Artículo publicado en Rojo y Negro nº 387 de marzo
Con motivo de la convocatoria del Pleno Confederal Extraordinario sobre Ruesta que se celebrará el 5, 6 y 7 de abril de este año en el pueblo, se me ha ofrecido este espacio en el vocero de la CGT, que hoy dedica su portada con ese precioso dibujo de Ruesta, para tratar de acercar un poco más el proyecto a la afiliación y animarla a participar en los comicios en los que tendremos que tomar acuerdos sobre su futuro.
Para no aburrir a nadie, y dado que apenas llevo dos años asumiendo la Coordinación, voy a dejar a un lado el inicio y desarrollo de esta larga historia y a empezar por su final, del que puedo hablar con más conocimiento de causa.
La actualidad del proyecto de Ruesta
Con todas sus múltiples y divergentes variables, es difícil de conocer y de explicar si no se vive en el pueblo o se toma parte en su coordinación, aunque queda perfectamente reflejada en la manera en que afronto la redacción de este artículo —con pocos medios y falta de tiempo para planificar por la necesidad de atender lo urgente—.
Así que para ilustrar de manera rápida y sencilla esta actualidad, dejo por aquí algunas de las diversas y a veces distópicas situaciones que se suceden en el día a día y que a veces exigen más dedicación de la que podemos abarcar: una rotura de una tubería, la búsqueda de un cuadro de luces que nunca has necesitado, o un Whatsapp que te llega para que imprimas el manual de funcionamiento de un descalcificador; un mail de un turista perdido que quiere alojamiento con su familia en Semana Santa y se ha confundido de número; una antigua vecina del pueblo que te saluda cuando te ve y que esta vez viene acompañada de su hermana que también nació en el pueblo, pero que no ha querido volver desde hace 40 años por la pena que le produce ver su infancia en ruinas; un problema para subir a la web una entrada con fotos incluidas que han redactado cuatro afiliados del metal de Zaragoza para difundir el recuento y sexado de tritones que hicieron mientras realizaban un trabajo voluntario y militante; unos compañeros burgaleses vestidos con camisas de cuadros que repiten sopa de ajo en una sobremesa, pero que no paran de repetir que para el próximo vecinal traerán morcilla; una llave de fontanero que lleva dos semanas en el maletero porque pesaba demasiado para sacarla a la vez que la compra del súper; o una visita del Seprona que se coloca debajo de la bandera del Consejo de Aragón vestidos de uniforme de guardia civil, que viene a pedir el permiso del Servicio Provincial de Medio Ambiente para talar pinos, mientras un albañil que ha traído una trufa tira tejas desde lo alto de un tejado con la ayuda de un chaval que estaba para otra cosa.
Esto —todo real y acontecido en las últimas tres semanas— es sólo una parte de la realidad que no se ve tras la coordinación del proyecto de Ruesta. Y yo no sé cómo será la gestión orgánica de otros proyectos de la CGT, pero la de éste, aunque a veces no es sencilla, nunca es monótona ni mucho menos aburrida. Esta cotidianidad, que bien es cierto que podría evitarse a costa de que el proyecto estuviera “más parado”, implica entre otras cosas que las cuestiones más largoplacistas sobre los que tenemos acuerdos queden a veces en un segundo plano y van pasando los años en un pueblo en el que la gestión y el mantenimiento de las instalaciones que construimos, poco a poco, se van haciendo viejas y requieren cada vez de más mantenimiento para que sigan funcionando con normalidad.
En cuanto a las infraestructuras y sus usos
A día de hoy, el pueblo quiere parecerse bastante al dibujo con el que se ilustra la portada, pero con la salvedad de que las casas reconstruidas por la CGT en este pueblo que nos cedieron hace 30 años son (de momento) sólo tres: La casa de Cultura y biblioteca Ramón Acín, el albergue más antiguo donde está el bar (Casa Valentín) y el albergue más nuevo y más grande (Casa Alifonso).
La Casa Valentín se encuentra cedida a una cooperativa que gestiona el negocio de hostelería, se constituyó hace poco y empezó con un inicio atropellado puesto que las restricciones por la COVID llegaron justo después de la salida de los anteriores gestores sin aviso previo, y se tuvo que gestionar con militancia durante el relevo. Actualmente, la cooperativa la componen 3 personas socias que cuentan con un apoyo extra para la temporada alta de alguna contratación y de voluntariados que van rotando y con quienes siempre ha habido una relación exquisita. Todos ellos, salvo cuando han sido de los pueblos cercanos, se alojan en la planta superior del albergue donde trabajan.
La Casa Alifonso, que antes estaba incluida en el arrendamiento a las empresas gestoras de hostelería, suponía un alojamiento demasiado grande para la afluencia turística del pueblo y recientemente se ha sacado del contrato, quedando ahora para el uso de la Organización sin coste para cuando cualquiera de los entes confederados viene al pueblo a celebrar un encuentro o comicio.
En la Casa de Cultura se alojan, desde hace un par de meses y por no ocupar otros espacios, también dos compañeros militantes que se ofrecieron para echar un cable en las incontables tareas pendientes y en sólo este tiempo han dejado tan renovadas algunas instalaciones interiores y calles del casco urbano del pueblo que varias personas, que llevan frecuentándolo bastantes más años de los que tengo, me han dicho con una sonrisa en la cara que nunca las habían visto así. Y yo, como al resto de la afiliación que colabora en voluntariados, les he ofrecido al menos la manutención, pero ni eso han aceptado.
Además de esto, y aunque no es en sí misma una casa sino un pequeño edificio que sirve de almacén, también se ha reconstruido el interior del torreón, gracias a de nuevo a la militancia voluntaria de unos compañeros, cuya entreplanta estaba hundida y en condiciones de bastante ruinosas.
En Ruesta (de momento) hay pocas casas reconstruidas, pero mucha buena gente. En eso sí, es clavadica a la del dibujo.
Los proyectos de ampliación y mejora de servicios e infraestructuras
Se van acelerando parcialmente en las temporada bajas de turismo y eventos rurales orgánicos e inorgánicos, aunque nunca los suficiente para culminarse, este año, los últimos meses de otoño e invierno se han aprovechado para hacer varias obras que estaban pendientes. Un par de ellas, después de pedir presupuesto a empresas profesionales, han terminado haciéndolas por menos y con una calidad impecable los compañeros que saben de todo de la cooperativa de hostelería (que también son compañeros de la CGT, por cierto). Se ahorra en costes de desplazamientos y se da empleo en temporada baja a la población local. Ahora tenemos una acera nueva en la calle que llega al albergue, una alberca de almacenamiento de agua reparada, y una sala de estar de tamaño asequible para la estufa, que es compañía indispensable cuando aprieta el frío.
También estaba aprobado un presupuesto Confederal mucho más grande para la reconstrucción de una cuarta casa, la Casa Vinos, pero después de la subida de los materiales se quedó pequeño y, aunque el proyecto ya estaba elaborado y sólo faltaba ejecutarlo, con lo que podría volver a retomarse, la verdad, no he tenido tiempo.
El Ciclo Integral del Agua
Merece casi un capítulo aparte dentro de estos proyectos. Este sintagma nominal que escucho o pronuncio cada semana desde hace dos años engloba básicamente tres infraestructuras básicas: la toma, el almacenamiento y la depuración. Y las instalaciones que tenemos en todas ellas necesitan por diversos motivos de una renovación.
En el caso de la toma y almacenamiento, el motivo principal es que están construidas en el antiguo camping, a una cota más baja que el pueblo, con lo cual es necesario un sistema de bombeo directo cuando se usan, sin mencionar que también están a cota más baja que el nivel del ¿futuro? embalse de Yesa, por lo que en teoría quedarán inundadas algún día. Lo ideal es que la toma, aunque sea más baja, estuviera situada más alta que esa cota y que el almacenamiento estuviera situado a una cota más alta que el pueblo para que el agua de servicio llegue a los grifos por gravedad.
Con respecto a la depuración, la cuestión es casi la contraria y es que está ubicada a una cota casi similar a la del albergue. De hecho, está situada sólo a unos metros de la terraza del bar-restaurante del albergue. Esto, sumado a su antigüedad, hace que se sucedan las quejas por los olores que genera. En este caso, lo ideal sería que estuviera a cota más baja que las instalaciones para que, por el mismo principio de gravedad, los desagües llegaran hasta ella, pero no muy distante y a una cota superior a la del embalse, claro está. A esto se suma el problema extra de que en estos márgenes no hay un lugar idóneo con acceso rodado para la construcción y el mantenimiento de la instalación aunque podríamos dar acceso a una zona con esas condiciones, quizá, rehabilitando una calle que en el dibujo de la portada es más o menos la que queda en la esquina izquierda, dejando a sus lados un par de aceras y una docena más de casas susceptibles de reconstruir.
Para poder solucionar este conjunto de problemas del Ciclo Integral del Agua con esta concatenación de obras de bajo coste, de momento, estamos en lo de conseguir que alguien haga un proyecto con una valoración para determinar si es tan bajo y luego ya propondremos a la Organización tomar decisiones.
La Confederación Hidrográfica del Ebro
La CHE, Confederación Hidrográfica del Ebro (que para quien no lo sepa es el organismo del Ministerio propietario del pueblo y a la vez ejecutor de las obras de recrecimiento de Yesa), sigue siendo un agente clave en todo esto, de hecho, tiene un proyecto para solucionar los problemas del agua con un presupuesto mucho más grande que está incluido en el Plan de Restitución Territorial por la construcción del recrecimiento, pero parece ser que, al igual que éste, no tiene plazo de ejecución.
En este Plan también estaban la reconstrucción de alguna casa más y la construcción de un nuevo camping, lo que alimenta la esperanza de volver a los tiempos en los que el antiguo, también ubicado por debajo de la cota del recrecimiento, aún estaba abierto y a través del cual había más afluencia al pueblo.
Para abordar, una vez más, esta y otras cuestiones pendientes, como la posible negociación de un cambio en el contrato de cesión a nuestra casa sobre el que ya ganamos un juicio, tenemos agendada ya la primera reunión con la CHE en menos de un mes, para lo que necesitaremos seguramente acuerdos sobre decisiones importantes.
Sobre las demás cuestiones
Otras cuestiones no se verían en una fotografía o dibujo actual del pueblo (además de alguna fuga de agua subterránea), pero son importantes para entender el momento en el que está el proyecto, los acuerdos de nuestra organización al respecto, que pueden encontrarse en la web de CGT, hablan mejor que nadie. Y no sólo por lo que dicen, sino por su frecuencia y contundencia, que como la militancia, han ido progresivamente disminuyendo, por desgaste o falta de relevo desde el inicio hasta hoy.
Por eso, diez años después de debatir por última vez sobre el proyecto de manera profunda e integral, llega el momento de apartar lo urgente y detenernos un momento en lo importante para hacer de nuevo una reflexión colectiva, Ruesta requiere de acuerdos que definan una estrategia para encarar el futuro con la ilusión renovada de tener un horizonte hacia el que caminar. Por eso, desde estas líneas, animo a la afiliación a participar en las asambleas de sus sindicatos para el Pleno y a aportar, más allá de abril, con sus pinceladas a este proyecto que aún está por dibujar.
Víctor Iguazel
Coordinador de Ruesta
Fuente: Rojo y Negro