Diseñador, ilustrador y sobre todo uno de los más grandes del humor gráfico británico, el nombre de Ray Lowry ha quedado fijado en la legendaria portada de un disco, London Calling, que concibió para arropar el tercer álbum de la banda The Clash. Su figura trasciende, sin embargo, esa mera etiqueta, tal como han recordado a raíz de su muerte prematura los muchos admiradores del espíritu ácido y anarquista que impregnaba sus tiras, publicadas en un ramillete de revistas, diarios y fanzines. Lowry fallecía el pasado 15 de octubre, a causa de una hemorragia, cuando contaba 64 años.
Hijo de la clase obrera de Manchester, un entorno deprimido que, según sus palabras, «afiló mi sensibilidad frente a los elementos más siniestros de la vida», Lowry inició su carrera como ilustrador en varias agencias publicitarias. Las tiras que dibujaba en su tiempo libre pronto tuvieron acogida en la emergente prensa underground. Aquellas colaboraciones en Oz e Internacional Times dieron paso a un espacio semanal en New Musical Express, cuyo título (Only Rock’n’Roll) recogía su tremenda pasión por la música. El trabajo de Lowry anticipaba el clima de descontento y de rebelión que dominaría a principios de los ochenta, cuando Margaret Thatcher pasaría a convertirse en uno de sus filones creativos.
Conoció a los miembros de The Clash como teloneros de los Sex Pistols en su Anarchy Tour (1976), y tres años más tarde les acompañaba ya como protagonistas de su propia gira por Estados Unidos. Allí nació su diseño gráfico más famoso, que en realidad no se apoya en una imagen realizada por él mismo. La fotógrafa Pennie Smith tomó una instantánea del bajista de The Clash, Paul Simonon, golpeando su instrumento contra el suelo en el Palladium de Nueva York. La autora quiso descartar la foto por considerarla demasiado granulosa, pero Lowry, inspirándose en la carátula del álbum debut de Elvis Presley, la eligió para la portada del nuevo disco de la banda, en la que insertó el título con las letras en verde y rosa. London Calling figura en el número ocho de la lista elaborada por la revista Rolling Stone sobre los mejores álbumes de la historia.
Tras su etapa más comercial de los ochenta, en la que trabajó para un sinfín de revistas y periódicos, su interés se volcó en la pintura, que no abandonó en sus últimos años a pesar de su precaria salud. Publicó cuatro colecciones de dibujos e ilustraciones, objeto de la avidez de seguidores y coleccionistas, algunos tan célebres como la cantante Patti Smith o el artista Damien Hirtst. El mismo día de la muerte de Ray Lowry, el músico Noel Gallagher aprovechaba un concierto de los Oasis para dedicar una canción a su paisano, «el artista más grande que ha dado Manchester».
Fuente: PATRICIA TUBELLA 17/11/2008 | EL PAIS