En este mundo del revés con frecuencia me pregunto qué es lo políticamente correcto.

Esta frase suena con su tintín en mi pobre cerebro de poeta y no alcanzo a comprenderla.

Porque a mi juicio lo políticamente correcto es no apoyar ni una sola guerra preñada y parida en el imperio.

A
mi juicio políticamente correcto sería denunciar las torturas que
se vienen practicando desde la prehistoria con sangrante libertad.


A
mi juicio políticamente correcto sería denunciar las torturas que
se vienen practicando desde la prehistoria con sangrante libertad.

A
mi juicio ser políticamente correcto es ser valiente para decir que
hoy día las ideas van a la cárcel, va a la cárcel la paz, van los
jóvenes en manadas entre rejas, van y no salen más.

Ser
políticamente correcto es señalar sin tibiezas a los criminales que
nos condenan a esta vida de precariedad, a esta esclavitud de la
deuda, a esta cultura ignorante, a estos gobiernos que no paran de
disparar tiros en la nuca al currante, al enfermo, al ávido de
pensar.

Ser
políticamente correcto es bajar de la cruz del miedo, es enarbolar
la palabra que dice la verdad, es fatigar la lengua de tanto gritar,
es llevar a hombros el cansancio, es deletrear la barbaridad.

Ser
políticamente correcto es desafiar al parlamento, desnudar su
cinismo, romper los dientes a tanta impunidad.

Ser
políticamente correcto, según mi pobre cerebro, es dar de comer a
la democracia que estos sinvergüenzas hace tiempo dejaron sin pan.

Silvia
Delgado

J. Kalvelllido: Polìticamente correcto