Artículo publicado en Rojo y Negro nº 386 de febrero

En noviembre de 1920, el Presidente del Gobierno español, Eduardo Dato, con el apoyo de los sectores políticos e industriales catalanes más conservadores (entre ellos, Francesc Cambó y la Federación Patronal) procedió a dar un giro aún más represivo contra la lucha social y sindical. Para ello, se dotó de dos militares a los que les concedió «carta blanca» en sus actuaciones: el teniente general Martínez Anido y el general Miguel Arlegui. Les nombró gobernador civil y jefe superior de la policía de la provincia de Barcelona, respectivamente.
El 20 de noviembre de 1920, estos dos sujetos ordenaron la detención de 64 militantes de la CNT. El 23 del mismo mes, a su vuelta de un viaje a la provincia de Huelva, Salvador Seguí El Noi del Sucre fue detenido en la estación de tren y encerrado en la cárcel Modelo de Barcelona.
El día 30, a la tarde, en tres camiones militares y bajo un fuerte dispositivo de vigilancia (con centenares de guardias civiles, policías y militares), se trasladó desde la prisión al puerto de Barcelona a 35 de los sindicalistas detenidos «preventivamente» y a Lluís Companys Jover, abogado y concejal del Ayuntamiento de Barcelona, que en diversas ocasiones había defendido a cenetistas encausados.
Allí, fueron encerrados en la bodega del barco militar Giralda, que puso rumbo a Menorca.
Este hecho sirvió de ardid para que pistoleros de la patronal asesinaran a Francesc Layret, diputado republicano federal y abogado ocasional de la CNT, cuando salía de su casa para interceder por los detenidos ante las autoridades, alertado por la esposa de Companys y miembros de la CNT.
Martínez Anido y Arlegui convocaron a la prensa y, en el colmo del cinismo y la desfachatez, aseguraron que la detención y el traslado respondían a un «apartamiento» de la situación violenta que se vivía con el fin de «proteger» las vidas de los sindicalistas.
Cabe recordar que estos dos sujetos, entre otras barbaridades, pusieron en práctica, durante los dos años que estuvieron al mando de las operaciones represivas, la llamada «Ley de Fugas» que consistía en simular evasiones de personas presas o detenidas para aplicarles una ejecución traidora e impune. También que ambos formaron parte, posteriormente, del equipo de confianza del dictador Primo de Rivera.
El castillo de La Mola era una prisión militar que se adecuó expresamente, mediante la construcción de unos barracones, para retener a los detenidos. Durante 2 meses los mantuvieron incomunicados (Companys fue liberado a principios de enero de 1921, al ser elegido diputado) y hasta el 5 de febrero no pudieron recibir visitas; aunque sí la solidaridad de familias obreras de la isla que acogían en sus domicilios a familiares y amistades de los presos, les llevaban comida y les lavaban la ropa.
Los anarcosindicalistas se opusieron a aceptar la disciplina militar y se autoorganizaron para mejorar su formación, mediante el aprendizaje, la lectura, la escritura y el debate entre ellos.
En este marco se produjo la célebre conferencia de Seguí sobre anarquismo y sindicalismo en el último día del año 1920. En ella, Seguí nos dejó algunas de las ideas que forman parte del acervo del anarcosindicalismo, como la necesaria simbiosis entre sindicalismo y anarquismo. Sin embargo, esta idea había sido puesta en duda o directamente desdeñada en sectores puristas, individualistas o partidarios de la propaganda por el hecho.
Alguna de las ideas fuerza de Seguí fueron:
«¿Quién niega que el sindicalismo plantea y resuelve el problema económico, problema de los problemas? ¿Quién osará negar que el sindicalismo revolucionario y libertario, en su concepción económica,… sea el auxiliar poderoso y eficaz del anarquismo?…
«La virtud del sindicalismo, puesto que tiene ideas propias, es relevar y sustituir los factores del capitalismo y la burguesía»…
«La misión de los anarquistas está en los sindicatos para velar por la vida de éstos y orientarlos»…
«Los anarquistas deben hacer práctica de la concepción anarquista dentro de los sindicatos. El apartamiento de los anarquistas de las agrupaciones profesionales es un suicidio…»
El Noi del Sucre acabó su disertación con una especie de cuento o parábola: «el genio del anarquismo y el hombre práctico del sindicalismo». Según él, el anarquismo era la Idea y el sindicalismo la organización natural, la concienciación y la realización práctica de los valores y conceptos del anarquismo.
En septiembre de 1921 salieron en libertad 7 detenidos. En La Voz de Menorca, Seguí y el resto de detenidos firmaron un artículo en el que desmentían su presunta condición de pistoleros y se reafirmaban en su actividad sindical frente a las acusaciones de Martínez Anido, que para justificar la larga estancia de los secuestrados en La Mola y su política represiva general, había pasado de «protegerlos» a desprestigiarlos.
El 23 de noviembre de 1921, Seguí fue trasladado a la Modelo de Barcelona de la cual salió en abril de 1922, después de 3 o 4 anuncios falsos para evitar manifestaciones de apoyo. En ese mismo mes, llegaron al puerto de Barcelona y fueron puestos en libertad los últimos presos de La Mola.
En resumen, una privación de libertad de aproximadamente 17 meses que se saldó sin ninguna acusación formal ni proceso judicial.

Emili Cortavitarte Carral


Fuente: Rojo y Negro