Unas 4.000 personas participaron en la manifestación antibelicista celebrada hoy en Colombo para pedir la paz en Sri Lanka y recordar al diputado tamil, Nadaraja Raviraj, asesinado el pasado viernes en la capital. Además, el Ejército ha informado de la muerte de dos civiles, asesinatos atribuidos a los rebeldes tamiles.

Unas 4.000 personas participaron en la manifestación antibelicista celebrada hoy en Colombo para pedir la paz en Sri Lanka y recordar al diputado tamil, Nadaraja Raviraj, asesinado el pasado viernes en la capital. Además, el Ejército ha informado de la muerte de dos civiles, asesinatos atribuidos a los rebeldes tamiles.

El Frente Antibelicista ceilandés, una coalición que aglutina a 120 organizaciones cívicas, de derechos humanos y partidos políticos de la oposición, es la organizadora de la marcha y realizó ayer un llamamiento a una huelga que intentará paralizar la capital para protestar por el fracaso de las negociaciones de paz y el agravamiento del conflicto ceilandés entre tamiles y cingaleses. Muchos comercios tamiles se hicieron eco del llamamiento, cerraron sus tiendas y colocaron banderas blancas en las ventanas.

Unas 4.000 personas participaron en la manifestación, según un portavoz policial, Pujitha Jayasundara. Los manifestantes llevaban pancartas en las que se podían leer lemas como «Vergüenza», «Vive y deja vivir» o «Detengan los crímenes contra la humanidad». La marcha finalizó en uno de los parques más conocidos de Colombo.

El cortejo fúnebre con el cadáver del parlamentario tamil Nadaraja Raviraj también formó parte de la marcha. Raviraj, miembro de la Alianza Nacional Tamil, fue asesinado el pasado viernes a plena luz del día junto a su guardaespaldas en Colombo.

La Policía realizó un amplio despliegue para controlar la manifestación. Agentes armados con fusiles de asalto se mezclaron con los manifestantes pacifistas y furgones antidisturbios cerraban la marcha. El Ejército también dispuso soldados a lo largo del recorrido y para vigilar los edificios gubernamentales.

El partido de Raviraj responsabilizó al Gobierno del asesinato, pero las autoridades negaron cualquier relación con el mismo.

Más de 3.200 personas han muerto en lo que va de año en un conflicto que parecía encaminado a su resolución con el alto el fuego alcanzado en 2002, sin embargo, las negociaciones mantenidas entre los Tigres de Liberación de la Tierra Tamil (LTTE) y el Gobierno ceilandés fracasaron y la última reunión, mantenida en Ginebra hace ocho días, terminó sin siquiera consensuar una nueva fecha para reanudar las conversaciones. La apertura de la autopista A-9, que comunica Jaffna con el resto del país, fue el principal motivo de la ruptura de las conversaciones.

La familia y el partido de Raviraj desea llevar su cuerpo a Chavakachcheri, su localidad natal, pero las autoridades lo rechazan por estar situada en la península de Jaffna, al norte del país, una zona controlada por los rebeldes y bloqueada por el Ejército.

«Las partes interesadas deberían dejar de convertir la apertura de la A-9 en un asunto político», declaró el portavoz del Gobierno ceilandés, Keheliya Rambukwella. Como alternativa, el Gobierno ofrece trasladar el próximo miércoles el cadáver de Raviraj en avión a Jaffna para su incineración, pero la familia tiene aún que aprobarlo.

Por otra parte, el Ejército informó de la muerte de dos civiles tamiles a manos de milicianos del LTTE. Ravi Sanjeewan, de 15 años, y Kangarupan Kelli, de 21, murieron ayer en la península de Jaffna.


Fuente: EP/AP