Suecia representó durante décadas el modelo de lo que un Estado de Bienestar debía ser y, en honor a la verdad, todavía mantiene una variante de aquel infinitamente más fuerte que lo que nunca cayó por estos lares. Sin embargo, los últimos años han aligerado la visión idílica que se tenia de aquel Estado. Inicialmente, y de manera más grave, porque la salvaguarda de un Estado de Bienestar fuerte ha sido explotada para elevar una legislación agresiva frente a la inmigración, amén de un discurso en no pocas ocasiones abiertamente xenófobo. Por otra parte, común a la tónica europea, los últimos años han hecho no poca mella en un proyecto que marcó el progreso material de la sociedad sueca.
La ajustada victoria electoral de la alianza de derechas en septiembre amenaza con implementar esa dinámica a marchas forzadas. Mientras, la socialdemocracia sueca, poco acostumbrada a llamar a la movilización a unas bases de por si acomodadas, ha delegado en el sindicato libertario SAC (Sveriges Arbetares Centralorganisation) la responsabilidad de defender su propio legado. SAC ha convocado a una huelga general de carácter político para el 15 de noviembre a fin de presionar al gobierno en contra de su propuesta de recortes en los subsidios a los desempleados y la reforma total de las cajas de desempleo. Aunque la convocatoria oficial de la SAC es a una huelga general de dos horas (24 para los afiliados al SAC), las estrecheces de la legislación sueca hace que ésta sólo sea extensible a 2,5 millones de trabajadores, ya que el sector público tiene prohibido realizar huelgas políticas ; por el contrario, todos los trabajadores en el sector privado pueden legalmente seguir la convocatoria de SAC ya que, aún cuando los grandes sindicatos como el OL están atados por los convenios colectivos y tienen prohibido realizar huelgas sindicales, no ocurre lo mismo en esta ocasión al tratarse de una huelga política.
En la reciente lucha electoral el desempleo se convirtió en uno de los principales asuntos en discusión. La alianza de derechas, entonces en la oposición, utilizó la cuestión como arma arrojadiza al interpretar que el índice de paro difundido por el gobierno socialdemócrata era significativamente más bajo del real. En verdad se trataba del tipo de cálculo utilizado para cuantificar las personas en paro que, como sucede en España, hace descender la cifra real de parados. Ahora, recién iniciada la legislatura, antes de que el paso del tiempo pueda hacer recaer sobre sus espaldas cualquier índice, la derecha explota esta circunstancia para introducir este paquete de reformas so pretexto de incentivar el empleo. Así, si en Francia el desempleo excusó a Villepin para tratar de metérsela a los jóvenes franceses con el fallido Contrato del Primer Empleo, en Suecia las reformas encarecerán la participación en las cajas de desempleo y reducirán el pago a los parados.
En conclusión, mientras el resto de sindicatos están haciendo diferentes tipos de acciones soft : recogida de firmas, comunicados de protestas, amenazas de tirar basura ante la sede del gobierno, etc, SAC, con una base minoritaria, en un Estado sin gran tradición de conflictividad obrera, da la cara y toma la responsabilidad de defender algunas bases de un modelo social que lo marginó, y que ahora, ante la omisión de quienes lo gobernaron y la amenaza de quienes ven necesario su derribo, requiere de un movimiento obrero con arrestos para defender conquistas comunes.
Par : CGT Federación Rusa
Fuente: CGT Federación Rusa