A finales de enero Telefónica anunció un "Simplificación de la Estructura Corporativa Global" para personal de su corporación (Telefónica S.A.) y de servicios transversales como Recursos Globales, Telefónica I+D, TIWS -negocio mayorista internacional-, la antigua Telefónica Digital y la dirección general Comercial Digital.

Unas 2000 personas menores de 55 años son el mercado objetivo de esta nueva extirpación de plantilla bajo el trillado argumento de «simplificar la estructura para mejorar la gestión». El programa de «bajas voluntarias», cuyo plazo para adherirse finaliza el 17 de febrero, ofrece hasta el 54% del sueldo bruto mensual durante 10 años al personal con 10 años en la compañía (50% durante 8 años si el cargo es directivo) y una indemnización de 60 días por año trabajado a quien no alcance esa antigüedad.

Unas 2000 personas menores de 55 años son el mercado objetivo de esta nueva extirpación de plantilla bajo el trillado argumento de «simplificar la estructura para mejorar la gestión». El programa de «bajas voluntarias», cuyo plazo para adherirse finaliza el 17 de febrero, ofrece hasta el 54% del sueldo bruto mensual durante 10 años al personal con 10 años en la compañía (50% durante 8 años si el cargo es directivo) y una indemnización de 60 días por año trabajado a quien no alcance esa antigüedad.

Telefónica da un paso más en su estrategia favorita para reducir costes. Desde los primeros años 90 -de forma concurrente con el vendaval liberalizador y de mercados en competencia, en que la compañía fue privatizada y dividida- la empresa pública generadora de empleo, en calidad y volumen en aumento, tornó en masiva destructora y precarizadora del mismo. Así, en oleadas sucesivas, en diferentes mercantiles y bajo distintos formatos, se han producido reducciones de plantilla continuas (1).

Aunque las mayores se han producido en las empresas de plantillas más numerosas (Telefónica de España contaba con 75000 empleos en 1992 y hoy no alcanza la tercera parte), no se ha salvado ninguna. Por ejemplo en Telefónica I+D ya hubo un ERE hace una decena de años, una segregación a Indra y Ericsson en 2010 y un reciente Plan de Extinción de Mutuo Acuerdo que sigue en vigor (de más de 1200 empleos en 2008 apenas queda la mitad), a pesar de que la I+D debe ser el futuro de la compañía y de las políticas de empleo en el país. De hecho aun se ofrece en su web «formar parte de Telefónica I+D y estar en contacto con un entorno innovador».

Simultáneamente al proceso de aniquilación de plantillas se ha venido produciendo otro de externalización de servicios, creando o aumentando los subsectores de las telecomunicaciones. Muchos de los trabajos y tareas de atención y venta en centros de llamadas (antes telemarketing) y de instalación y mantenimiento de redes, equipos y servicios, que siempre fueron actividad principal de las operadoras de telecomunicación, han sufrido un imparable proceso de outsorcing. Con el pretexto, una vez más, de la reducción de costes en aras de la competitividad y de la supuesta especialización de plantillas, las operadoras subcontratan estas materias al mejor postor –o el más barato-, que a su vez debe decaer los salarios y las condiciones de su personal, incluyendo la seguridad y la salud laboral, para optar al goloso contrato. Así nacen los call centers de trabajo semiesclavo y los falsos autónomos de jornadas interminables, es decir, la precarización absoluta (2).

La disminución de plantilla, máxime si es irregular geográfica o departamentalmente, conduce al cierre de centros y servicios que, entonces, no queda más remedio que externalizar. Este es el conocido método colaborativo entre la reducción de plantillas y la subcontratación para deteriorar el mercado laboral incluso en un sector tan estratégico, sustancioso y generador de riqueza como el de las telecomunicaciones. Ademas el tandem reducción-outsorcing deja a quienes aun permanecen en la empresa a disposición de RRHH «con el curriculum en la boca», lo que realimenta la opción de acogerse a un plan de reducción. Asi ha sucedido en T. I+D con cierre de actividades como Product Engineering, UX, SmartCities, Comunicaciones, Servicios Financieros, Smart Home… un sutil método de presión, junto a una política de despidos ‘a cuentagotas’, para provocar la necesidad de adherirse al programa de salida.

Todo esto en el sector económico boyante-plus y de mayor presente y futuro del estado, en una empresa con beneficios que retribuye como ninguna del IBEX a sus inversores y presidida por el mejor consejero delegado de España según Forbes. No es extraño que las compañías «de capital riesgo», «gestoras de activos», «fondos buitre» o como se las quiera llamar, en ese casino que llaman parqué, se hagan con el control de toda operadora cotizada. En los últimos meses, la americana Blackrock se ha convertido en el primer accionista de Telefónica y también lo es de Vodafone; en Orange, BT y AT&T es el segundo… 

En CGT seguiremos luchando contra estas políticas de destrucción y degeneración del mercado laboral, porque las trabajadoras y trabajadores necesitamos trabajar en unas condiciones dignas, que se cuente con todas, sin forzar abandonos anticipados. Ya hubo cierta alarma social cuando una multinacional como Telefónica despidió a costa, en parte, de las arcas públicas y, hoy, siguen destruyendo y precarizando en un país donde a partir de los 40 ya no encuentras empleo y donde la juventud no tiene más expectativa que el trabajo basura o la emigración laboral. ¿La falta de escrúpulos y la codicia son el fundamento de las decisiones económicas y empresariales?

(1) En Telefónica de España, la filial de telefonía fija, en 1998 y principios de 1999 más de 11.600 puestos en un ‘plan’ de prejubilaciones-desvinculaciones (no ERE), que heredaba y ampliaba otro de 1996.

Durante el convenio colectivo 99-00, periodo en el que se produjo la sustitución del presidente Villalonga por Alierta, se produjo la destrucción de más de 10.800 puestos de trabajo.
Entre el 2003 y 2007 se produjo la mayor destrucción de empleo durante la vigencia de un mismo convenio, unos 13.900.

Desde 2011 y hasta el 2013, la eliminación de otros 6.830 contratos. Como el estado cambió la legislación para que las empresas con beneficios pagaran el coste de desempleo de sus despidos, en adelante se aprovechará otra figura de destrucción-sin-destruir: el Plan de Suspensión Individual (PSI) donde no hay ‘paro’ que pagar puesto que, en rigor, no hay despido.

El actual PSI, de 2016 a 2018, que afecta a las empresas del Grupo en España con plantillas más numerosas (Telefónica de España, T. Móviles y T. Soluciones), estima descargar más de 7.000 puestos (a fecha de hoy ya se supera la mitad de esa cifra). La compensación: 68% del salario al mes para los empleados con una edad mínima de 53 años y una antigüedad de 15 años (sueldo idéntico al del ERE 2011-2013 y 2% inferior al del 2003-2007).

(2) Ahora se haya en trámite parlamentario (hasta el 17 de febrero en la Comisión de Empleo del Congreso) una Proposición de Ley de modificación del artículo 42.1 del Estatuto de los Trabajadores para garantizar la igualdad en las condiciones laborales de los trabajadores subcontratados. Su evolución se prevé de corto recorrido ya que ha de pasar por el senado, donde el Partido Popular, que ya ha expresado su total rechazo, tiene mayoría absoluta.


Fuente: CGT - Sindicato Federal de Telefónica