Artículo publicado en Rojo y Negro nº 390 junio.
El Congreso de Sants de la CNT catalana se celebró en el Ateneo Racionalista de la calle Vallespir de este barrio barcelonés, entre los días 28, 29 y 30 de junio de 19181.
Contexto histórico
Debido a la neutralidad del reino de España en la I Guerra Mundial, las burguesías industriales y las oligarquías agrarias se beneficiaron de unos mercados europeos hasta entonces vedados, que les reportaron grandes beneficios y una importante expansión industrial.
Como consecuencia, se produjeron migraciones de mano de obra no especializada y crecimiento de zonas industriales y de barrios proletarios en muchas ciudades, destacando Barcelona.
La lógica capitalista comportó un gran desequilibrio entre beneficios empresariales y salarios, a lo cual se sumaba el brutal incremento del coste de la vida (4 veces los salarios medios) debido a la mayor rentabilidad de la exportación de productos básicos.
El panorama de las clases populares estaba marcado por el paro, la carestía de la vivienda, la crisis de subsistencias, la inflación, unos salarios bajos y unas condiciones laborales muy deficitarias.
En 1916 se produjo el “Pacto de Zaragoza”, entre la CNT (Seguí y Pestaña) y la UGT (Largo Caballero, Besteiro y Barrio), para organizar una huelga general de protesta por la situación de las clases populares, que se llevó a cabo el 18 de diciembre con un éxito considerable.
El sistema político de la Restauración Borbónica mostraba un profundo agotamiento. En 1917, diferentes sectores, con diversas orientaciones políticas y sociales, promovieron una serie de acciones de rechazo: el manifiesto conjunto UGT-CNT de 27 de marzo, las Juntas de Defensa militares (junio), la Asamblea de Parlamentarios (19 de julio) y la huelga general de agosto (convocada por UGT y PSOE, con el apoyo de la CNT en algunos territorios), esta vez sin éxito y con una fuerte represión.
Por otro lado, el empresariado catalán había iniciado una etapa de constitución de federaciones patronales por sectores para defender mejor sus intereses.
En el seno de la CNT catalana, muchos sindicalistas (Seguí, Peiró, Piera) escribían en Solidaridad Obrera y mostraban en actos y mítines la necesidad de mejorar la organización de clase, de dar un salto cualitativo (y, como consecuencia, cuantitativo) desde las sociedades obreras dispersas y autocomplacientes a la estructuración y fortalecimiento de la Confederación. Además, el anterior congreso de la CNT catalana (CRT) había sido en 1910 y el de la CNT confederal en 1911.
El desarrollo del Congreso
El acuerdo fundamental del Congreso de Sants fue la creación de los sindicatos únicos de ramo (construcción, metal, fabril y textil, piel, papel e imprenta…) que integraban los sindicatos de oficio (albañiles, pintores de paredes, escayolistas…, en la construcción) y daban a la afiliación mucha más solidaridad y coordinación y a la CNT fuerza y confederalidad para enfrentarse a una patronal mucho más estructurada y reactiva a mejoras sustanciales de las condiciones salariales y laborales. Un ejemplo muy evidente de la importancia de esta nueva forma de organizarse fue la exitosa Huelga de La Canadiense, el año siguiente, en la que la CNT catalana pudo mostrar su capacidad de lucha coordinada y solidaria y la efectividad del nuevo modelo organizativo.
La Confederación quedaría constituida por federaciones locales o comarcales de sindicatos únicos de ramo o sector o de sindicatos únicos de trabajadores y trabajadoras de diferentes sectores (fórmula utilizada en las localidades con menos afiliación).
Pero, de las resoluciones acordadas podemos extraer muchos más ejemplos de amplia trascendencia: la acción directa como táctica preferente en la lucha entre capital y trabajo; la potenciación de la sindicación de las mujeres y la constitución de juntas administrativas mixtas en los sindicatos con presencia femenina; impedir el trabajo infantil, no hacer horas extraordinarias e ir hacia la jornada de 8 horas; crear el carné confederal y distribuir la cotización; nombrar el director de Solidaridad Obrera (Pestaña) que formaría una redacción estable y remunerada y establecer su precio de venta al público; crear una cuota voluntaria de 5 céntimos para la formación de escuelas racionalistas vinculadas a los sindicatos; implantar talleres colectivos bajo la “salvaguarda administrativa confederal” para fomentar el trabajo digno de inválidos, músicos y artistas de calle y otras formas de mendicidad y sacarlos de las “sociedades protectoras reaccionarias”; hacer campaña y acciones generales contra las militarizaciones de obreros decretadas por los gobiernos para defender los intereses de los trusts capitalistas; etc.
El papel de Salvador Seguí
El Noi del Sucre fue uno de los impulsores de la celebración del Congreso de Sants, a través de sus escritos y sus conferencias. Pero además, el sector de la construcción de Barcelona, del que era presidente, llevaba años funcionando como sindicato único de sector y había obtenido un resultado ejemplar después de una huelga en 1915.
Sólo el sector vidriero, con Peiró al frente, podía presentar una ejemplo más desarrollado aún, porque habían constituido una federación sectorial estatal.
Seguí fue presidente de mesa en diversas sesiones del comicio y elegido nuevo secretario general de la CNT catalana.
En el acto final en la sede del CADCI, situado en la Rambla, dijo: “…procuremos que la organización fuerte sea un hecho, para hacer frente a la burguesía catalana, a la burguesía española, a la burguesía del mundo todo…”.
1 El Congrés de Sants de 1918. Fundació Salvador Seguí y CGT de Catalunya. Barcelona, 2018.
Emili Cortavitarte Carral
Presidente de la Fundación Salvador Seguí
Fuente: Rojo y Negro