A finales del siglo XX, el ferrocarril británico sirvió de ejemplo a todos aquellos que sólo entienden de beneficio, rentabilidad y bajo coste. ¡Beneficio, rentabilidad y bajo coste para una pequeña minoría de explotadores a expensas de la gran mayoría de la población y de las necesidades sociales colectivas!

La privatización del ferrocarril británico fue el precedente del amplio movimiento que afectó al ferrocarril (al igual que a otros servicios públicos) por todo el mundo. El orden capitalista manda. Y en este caso, su mandato fue el cierre de líneas y estaciones, el deficiente mantenimiento de instalaciones ferroviarias, trenes sucios y con retraso, tarifas más altas, desaparición de descuentos sociales en las tarifas, una organización del sistema ferroviario desestructurada, condiciones de trabajo gravemente deterioradas, más desempleo…

La privatización del ferrocarril británico fue el precedente del amplio movimiento que afectó al ferrocarril (al igual que a otros servicios públicos) por todo el mundo. El orden capitalista manda. Y en este caso, su mandato fue el cierre de líneas y estaciones, el deficiente mantenimiento de instalaciones ferroviarias, trenes sucios y con retraso, tarifas más altas, desaparición de descuentos sociales en las tarifas, una organización del sistema ferroviario desestructurada, condiciones de trabajo gravemente deterioradas, más desempleo…

Ante la situación catastrófica del ferrocarril británico, adelantándose a otras redes ya privatizadas anteriormente, los adalides de la «libre competencia» ya habían recurrido a renacionalizaciones parciales; siempre con la preocupación de no perjudicar a aquellos que habían sacado tajada a costa del servicio público ferroviario: “privatización de beneficios, colectivización de pérdidas” ¡La regla de oro de los capitalistas!

El 29 de enero, el gobierno británico anunció que la compañía Northern Railway volvería a ser pública. La compañía da servicio al norte de Inglaterra (Liverpool, Manchester, Newcastle, Leeds, etc.) con una líneas muy concurridas y un servicio catastrófico… Esta decisión del gobierno conservador no significa que renuncie al «liberalismo» y aún menos al capitalismo. No, la satisfacción de las necesidades de la colectividad no se ha convertido de repente en su prioridad; ¡no más que hace un cuarto de siglo cuando decidió hacer volar por los aires el servicio público ferroviario! Se trata más bien de una respuesta rápida a una situación insostenible. Al cabo de unos cuantos años, la búsqueda de beneficios para los accionistas – el único propósito de cualquier empresa privada en un régimen capitalista – ha tenido consecuencias terribles que obligan a incluso el más ferviente de sus partidarios a tomar medidas correctivas para calmar las iras.

Esta decisión se debe en gran medida a la campaña de largo recorrido llevada a cabo por el sindicato de Transporte Marítimo Ferroviario (RMT). Sin descanso, desde las primeras privatizaciones, los camaradas del RMT han denunciado repetidamente este proceso, han mostrado primero sus peligros y luego sus dramáticas consecuencias, y han reclamado una renacionalización.

La decisión tomada con respecto a Northern Railway es una fase; adquiere todo su sentido en un periodo en el que las privatizaciones -conocidas como «apertura a la competencia»- están de actualidad respecto a varias redes ferroviarias. ¡También recuerda la hipocresía de los estados, los gobiernos, la dirección de las empresas públicas y, por desgracia, de algunas organizaciones sindicales, que se felicitan cuando «su» empresa pública histórica privatiza el ferrocarril de otros países! El operador de Northern Railway es Arriva, filial de la Deutsche Bahn (aunque ya hace años que todos los principales grupos ferroviarios «públicos» europeos trabajan activamente por la privatización en todo el mundo, como la SNCF, La RENFE, la DB, etc.)

Las organizaciones miembros de la Red Sindical Internacional de Solidaridad y Luchas y de la Red de Ferrocarriles sin Fronteras reafirman sus reivindicaciones de un ferrocarril que tenga en cuenta las necesidades sociales, ecológicas, económicas y de gestión del territorio. Contra la privatización, es su socialización la que debe debatirse, para su puesta en práctica de la manera más cercana posible a la realidad del terreno, basada en la práctica y la experiencia de aquellos y aquellas que hacen funcionar el ferrocarril, de acuerdo con las necesidades de la comunidad democráticamente definidas.

http://www.laboursolidarity.org/REINO-UNIDO-25-anos-despues-en?lang=es


Fuente: Red Sindical Internacional de Solidaridad y de Luchas