Artículo publicado en Rojo y Negro nº 377, abril 2023

Si Salvador Seguí viviera actualmente, y siguiera trabajando de pintor de brocha gorda, estaría trabajando bajo el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA). Y no lo haría por gusto, sino porque no le quedaría otra opción. Seguramente las personas que le ofrecerían trabajo –ya fueran intermediarias o a título individual– no le ofrecerían un contrato asalariado, sino que asumirían que es autónomo. Además, en el caso de que quisiera denunciar su situación para demostrar la relación laboral, sería casi imposible que ganara un juicio ya que el poder judicial ha demostrado reconocer la relación solo en los casos más flagrantes. Alguien que tenga muchos clientes o jefes diferentes y esporádicos a lo largo del año, que tiene su propio material de trabajo y que goza de una relativa capacidad de autoorganizarse el trabajo, lo tiene muy difícil de ganar por la vía judicial.

Por lo tanto, Seguí se sumaría a los millones de personas que en el Estado se dan de alta del RETA porque no tienen más remedio. Pese a la propaganda liberal y la potencia de los medios de comunicación que se esfuerzan en dar a conocer solo los ejemplos que les interesan, la inmensa mayoría de personas que se encuentran en el RETA no están ahí por gusto, sino porque es la forma en que las empresas mejor las pueden explotar.

El RETA significa la pérdida total de derechos laborales para la clase trabajadora: no hay salario mínimo interprofesional ni negociación colectiva, convenios laborales, horarios de trabajo, ni un largo etcétera. Un ejemplo: una ilustradora que trabaje con contrato bajo el convenio de Artes Gráficas debería cobrar unos 24.000 euros al año; si es contratada como autónoma le pueden pagar a dos euros la hora y sería perfectamente legal, con el añadido de poder disponer de ella a voluntad cuando les interese. Además, también implica una gran pérdida de derechos sociales, como son el paro (casi imposible de conseguir habiendo sido autónoma).

Es por esto por lo que a las empresas les interesa tanto promocionar este régimen. Porque hace saltar por los aires todos los derechos que la clase trabajadora hemos ido ganando con años de luchas y lleva a las relaciones laborales de vuelta al ámbito de la explotación sin regulaciones. Y los datos hablan por sí solos: la gran mayoría de trabajadoras en RETA cobran menos que el SMI.

Como sindicato, tenemos que organizar la resistencia también en este frente. Porque si no unimos a toda la clase trabajadora, independientemente de su régimen jurídico, todas las mejoras que consigamos para las trabajadoras asalariadas no servirán de nada si no evitamos que el RETA se convierta en la vía de fuga para que las empresas nos sigan explotando.

Salvador Seguí seguramente hoy estaría luchando en primera fila contra esta explotación, nosotres continuaremos su legado.

Segap-BCN


Fuente: Rojo y Negro