“Más le vale al príncipe para gobernar ser temido que amado, pues el amor pronto se olvida, pero el temor acompaña por siempre a los hombres”
“El Principe” de Maquiavelo.

“Más le vale al príncipe para gobernar ser temido que amado, pues el amor pronto se olvida, pero el temor acompaña por siempre a los hombres”

“El Principe” de Maquiavelo.

En estos días en los que las detenciones de jóvenes navarros se suceden con terrorífica asiduidad, debemos cuestionarnos la escandalosa normalidad con la que aceptamos, que un joven sin mayor delito que su presunta pertenencia a una organización política y vagas acusaciones de no se sabe muy bien qué acciones, pueda ser detenido, incomunicado y en un porcentaje siempre excesivo, torturado y encarcelado mediante su propia autoinculpación.

Si intentamos ser mínimamente objetivos, debiéramos poner en valor las declaraciones que en su favor emiten asociaciones vecinales en las que participaban dinamizando sus barrios, así como aquellas que proceden de sus compañeros de trabajo, etc. y que muestran una cara bien distinta, a la que el Estado con su manida “eficacia policial” y los medios de comunicación nos quieren mostrar de ellos.

Que se está intentando amedrentar, a través de mediáticos golpes de efecto policiales, a un sector de la juventud con inquietudes políticas y por extensión, a todo aquel que se comprometa y trabaje para conseguir un cambio real de modelo político-social, es un hecho más que demostrado ; que sus detenciones no persiguen el delito sino socializar el miedo con condenas ejemplarizantes con las que se busca desactivar cualquier actividad disidente es patente ; pero lo realmente alarmante por su dureza, es que un joven entre en la cárcel sin fecha de salida (con lo que supone el encierro en prisión para la vida de un chaval ), se le desarraigue de su entorno, y que vea como desaparecen sus posibilidades de retomar su vida en aquel punto, en el que un día, el Estado decidió utilizarlo para su beneficio político.

No podemos ni debemos normalizar este tipo de actuaciones que además de intentar inocular el miedo en la población políticamente consciente, constituye un ataque contra la libertad de estos jóvenes, ataca a la libertad de asociación, a la libertad de expresión, a la libertad de militancia política,… en suma a la Libertad individual que todos debemos defender y mediante la cual desarrollar nuestras vidas de la forma que buenamente podamos o deseemos. Por desgracia, o más bien por falta de Democracia (real que no formal) no serán los últimos…


Fuente: Colectivo Malatextos