Rusia está construyendo la primera planta nuclear flotante del mundo, a pesar de las advertencias de las organizaciones de defensa del medio ambiente, que sostienen que puede provocar un desastre, según informa The Times.
El Lomonosov, de 147 millones de euros, es el primer navío de una serie de siete centrales que, según Moscú, llevarán los vitales recursos energéticos a las regiones más remotas del país, así como a potenciales mercados extranjeros. Albergará dos reactores de 35 megavatios, capaces de suministrar energía a una ciudad de 200.000 habitantes, cuando empiece a operar, en un plazo de tres años.
Las organizaciones de defensa del medio ambiente y algunos expertos nucleares temen que las plantas flotantes sean más vulnerables a los accidentes y al terrorismo que la plantas terrestres. Y recuerdan el historial de accidentes navales y nucleares en Rusia y en la antigua Unión Soviética, sobre todo el de Chernóbil (Ucrania), en 1986.
Nils Boehmer, un experto en la industria nuclear rusa de Bellona, un grupo medioambiental noruego, afirma que las plantas flotantes «plantean una serie de preguntas porque este tipo de centrales no se han empleado nunca en ningún lugar del mundo».
«Hay tan poca infraestructura en esas áreas remotas que sería muy difícil controlar las centrales si algo fuese mal. También sería muy difícil mantener un equipo completo de ingenieros», ha señalado a The Times.
«Correrá el riesgo de secuestro o de un ataque terrorista, porque es mucho más difícil proteger una infraestructura flotante. Los servicios de seguridad rusos han hecho pruebas en rompehielos nucleares y han advertido que es muy fácil tomar el control de estos navíos».
Moscú insiste en que las centrales flotantes son seguras
Sergei Kiriyenko, director de la agencia rusa de la energía atómica, ha insistido en que el proyecto es seguro y ha aducido como prueba el desastre del submarino nucler Kursk, que se hundió en 2000.
El Kursk se hundió en el mar de Barents (en el Círculo Polar Ártico) en 2000 y provocó la muerte de los 118 tripulantes, después de que un torpedo explotara a bordo. Las centrales flotantes utilizarán reactores similares a los de la flota submarina rusa. «La prueba más fiable sobre estos reactores fue la tragedia del Kursk. Después de que la embarcación fuera recuperada, los especialistas demostraron que el reactor podía ponerse a funcionar de nuevo en aquel mismo momento», ha señalado Kiriyenko.
La planta de Sevmash, que producirá las centrales nucleares flotantesm es el mayor complejo de astilleros de Rusia, y emplea a más de 25.000 trabajadores. La mayoría de sus contratos son para construir submarinos nucleares.
El primer navío será empleado en una bahía, en el mar Blanco, cerca del puerto de Severodvinsk en 2010, para suministrar energía a unas instalaciones de defensa cercanas. Las lejanas regiones orientales de Kamchatka y Chukotka, que están gobernadas por el multimillonario Roman Abramóvich, también han solicitado plantas flotantes.
La agencia de la energía atómica ha señalado que al menos 12 países también están interesados en comprar plantas nucleares flotantes. China, Indonesia, Malasia, Argelia y Argentina se barajan como compradores potenciales.
Fuente: ELPAIS.com