El periodista Xavier Montanyá desvela por primera vez las claves que rodearon el secuestro de un transatlántico con cerca de 600 pasajeros en 1961, llevado a cabo por un grupo de libertarios españoles y portugueses en contra de las dictaduras de Franco y Salazar, a partir del rastreo en archivos de España, Francia, Estados Unidos, Portugal y Brasil. Montanyá ha ganado la séptima edición del Premio Octavi Pellissa, dotado con 12.000 euros y publicado por Empúries, por un proyecto de ensayo titulado ’Pirates de la llibertat’ (’Piratas de la libertad’).



El periodista Xavier Montanyá desvela por primera vez las claves que rodearon el secuestro de un transatlántico con cerca de 600 pasajeros en 1961, llevado a cabo por un grupo de libertarios españoles y portugueses en contra de las dictaduras de Franco y Salazar, a partir del rastreo en archivos de España, Francia, Estados Unidos, Portugal y Brasil. Montanyá ha ganado la séptima edición del Premio Octavi Pellissa, dotado con 12.000 euros y publicado por Empúries, por un proyecto de ensayo titulado ’Pirates de la llibertat’ (’Piratas de la libertad’).

El libro cuenta el secuestro de un transatlántico portugués que perpetró en 1961 un grupo de libertarios españoles y lusos.

Montanyá (Barcelona, 1961) ha explicado que la investigación se centra en el secuestro del barco Santa María, en el que viajaban 586 pasajeros, de los cuales 233 eran españoles, 179 portugueses, 35 norteamericanos, 87 venezolanos, cuatro cubanos, tres brasileños, un italiano y un panameño, además de unos 200 tripulantes.

En las portadas de todo el mundo

El trabajo del autor ha permitido desenmascarar «los mecanismos que utilizó la dictadura franquista para silenciar esta acción, en la que la mayoría de los pasajeros eran españoles y la mitad de los secuestradores también eran españoles, y a pesar de que durante los casi 15 días que duró el cautiverio ocupó portadas en todos los periódicos del mundo».

El franquismo lo ocultó, añade Montanyá, «hasta el punto de que pasó a ser recordado como un secuestro de portugueses, a pesar de que el comandante jefe de la operación era el gallego Xosé Velo».

Montanyá sitúa esta acción libertaria, firmada por el Directorio Revolucionario Ibérico de Liberación (DRIL), «en un contexto histórico interesante : la caída de la dictadura en Venezuela, la llegada al poder de Fidel Castro en Cuba, las primeras independencias en las colonias africanas o el llamado Contubernio de Múnich».

Crear un foco de insurrección

«La intención de los 24 secuestradores, que irrumpieron en la embarcación en Venezuela, era desviar la ruta de la embarcación hacia Guinea Ecuatorial y Sao Tomé y Príncipe para crear un foco de insurrección que condujera a la independencia de estas dos colonias, una española y otra portuguesa».

En la investigación, Montanyá ha podido consultar documentación hasta ahora inédita, tanto en Madrid, donde consiguió, tras varios intentos fallidos por el «desorden» de los archivos, acceder a los informes del ’Crucero Canarias’, la embarcación enviada por Franco, como en Washington, donde pudo ver más de un centenar de documentos, que «permiten seguir el día a día de los embajadores de EEUU en Lisboa, Madrid y Sao Paulo».

Según Montanyá, «cuando las dictaduras de Franco y Salazar magnificaban el secuestro -la prensa española hablaba incluso de 80 secuestradores-, su intención era provocar la intervención a la fuerza de Estados Unidos».

Fuga en Chile

Sin embargo, cuando el militar opositor portugués Humberto Delgado se puso del lado de los secuestradores desde su exilio en Brasil, las autoridades estadounidenses cambiaron su visión del acto, que «a partir de entonces consideraron un acto político y no un sabotaje, y negociaron directamente con los 24 activistas».

Montanyá, autor de un documental televisivo que exploraba las irregularidades del proceso judicial que condenó a muerte en un consejo de guerra en 1942 al anarcosindicalista Juan Peiró, ministro del Gobierno de Largo Caballero, prepara una nueva investigación sobre la fuga de una veintena de miembros del Frente Patriótico Manuel Rodríguez de la prisión de Santiago de Chile en 1990.


Fuente:EFE