Soldados estadunidenses sometieron a un prisionero iraquí de 16 años a una ejecución simulada dentro de un centro de detención y obligaron a sus hermanos a observar, afirmó hoy domingo uno de éstos.
Cúmulo de acusaciones que probarían que el maltrato se extendía más allá de Abu Gharib
Soldados estadunidenses sometieron a un prisionero iraquí de 16 años a una ejecución simulada dentro de un centro de detención y obligaron a sus hermanos a observar, afirmó hoy domingo uno de éstos.
Husam Mahawish relató a The Independent que lo obligaron a observar cuando un soldado estadunidense puso una pistola en la sien de su hermano menor y tiró del gatillo. «Creí que iba a matar a Mohammed», relató Mahawish. «Pero sólo se oyó un clic. No había bala.»
El denunciante aseguró que a él y sus tres hermanos los golpearon, les dieron toques eléctricos, los obligaron a pararse bajo el chorro de agua fría y a permanecer hincados varias horas mientras los interrogaban. Les preguntaron por su padre, Abed Hamad, pero los hijos no sabían que éste se había entregado a las fuerzas estadunidenses tres días después de que los capturaron.
Luego del tormento, añadieron, vinieron cinco meses de detención sin cargos. Cuando al fin los soltaron, en marzo pasado, los hermanos se enteraron de que unos soldados habían entregado el cadáver de su padre a un hospital. Sostienen que tenía signos de tortura.
El suyo es un relato particularmente perturbador entre el enorme número de historias que han salido a la luz desde la publicación de fotografías de soldados que humillan a detenidos iraquíes en la prisión de Abu Gharib.
No hay forma de confirmar las acusaciones de Mahawish, y a algunos iraquíes se les ha acusado de fabricar versiones de abusos sufridos en campos de detención desde que aparecieron esas imágenes.
Mahawish cuenta con documentos de identificación de la cárcel ; los estadunidenses le dieron el número US912-154300CI (CI son las siglas en inglés de «interno civil»). Su nombre aparece en los papeles escrito incorrectamente como «Hasan Mahawish». También posee fotografías del cuerpo de su padre, que muestra grandes extensiones amoratadas.
Los cuatro hermanos -Husam, de 27 años ; Arkan, de 22 ; Qusay, de 20, y Mohammed, de 16- fueron arrestados en su pueblo natal de Al-Quaim el 26 de octubre del año pasado, según Mahawish. «Los estadunidenses llegaron a la casa. Buscaban a mi padre, pero como no lo encontraron nos llevaron a nosotros.»
La familia es sunita, pero Mahawish afirma que ni su padre ni ellos tenían nada que ver con la insurgencia sunita. Los tuvieron detenidos en la base Tigre, campo estadunidense de la misma localidad, y luego los transfirieron a la base aérea Bagdadí, en la provincia de Anbar -no confundir con el aeropuerto internacional de Bagdad-, donde los interrogaron.
Durante cinco sesiones, refiere Mahawish, a él y a sus hermanos los despojaron de su ropa interior. Tiene un diente roto, que según afirma es resultado de las golpizas que le propinaron, y también asegura que los interrogadores le aplicaron una barra eléctrica en la nuca, que lo tuvo inconsciente durante cinco minutos.
Señala que el interrogatorio giró en torno a su padre, y los interrogadores insistían en que revelaran su paradero. Esto ocurrió al parecer pese a que él se entregó a las fuerzas de ocupación tres días después de que arrestaron a sus hijos, cosa que éstos no sabían en ese tiempo.
Mahawish relata que a Arkan le ataron brazos y piernas juntos a la espalda, en la extenuante «postura de escorpión», durante una hora cada vez. A todos los hermanos los obligaban a estar de rodillas de dos a tres horas por turno.
Pero sus acusaciones más perturbadoras se refieren a su hermano de 16 años, Mohammed. «Durante los interrogatorios era él quien recibía los peores tratos», recuerda. «Uno de los interrogadores le puso una pistola en la sien y le dijo : ’si no me dicen dónde está su padre, lo mato’. Luego de 15 minutos dijo : ’Voy a regresar mañana y lo voy a matar si no nos dicen.’» Al día siguiente la escena se repitió, pero en esta ocasión el interrogador tiró del gatillo. La recámara estaba vacía.
Malawish dice que se creyó la amenaza porque días antes hubo un incidente inquietante. Los hermanos escucharon lo que parecía el asesinato de un prisionero de un tiro, en la celda de al lado. «No recuerdo su nombre ; estaba en la celda de junto con las paredes totalmente cerradas. Los oímos preguntarle quiénes eran sus cómplices. Dijo que nadie, y entonces oímos el disparo. Dos horas después vimos que sacaban a rastras su cuerpo de la celda.»
Si este incidente ocurrió en verdad, es posible que también haya sido una representación para espantar a los hermanos, sobre todo porque la supuesta ejecución simulada ocurrió poco después.
Pasadas cinco sesiones de interrogatorio, el referido maltrato terminó. En los meses que siguieron los transfirieron de prisión a prisión, inclusive un lapso en el propio Abu Gharib. Sin embargo, el relato de Mahawish es muy específico. Sostiene que el presunto abuso ocurrió en un solo lugar, una sola vez : no fue en Abu Gharib, sino en la base aérea. También afirma que fue cometido sólo por los interrogadores, no por los custodios normales.
Si su acusación es cierta, se añadiría al creciente cúmulo de evidencias de que el maltrato se extendía mucho más allá de los muros de Abu Gharib y fue empleado en forma sistemática por los interrogadores, más que ser obra de unas cuantas «manzanas podridas».
El testigo señala que fue interrogado por tres estadunidenses, junto con dos ayudantes enmascarados que por su acento le parecieron iraquíes. Recuerda que a uno de los extranjeros le decían sargento Van, o algo por el estilo.
Los hermanos fueron liberados el 23 de marzo y se enteraron de la entrega del cadáver de su padre al hospital. Como causa de la muerte se consignó ataque al corazón, pero el cuerpo estaba sumamente amoratado y mostraba costillas rotas, según Mahawish.
En la masiva publicidad que rodea ahora a los abusos en prisiones, existe el riesgo genuino de que algunos iraquíes manufacturen historias de maltrato. Otro iraquí, que participó en la conferencia de prensa junto con Mahawish y varios otros ex detenidos, fue acusado este domingo por sus propios compañeros de mentir, luego que afirmó que soldados estadunidenses habían cometido sodomía
JUSTIN HUGGLER THE INDEPENDENTcon él.
© The Independent
Traducción : Jorge Anaya