Ante la coyuntura planteada por el referéndum revocatorio presidencial del 15/08/2004, la Comisión de Relaciones Anarquistas y su vocero El Libertario llaman a una ruptura radical con los contendientes por el poder autoritario, proponiendo al pueblo venezolano construir salidas a la actual crisis basadas en el apoyo mutuo, la acción directa y la autogestión.
Como ha sido norma en la reciente historia venezolana, de nuevo las cúpulas de poder promueven la supuesta trascendencia de la reyerta chillona que exhiben a sus aturdidos espectadores. Con verborrea tan grandilocuente como desgastada por el uso abusivo de estos 5 años, las dos pandillas politiqueras en pugna proclaman que el próximo proceso de referéndum revocatorio presidencial será la madre de todos los combates, pues ambos bandos juran y perjuran que ahora si tienen al oponente contra las cuerdas, a punto para el golpe decisivo que marcará su aplastante derrota.
Mucho hemos insistido sobre lo vacío y tramposo de ese debate, pero es esencial seguir expresando nuestra voz crítica frente a argumentos que los competidores por el poder sólo justifican con la porfiada repetición. Así, se insiste en que confiemos en la participación electoral y la consiguiente delegación de poder en representantes electos como única solución racional y realista a los problemas colectivos, pidiendo que los venezolanos olvidemos los tristes resultados a los que nos ha llevado esa ingenua ilusión tanto en la IV como en la V República. Se nos repite hasta el cansancio que la participación electoral expresa el poder de decisión que está en nuestras manos, negando la abrumadora evidencia en cuanto a que estamos excluidos de las reales decisiones que día a día afectan nuestras vidas, sin hablar de que esa ficticia cuota de poder electoral sólo se ejerce en condiciones ampliamente reguladas por las élites dirigentes. De este modo, aún el latente espacio para cuestionar al poder estatal que ofrecería un referéndum revocatorio, se diluye cuando tal acto se enmarca en un proceso cuidadosamente institucionalizado dentro de pautas que los poderes autoritarios acomodan para su mayor beneficio. Por lo demás, en relación a esas pautas hemos sido testigos, en los avatares del reciente round de la pelea por el poder, de cómo unos u otros no han escatimado los modos de trampearse y de trampearnos, llevando a que el Presidente del Consejo Nacional Electoral hiciera la descripción mas adecuada cuando habló de que era un proceso caracterizado por la “tramparencia”.
La reiteración por reducir toda participación y toda acción colectiva a lo electoral, revela que en el fondo chavistas y Coordinadora Democrática comparten un arraigado desprecio por la capacidad de la gente para afrontar sus problemas y resolverlos. A pesar de que atravesamos una coyuntura económico-social que pide a gritos la movilización popular organizada para afrontar las múltiples calamidades que padecemos (desempleo, pobreza, desnutrición, delincuencia, crisis de los servicios públicos, etc.), ambos bandos restringen sus esfuerzos de convocatoria a la escena electoral, consolando a sus seguidores con etéreas promesas a cuenta de su elección o ratificación. El éxito que han tenido en adormecer las luchas sociales con el opio electoral ha sido la gran victoria del sistema de dominación y opresión que padecemos, pues a fin de cuentas, si el colectivo entendiese que a través de la acción directa y la autogestión podría resolver sus problemas sin necesidad del Estado ni de dirigentes supuestamente imprescindibles, las dos pandillas quedarían evidenciadas en su vergonzosa identidad común de autoritarios aprovechadores.
_Ni “revolucionarios” ni “democráticos”… ¡farsantes !_
La idea anterior se enlaza con el extendido y falso dilema sobre determinar el supuesto carácter “menos malo” que tendría alguno de esos contrincantes electorales. Los que atribuyen esa condición a la Coordinadora Democrática, parecen ignorar sobradas evidencias que hacen insostenible cualquier ilusión sobre un desempeño en el poder esencialmente distinto al de Chávez, salvo en el hecho de que dejarían de lado la jerga seudo-revolucionaria hoy en boga. Igual o peor es el caso de quienes suponen al actual gobierno como salvaguardia para preservar derechos y conquistas sociales, atribuyendo a los heroicos testículos del Comandante y sus lugartenientes papel decisivo en logros que para nada tienen que depender del ánimo acojonado de quienes ejercen el poder, pues en última instancia es la acción popular organizada la que puede garantizar con plena solidez y constancia cualquier avance o mejora en el bienestar común. Lo más lamentable de haberse dejado llevar por esta lógica tramposa, es el costo que ha representado en desarticular previos esfuerzos de organización social independiente, pues toda salida se remite a los mesiánicos gestores que – ahora o después – conduzcan el timón del Estado. Además, frente al esfuerzo en tiempo y dedicación que implica desarrollar estructuras de base libres y conscientes, ambas facciones promueven la sumisión clientelar ante los poderes autoritarios como atajo rápido y fácil, cuando lo cierto es que por allí se va al callejón sin salida de la desmovilización y la impotencia.
Que quede bien claro : todas las propuestas que están presentando quienes ejercen y quienes aspiran ejercer el poder estatal perjudican profundamente al pueblo venezolano, pues – con diversos matices de pirotecnia demagógica – todo en ellas apunta a reforzar el autoritarismo, amputar cualquier posibilidad de desarrollo a movimientos sociales autónomos e impedir el fortalecimiento de los derechos de las personas. Con cualquiera que prevalezca, los procesos ahora en marcha de militarización, represión a la disidencia y amplificación de los controles autoritarios socio-culturales continuarán en esa tenebrosa escalada que hemos venido padeciendo.
En este cuadro, los anarquistas reafirmamos las propuestas en que hemos venido insistiendo y que ganan espacio entre tantos venezolanos que ya se hartaron del juego tramposo de semejantes rufianes. A ese 45% de electores despolarizados y “ni-ni” – pero también a los que con dudas siguen creyendo en que la salida es por vía electoral – les decimos que la crisis no se resolverá de la mano de actores que sólo aspiran al poder por sus ventajas, llámese Hugo Chávez o cualquier esperpéntico Antichávez, pues los cambios reales para mejorar solo vendrán desde abajo y con el esfuerzo consciente de todos. A ese cambio muchos le temen por el miedo que ha sembrado desde siempre el sistema de dominación, pero a quienes así piensen les decimos que, más que aterrorizarse por lo que construiríamos con la pasión y la razón de todos y cada uno, es pavoroso seguir esperando soluciones de una estructura de poder que sólo nos ha engañado y esquilmado. No vendemos una formula milagrosa, ni anunciamos que bajo nuestra guía bendita el pueblo “pare de sufrir”, pero siempre insistiremos en que la senda a un porvenir mejor resultará del esfuerzo y la consciencia colectiva, sin requerir de iluminados estafadores ni de instituciones autoritarias.
¡¡Que el poder autoritario no te engañe ni ilusione… Lee, piensa, actúa por ti mismo !!
¡¡Contra el chantaje y la manipulación ; acción directa y autogestión !!
¡¡Construyamos auténtico poder social de decisión a través del apoyo mutuo y la acción directa colectiva !!
¡¡La real participación es la autogestión !!
¡¡No hay salida ni en el Estado ni en ningún poder autoritario !!… ¡¡QUE SE VAYAN TODOS !!
Par : relaciones internacionales