Siguiendo con esta semana que hemos denominado “la semana del asco”, reflexionando sobre estas cosas que ponen palos en la rueda de la alegría, pues me digo a mí misma que la tercera cosa que me asquea es la guerra, pero no sólo porque ésta va acompañada de muerte y mutilados, también porque a mi juicio, detrás de cada una de de estas guerras que contemplamos indignados con la coca cola en una mano y el marlboro en la otra, es demasiado evidente que son matanzas planificadas por tres o cuatros criminales en serie que frecuentan Wall street y sobornan parlamentos, ONG`s, todo lo que sea necesario.
Es
así, realmente las guerras, los motivos que las originan, son
disculpas atroces para emboscar a los pueblos, para someterlos, para
dejarlos quietos, listos para el saqueo.
Es
así, realmente las guerras, los motivos que las originan, son
disculpas atroces para emboscar a los pueblos, para someterlos, para
dejarlos quietos, listos para el saqueo.
Es
un juego de los poderosos, mueven ficha sobre los mapas, se reparten
los pedazos y lanzan al aire mentiras que el populacho aplaude y
justifica.
Y
la verdad no consigue abrirse camino, quedan pueblos arrasados,
diezmados, temblorosos, pueblos con las piernas abiertas para ser
eternamente violados.
Esto
da mucho asco, es repugnante el poco valor que tiene la vida, es
nauseabundo contemplar los tanques justicieros armados hasta los
dientes de codicia.
Silvia
Delgado