cosas, por eso desde CGT apostamos decididamente por ella, y por ello hacemos un llamamiento a que tod@s l@s trabajador@s la secunden participando de las movilizaciones convocadas, y que lo hagan exigiendo más a las organizaciones sindicales y sociales (pero eso sí, distinguiendo bien entre lo que es una organización sindical de clase, y lo que es un aparato burocrático al servicio, y a sueldo, de los intereses contrarios). Porque esto no se arregla con una huelga general cada seis meses, ni con mil acciones de protesta convocadas desde la desunión y la defensa de los chiringuito particulares.
Si el sistema que nos están imponiendo antidemocráticamente no nos gusta y nos perjudica gravemente, l@s trabajador@s debemos responder como un@ sol@, como clase, y hacer a través de nuestra lucha que este sistema sea ingobernable. En este momento no hay otro camino, y sabemos que nunca lo ha habido.
Carlos Couso Chamarro
CGT en Volkswagen Navarra, S.A.
Fuente: Carlos Couso Chamarro