La plataforma del Grupo GSS, multinacional de Contact Center, en la localidad de Ateca (Zaragoza), sufrió el pasado 1 de junio, y en menos de diez minutos, una inundación de agua en el falso techo del edificio, lo que provocó ruptura y caída de placas de escayola al suelo y que varios equipos informáticos y cables quedaran inutilizados al mojarse los mismos. El accidente ocurrió tras una fuerte tormenta primaveral al mediodía, que duró unos minutos.
En el momento del incidente, había alrededor de cuarenta agentes atendiendo llamadas, y si bien ninguno de ellos resultó herido, dado que el desprendimiento se produjo en una zona donde afortunadamente había puestos de trabajo vacíos, la alarma se extendió rápidamente entre todxs lxs trabajadorxs.
En el momento del incidente, había alrededor de cuarenta agentes atendiendo llamadas, y si bien ninguno de ellos resultó herido, dado que el desprendimiento se produjo en una zona donde afortunadamente había puestos de trabajo vacíos, la alarma se extendió rápidamente entre todxs lxs trabajadorxs.
CGT piensa que lo lógico hubiese sido desalojar el centro de trabajo, con el fin de comprobar los daños ocasionados por el agua y reparar las fisuras que había ocasionado la filtración de la lluvia, pero GSS optó por una medida salomónica: a la mitad de lxs trabajadorxs les mandaron a sus casas, eso sí, advirtiéndoles que debían recuperar las horas perdidas; (incumpliendo el artículo 30 del ET), y al resto les mantuvieron en su puesto de trabajo porque este servicio, según la compañía, no lo podían suspender hasta las seis de la tarde. Los riesgos eléctricos y de nuevos desprendimientos no los valoro nadie…
El operario de mantenimiento, que fue llamado por el responsable de Servicios Generales, lo único que hizo fue achicar agua con una fregona y barrer el estropicio ocasionado por las filtraciones.
Sorprendentemente, para la responsable de Riesgos Laborales de GSS, al mismo tiempo que jefa de Personal, que ha sido consultada por nuestra sección sindical de CGT en Ateca, lo único que había que reparar eran las placas caídas, justificando el estropicio con el pobre argumento de que la empresa no podía preveer desastres naturales.
El centro de trabajo de Ateca había estado cerrado durante tres meses, y volvió abrirse hace quince días. No se ha realizado ninguna evaluación de riesgos laborales, antes de que lxs trabajadorxs comenzaran otra vez a desempeñar sus funciones, como es preceptivo por ley, y a pesar del desastre, no le consta al comité de empresa de que la compañía haya iniciado ninguna valoración de los daños estructurales del techado y la cubierta del edificio.
Todo apunta a que GSS se vio obligada por el Ayuntamiento de la localidad al abrir otra vez este centro de trabajo, por incumplimiento de las condiciones contractuales que tenía pactadas con el consistorio, y la empresa ahora quiere ahorrar costes lo máximo posible, incluyendo el mantenimiento de las instalaciones. Este es un ejemplo más de lo que no se debe hacer. La salud laboral no es un juego y desde CGT hacemos público para que no se vuelva a repetir.
Fuente: Santiago Alonso