Artículo publicado en Rojo y Negro nº 378, mayo 2023
Me llamo Chus y tengo casi 57 años. Llevo 30 años militando en la CGT y no he tenido que dar un paso adelante hasta ahora, he estado en la retaguardia protegida por mis amigos del mus, los que participaron en la creación de la Organización resultante de un conflicto entre dos facciones de la CNT y que se terminó resolviendo judicialmente partiendo la Organización en dos, CGT y CNT.
Mis amigos son Pascual, Humanes, Cachán, Racaj, Pedro Pradana, Follente y unos cuantos más que ya no están con nosotros. Fueron partícipes de ese proceso y últimamente están viendo cómo vuelven a aparecer los fantasmas del pasado, las negras tormentas como dice nuestra canción. Ellos no sólo me han enseñado a jugar al mus, sino todo lo que sé de la CGT, que no es poco porque llevo 30 años a su lado.
Soy también amiga de Charo Arroyo desde hace 20 años y de otras “demonias” de la CGT que me han enseñado lo que es estar dedicada a la organización, más que una militancia lo suyo ha sido una forma de vida. Charo ha llevado la Memoria histórica libertaria por medio mundo y el pasado es muy importante para mí, tan importante como el futuro, el presente solo es un instante entre pasado y futuro.
Tengo un hijo que se llama Héctor y que milita hace 10 años en la CGT. Un día me dijo: “mamá, qué hay que hacer para montar la sección de CGT en mi empresa”, y con mi ayuda y la de Juárez, un compañero del metal, montó la sección y ganaron las elecciones.
Cuento todo esto porque se me acusa de que no tengo ni idea de nada. Pues me van a perdonar, pero yo creo que, aunque solo sea por mi gente, algo se me habrá pegado en todos estos años. Pero vamos, que me acusen de no tener ni idea es lo normal en cualquier día de mi vida y en la de muchas mujeres que tenemos que oír todos los días: eres tonta, eres una descerebrada, no tienes ni idea, no haces nada, no estás nunca, no nos haces ni caso, solo ves mierdas en la tele, no entiendes nada, etc. A mí, la arroba me la pela, el lenguaje inclusivo que yo quiero oír no tendría que incluir todas estas frases, tan sólo no tener siempre la sensación de tener un dedo acusador apuntándome en casa, en el curro, en el sindicato, en la vida… sin saber de qué se me acusa, señoría.
En junio de 2022 se celebró el XIX congreso de la CGT en Zaragoza, no fue un congreso fraternal, volvieron a surgir dos facciones. Así como en el conflicto de los años 70 había una razón de peso para el desencuentro (la participación o no de la organización en los Comités de Empresa), en esta ocasión creo que no había ninguna razón tan importante como para dividir la Organización de nuevo.
Veo que, cuando falta poco para celebrar un año de vida del nuevo SP Confederal que salió elegido en el mencionado congreso, lejos de haberse resuelto el conflicto la cosa se va enconando más y más. Parece que se reaviva la eterna cantinela de quién es rojo o quién es negro. Yo soy rojinegra y odio el conflicto.
Yo pertenezco al sindicato de Banca Madrid que es uno de los sindicatos que forman parte de la CGT. Recientemente el sindicato ha renovado su Secretariado Permanente y no hemos sido capaces de celebrar una asamblea conjunta por lo que han salido elegidos dos SP, una situación que nuevamente tendrá que ser resuelta por los tribunales.
Del Secretariado con el que me presenté sólo puedo decir que somos 9 personas maravillosas, libertarias, utópicas, con muchas ganas e ilusión por renovar un SP que se eligió en 2013 y que, diez años después, estaba muerto porque las organizaciones hay que renovarlas como las casas, si las dejas abandonadas se caen.
La gran diferencia entre los dos secretariados que han salido elegidos es que en el que yo soy parte se respeta el principio más importante de los estatutos de la CGT: somos una organización en la que el órgano de decisión es la Asamblea, y en el otro secretariado cuestionan que la Asamblea sea soberana y utilizan el poder como órgano de decisión. La otra fuente de desencuentro entre los dos secretariados es que el funcionamiento de la otra parte es similar a cualquiera de los sindicatos mayoritarios de este país que funcionan como una gestora de dirigentes en los que la afiliación pinta cero. Una de las razones que alegaron para no asistir a la asamblea estatutaria de renovación, convocada por el secretario general, Antonio O’Connor, fue que sus votantes no podían perder una tarde (en diez años) asistiendo a una asamblea que se alargase unas cuantas horas y proponían que se votasen antes las secretarías que la aprobación de los informes de gestión de los 10 años anteriores. Como cualquiera puede comprender no podemos ser compañeros de viaje. Tenemos una organización que es una joyita y no la vamos a dejar en manos de gente que parece que no sabe cómo funciona esta casa, que es una asociación de trabajadores y trabajadoras que se define anarcosindicalista y por lo tanto asamblearia, libertaria y participativa.
He decidido escribir estas líneas porque pudiera pasar que al SP al que pertenezco no se nos deje trabajar, como está pasando al SP Confederal elegido en Zaragoza al que se les están poniendo palos en las ruedas desde que fueron elegidos. Espero y deseo que éste no sea una vez más un corto verano de la anarquía.
Chus
Banca Madrid