La historia se repite 32 años después. La cinta transportadora de los fosfatos desde la mina de Fos Bucraa hasta el puerto de El Aaiún, la capital de la antigua colonia española del Sáhara, fue saboteada el martes y desde entonces la exportación de ese mineral ha quedado interrumpida, según fuentes locales.
El ataque no ha sido reivindicado, pero cerca del lugar -entre los puestos de control siete y ocho- apareció hincada una bandera del Frente Polisario, que lucha por la independencia del Sáhara, según el diario de Casablanca Al Ahdat al Magrebia.
Cuando España era todavía la potencia colonial, el 20 de octubre de 1974, la cinta fue atacada, por primera vez, en ese mismo lugar. Lo volvió a ser después, tras la asunción por Marruecos del control del territorio. La exportación estuvo interrumpida hasta 1986.
Tras conocerse el atentado, Rabat envió a una decena de agentes a investigar en la zona, al tiempo que desplegó unos 400 soldados por el área para buscar rastros que conduzcan a los autores. Un sospechoso ha sido detenido y ha confesado haber actuado con la ayuda de siete cómplices, según la Asociación Sáhara Marroquí, que lucha por la incorporación del territorio a Marruecos pero discrepa de la actuación in situ de Rabat.
La mina a cielo abierto de Fos Bucraa produce dos millones de toneladas al año y es la tercera de importancia de Marruecos, primer exportador mundial de fosfatos. La cinta de cien kilómetros que la une con El Aaiún es la más larga del mundo. Hasta 2002, la SEPI (sociedad pública española) tenía una participación minoritaria en el accionariado de la empresa.
El Consejo de Seguridad de la ONU deberá pronunciarse a fin de mes sobre el conflicto del Sáhara y ésta es una de las principales razones del recrudecimiento de la tensión, junto con los preparativos en El Aaiún para conmemorar con protestas el primer aniversario de la muerte del joven Hamdi Lembarki durante una manifestación violentamente reprimida.
Marruecos ha enviado una delegación a Nueva York para entregar el plan de autonomía que ofrece para el Sáhara y que el Polisario rechaza.
Fuente: EL PAIS