Artículo de opinión de Rafael Cid

“El electorado se está desplazando, llega la trashumancia”

(El Roto)

Si el éxito de unos consiste en el fracaso de otros, entonces sí, Susana Díaz ha ganado las elecciones autonómicas en Andalucía. Pero si lo que queremos reflejar es un cómputo neto, independiente y objetivo, con referencia a un punto de partida, el veredicto es diferente. Y solo se puede calificar aquel de victoria desde la óptica errática de cuanto peor mejor. Veamos.

“El electorado se está desplazando, llega la trashumancia”

(El Roto)

Si el éxito de unos consiste en el fracaso de otros, entonces sí, Susana Díaz ha ganado las elecciones autonómicas en Andalucía. Pero si lo que queremos reflejar es un cómputo neto, independiente y objetivo, con referencia a un punto de partida, el veredicto es diferente. Y solo se puede calificar aquel de victoria desde la óptica errática de cuanto peor mejor. Veamos.

El PSOE-A ha logrado 47 escaños en los comicios del 22-M, los mismos que ya tenía y había sacado en los comicios de 2012, los peores resultados de todo a su historia en esa comunidad, o sea en los 33 años que lleva gobernando allí en régimen de monopolio (la última experiencia con IU es la excepción que confirma la regla).

Pero esos 47 diputados, constantes y sonantes, tienen un ligero lastre en cuanto a porcentaje de votos y número de votantes. El partido liderado por Susana Días se ha desangrado en 161.791 votos respecto a 2012 (de 1.570.833 a 1.409.042), lo que en términos relativos representa una bajada de 4,03% (del 39,46% al 35,43%).

Además ese veredicto a la baja se ha producido con más participación (más de cuatro puntos) y un mayor cuerpo electoral que en la cita anterior. Y si hacemos la extrapolación en términos de gobierno, la alianza formada por el PSOE-A e IU, que de alguna manera reflejaría el respaldo en las urnas recibido por esa Administración, la pérdida alcanza a 283.326 votos. ¿Victoria pírrica habemus?

Lógicamente estos datos engrandecen cuando se comparan con los de las otras formaciones en liza. A saber:

-El tremendo batacazo del Partido Popular, gracias a la ayuda suicida prestada por Rajoy y demás dirigentes del PP que bajaron a Andalucía a echar una mano a su candidato sin prever que con ello estaban evidenciando ante los electores que Moreno Bonilla era un pelele del gobierno de austericidio. El pasado 22-M en Andalucía se ha votado en clave nacional (contra el ejecutivo Madrid), de ahí el descalabro del PP. De igual forma que la victoria del PP sobre el PSOE-A en 2012 fue un voto de castigo por el recuerdo de las políticas antisociales del zapaterismo. Por cierto, una extrapolación de estos resultados sobre los de las generales de 2011, daría que el PP perdería la mayoría absoluta, algo altamente recomendable.

-El fin de fiesta de Podemos en su primera experiencia electoral endógena. Un asalto a los cielos que llevaba plomo en las desde el momento en que sus gurús decidieron que su competidor era el PP y no la Junta de los EREs. Táctica reiterada por activa y por pasiva por el “pablismo” en aquellas tierras al centrar las críticas en el gobierno machaca de Rajoy y de soslayo en Pedro Sánchez “el de Perdidos”, dejando a Susana Díaz como una inocente doncella (¿fruto del encuentro secreto con Zapatero y Bono?).

-El “holocausto” de Izquierda Unida, que pasa de ostentar la vicepresidencia en el gobierno de la Junta de Andalucía a la más absoluta indigencia, en lo que puede ser el principio de un vía crucis a nivel nacional de consecuencias devastadoras para la coalición rojiverde (¿la coalición existe o sólo el PCE?). Los Lara, Centella, Valderas y otras eminencias del núcleo duro de IU que apuntalaron el pacto con el PSOE-A de la corrupción a manos llenas nunca comprendieron que en política tampoco se pueden socializar las pérdidas y privatizar los beneficios sin que el pasado nos alcance.

Esa es, mutatis mutandis, la foto-finish del 22-M de Despeñaperros para abajo. Un retrato institucional que hay que complementar con la operación quirúrgica en marcha para taponar la protesta de todos aquellos que, con Marchas de la Dignidad o sin ellas, consideran que las urnas son pan para hoy y hambre para mañana si el pueblo está de cuerpo presente en los procesos de decisión o solo figura en representación. Que es a los que van los angustiados artífices del régimen del 78. Para eso están dado salida a los jueces que levantaron las alfombras de la corrupción sistémica (Castro, Alaya, Ruz, etc.) y se aprestan a sancionar “leyes mordaza” (Seguridad Ciudadana y Código Penal) que permitan la represión de la disidencia por imperativo legal.

Vivir es fácil con los ojos cerrados

Rafael Cid

 


Fuente: Rafael Cid