Artículo publicado en Rojo y Negro nº 391, julio-agosto 2024

El pasado 9 de junio tuvieron lugar las elecciones al Parlamento de la Unión Europea que resultaron en un importante impulso de los partidos de extrema derecha en toda Europa. Los resultados en la circunscripción española quedaron lejos de cualquier estimación y dieron muchas sorpresas.

Poco se habla del más del 50 % de abstención, siendo un síntoma del descrédito de un gobierno que se define como “el más progresista de la historia” que había centrado su campaña en contrarrestar a la derecha y a la ultraderecha. Sumar intentó mantenerse, pero sufrió del descontento social que la coalición no ha podido encauzar y ni mucho menos conseguir objetivos reales desde las instituciones. Podemos se agarró con sus últimas fuerzas, sus únicas propuestas en años fueron destacar el color morado el 8M y el arcoíris en junio, están como su mesías “el Pablito” viviendo una realidad de progres sin comprender que la gente necesita llegar a fin de mes y los sueldos ni alcanzan para ser pobre.
La frustración con los continuos gobiernos y el avance invisible del neoliberalismo se canaliza de distintas formas. El formato “influencer” tiene un gran impacto que la CGT y otros movimientos no sabemos manejar o incidir: desde el 15M la vida política de los jóvenes y no tan jóvenes viene marcado por los “youtubers” como elementos indispensables para conocer otros puntos de vista, eso de leer el periódico en papel o seguir diariamente al manipulador de Vicente Vallés queda ya de otra época.
Desde el streaming y su variedad de formatos existen muchos autores de opinión política. Este formato es el medio preferido, por ejemplo, de Roberto Vaquero de Frente Obrero que, aunque su partido es minoritario, su figura es conocida y crea debate y opinión, ofrece soluciones y da opiniones políticamente incorrectas y sus apariciones versan del día a día que, al final, es lo que importa.
Desde las posiciones más reaccionarias del ala de ultraderecha encontramos a Alvise Pérez de Se Acabó la Fiesta (SALF), las ideas de Forocoches personificadas, todas las consignas lanzadas desde la extrema derecha que en su momento agrupó Vox y que las Europeas han demostrado que están en fuga hacia su formación. Podemos felicitar al señor Alvise, no es lo mismo opinar en redes sociales que estar en las instituciones y ahora sus votantes van a comprobar que los mecanismos reales para cambiar las estructuras políticas y sociales tienen sus topes y que, al final, toda la palabrería electoral se dará de bruces con lo que es inamovible desde los parlamentos, pero no nos equivoquemos, Alvise no es un charlatán cualquiera, tiene estudios en ciencias políticas y ha estado dentro de las instituciones.
Tendemos a idealizar al votante como que fuese a mostrar el mínimo interés por el bien común o a informarse de los programas de otros partidos y olvidamos que el mayor problema de la democracia burguesa es que el votante debe ser, por definición, ignorante, no puede tener pensamiento propio, y por tanto se hace necesario crear opinión y canalizarla, aunque sea falsa… analiza un poco la sociedad, escucha de dónde viene el descontento y di lo que quieren oír, promete la luna. SALF ha sabido crear una expectativa que otros partidos, más quemados en su ejercicio parlamentario, no han sabido generar y, como suele ocurrir en España, las Europeas son un ejercicio de gamberrismo político, nadie se las toma demasiado en serio y se hacen apuestas alocadas por si sonara la flauta.
Sin embargo, en SALF hay cuestiones que dan miedo. Aparte de no tener el mínimo programa, hace declaraciones muy peligrosas contra la libertad de prensa o contra el Estado de derecho, mensajes-gancho para borregos electorales que no son aplicables desde el parlamento europeo y requerirían una reforma total de la Constitución actual regresando a postulados de principios del siglo XX. El descontento que fácilmente se canaliza en un partido fácilmente se va, recordemos los casos de UCD, UPyD, Podemos, Ciudadanos, Vox… y, siguiendo la lógica, SALF se convertirá en una anécdota, como aquel Partido del Trabajo y Empleo de Ruiz Mateos.
InfoVlogger, Alvise, Vaquero, VisualPolitik… Debemos aprender de esta estrategia, de los nuevos formatos, y generar figuras públicas y carismáticas, al estilo de estos movimientos, pero incluyendo nuestra honradez y ética, con nuestros principios anarcosindicalistas, gente que opine y, sobre todo, que se moje. Nuestro movimiento necesita también guías de opinión que adapten nuestra ideología a un mundo que está cambiando, que puedan llegar a cuantos más mejor porque opinar para adentro sin confrontar con otras posturas hace que el anarcosindicalismo quede relegado a personas ilusas ancladas en el 36. Debemos llegar y convencer, la opinión se mueve en la web en otros formatos de ocio.

Alberto García Lerma


Fuente: Rojo y Negro