Rojo y Negro nº 201
El mes que ahora termina, cuando nos encontramos cerrando esta edición de RyN, ha sido sin duda un mes difícil para muchos trabajadores/as del Estado español que, de golpe y porrazo, se han encontrado ante un futuro complicado. Este mes de marzo ha sido prolífico en cierres y despidos masivos, llevando la incertidumbre a no pocos hogares y volviendo a confirmar un panorama en el que el recorte y el derribo parecen ser la tónica. Ya no se trata de que las condiciones de trabajo rocen la esclavitud : es que, tal y como se están poniendo las cosas, en este país no va a poder trabajar nadie.
Rojo y Negro nº 201

El mes que ahora termina, cuando nos encontramos cerrando esta edición de RyN, ha sido sin duda un mes difícil para muchos trabajadores/as del Estado español que, de golpe y porrazo, se han encontrado ante un futuro complicado. Este mes de marzo ha sido prolífico en cierres y despidos masivos, llevando la incertidumbre a no pocos hogares y volviendo a confirmar un panorama en el que el recorte y el derribo parecen ser la tónica. Ya no se trata de que las condiciones de trabajo rocen la esclavitud : es que, tal y como se están poniendo las cosas, en este país no va a poder trabajar nadie.

En el número anterior ya informábamos sobre el anuncio por parte de Delphi del cierre de su factoría en Puerto Real (Cádiz), en la que trabajan 1.600 personas, y que afectará, por añadidura, a más de 2.500 trabajadores de la industria auxiliar. Este conflicto continúa a fecha de hoy, con los trabajadores sosteniendo una valiente lucha en defensa de su puesto de trabajo, con la administración intentando presentarse como la defensora de éstos pero no haciendo nada en la práctica, y con la dirección de la empresa sin apearse de sus intenciones en la línea del más puro terrorismo empresarial.

El siguiente ataque lo recibimos de Airbus, que anunciaba el último día de febrero su intención de recortar en torno a 10.000 puestos de trabajo en los próximos 4 años, de los cuales 400 serán en España, dentro de su plan de reestructuración.

Dos días después, el 2 de marzo, el mazazo venía de SAS, proveedor de SEAT, que cerraba de forma alevosa e ilegal su planta de Abrera (Barcelona), viéndose obligada a presentar un ERE 12 días después, por aquello de “guardar las formas”. Detrás de este cierre está la sombra de SEAT, que lo “justificaba” alegando que SAS Abrera “no es competitiva”. El motivo apunta en la dirección de siempre : más beneficios a cualquier precio. Total, los trabajadores son sólo un elemento más en la producción, como las máquinas o la materia prima. Volvemos a concepciones del primer capitalismo, el que dio lugar a la aparición del movimiento obrero (Ah, ¿pero las habíamos abandonado realmente ?).

En el sector del telemarketing, para no variar, también continúa la destrucción de empleo : Atento-Telefónica ha despedido a más de 400 trabajadores en un mes. También lo de siempre : deslocalización de la atención al cliente para abaratar costes y, consiguientemente, aumentar beneficios.

Continuando con este enloquecido carrusel, el 16 de marzo la dirección de SEAT presentaba su Plan Estratégico, ligando la fabricación de los dos nuevos modelos en Martorell al recorte del 10 % de la plantilla (alrededor de 1.400 trabajadores/as). Este recorte se haría por medio de bajas incentivadas, jubilaciones anticipadas y excedencias incentivadas. Por supuesto, los trabajadores se acogerían a todo esto de forma voluntaria, dicen. Vamos, que por muy “blando” que lo quieran presentar, alrededor de 1.400 personas se van a ver en la calle.

A todo esto hay que sumar la suspensión de pagos en Tyco-Microser Valladolid, que afecta a 315 trabajadores y a los de las subcontratas dependientes de esta empresa, que también se quedarán sin trabajo.

Es cierto : habría excusas de sobra para deprimirnos. Pero de nada sirve irnos a casa a llorar. Tenemos la obligación de resistir estos ataques de la patronal, siempre ayudada por los llamados “sindicatos responsables”. Y la tenemos no sólo por nosotros mismos, sino también por los que vengan detrás : los trabajadores de otras empresas, que pueden sufrir el día de mañana estas prácticas terroristas empresariales, y también por la gente joven, que se incorpora al mercado de trabajo y se encuentra esta cruda realidad. Y tenemos ejemplos para ofrecer que demuestran que, cuando nos mantenemos unidos y pensamos cada paso, podemos tornar una situación difícil en otra más esperanzadora… Y de paso amargarle la merienda a la patronal.

Este ejemplo lo encontramos en SAS Abrera. Pese a que los compañeros/as sabían que se iba a producir el cierre, siguieron trabajando hasta el último momento para no dar excusas a la dirección. No caer en esa trampa resultó de capital importancia. Al producirse el cierre, la plantilla se encerró en la empresa para evitar que la vaciasen. Hoy siguen encerrados y mantienen todo en perfectas condiciones, listo para reemprender la producción inmediatamente. La moral sigue siendo alta y la plantilla está cohesionada. Allí se dedide todo de forma asamblearia. Son los propios trabajadores/as los dueños de su futuro. En este sentido, han dado la espalda a los “sindicatos verticales” y están con CGT. No quieren “profesionales”. Nadie les va a dar soluciones mágicas. Son ellos los que buscan sus propias soluciones porque ésas son las válidas. Nos están dando a todos/as una lección de acción directa.

¿Cuáles han sido los resultados ? La empresa se ha visto obligada a cumplir con la legalidad y presentar un ERE. La plantilla, unida, ha resultado un hueso duro de roer. La cobertura mediática, fruto de un buen trabajo de comunicación, ha sido masiva. Finalmente, cada vez hay más posibilidades de que el ERE no sea admitido, tanto por la forma en que se ha realizado como por su contenido. Esto, en un escenario en el que parecía haber pocas posibilidades, es un triunfo enorme.

Moraleja : somos más fuertes de lo que parece. Si nos mantenemos unidos y luchamos (y si además hacemos un buen trabajo de medios de comunicación), podemos conseguir nuestros objetivos y cambiar la realidad. Como no lo vamos a conseguir es lamentándonos. Eso seguro.