Rafel Cid
A Mariano Rajoy le están preparando el finiquito. Todo indica que no revalidará como cabeza de lista de su partido a nivel estatal. Sobre todo si como se prevé el 1 de noviembre el PP se pega el gran batacazo en las elecciones autonómicas catalanas. Este verano, los que realmente cortan el bacalao en la cúpula de las altas finanzas y los negocios han dado por finalizada la experiencia “centrista” del PP. Ni cortos ni perezosos, y aunque los beneficios empresariales y la macroeconomía siguen viento en popa gracias al gobierno Zapatero, se ha cortado el cordón umbilical que mantenía a trancas y barrancas la ficción de una derecha civilizada.
Rafel Cid

A Mariano Rajoy le están preparando el finiquito. Todo indica que no revalidará como cabeza de lista de su partido a nivel estatal. Sobre todo si como se prevé el 1 de noviembre el PP se pega el gran batacazo en las elecciones autonómicas catalanas. Este verano, los que realmente cortan el bacalao en la cúpula de las altas finanzas y los negocios han dado por finalizada la experiencia “centrista” del PP. Ni cortos ni perezosos, y aunque los beneficios empresariales y la macroeconomía siguen viento en popa gracias al gobierno Zapatero, se ha cortado el cordón umbilical que mantenía a trancas y barrancas la ficción de una derecha civilizada.

Seguramente el susto por “el baño de poder vitalicio” que puede significar para los socialistas el éxito del proceso de negociación con ETA, el calabobos progre de las reformas cívico-culturales del zapaterismo entre la ciudadanía, el susto de que a su propia cuota electoral se sume en un santiamén el voto agradecido de los emigrantes e incluso la positivización de una Unión Europea en el paradigma de la alianza de civilizaciones, ha movilizado a los más rezagados del establishment para defenestrar con todos los honores al sucesor de José María Aznar, un Rajoy incapaz de estar en misa y repicando como mandan los cánones de política caníbal al uso. Y el sucesor elegido por el sanedrín que controla las esencias del cotarro es el halcón Ángel Acebes, precisamente el político que se cayó a última hora como delfín del aznarismo y, también precisamente, el hombre que dirigiría los destinos inescrutables del ministerio del Interior el fatídico 11-M.

El golpe de timón que se va a ejecutar en el seno del primer partido de la oposición tiene claves ocultas y notorios efectos colaterales. Representa el triunfo de la línea dura (¿pero hubo alguna vez otra ?) , la reubicación de la estrategia del Partido Popular a rebufo de las tesis de Aznar -convertido ya en un peón de brega de los mandamases neocons-, potenciar la identidad católica más inmovilista y asegurar la sagrada unidad de mercado frente al espasmo centrifugador de los nuevos estatutos de autonomía. Porque, aunque Zapatero ha realizado una defensa numantina de los intereses del gran capital español -que hace tiempo dejó de ser nacional-, como se ha demostrado en el caso Repsol y el asunto Endesa, el bunker ideológico-político-empresarial ha terminado asimilando que esos “favores” pueden ser un calculado efecto placebo si Moncloa trenza alianzas estables con CiU y PNV para gobernar el Estado y las Autonomías al alimón. Y como de costumbre, en un país troquelado en el ordeno y mando, el clientelismo, el analfabetismo funcional y la subordinación a la voz de su amo, los medios adictos son quienes “preludian” la sarracina genovista.

El Mundo y La COPE, y todo lo que les cuelga a ambos grupos mediáticos, son quienes llevan la batuta de la revancha acebista, no sólo desmontando a Rajoy concienzuda y solemnemente, sino suministrando activos domésticos para monitorizar el vuelco hacia la persona del halcón-niño Acebes como “elefante blanco” de la operación rescate. Eso supone que la ofensiva contra el gobierno Zapatero pivotará con saña sobre la “trama del 11-M”, a través de revelaciones in crescendo con material obtenido a base de golpe de talonario, que permitan una implosión controlada de la credibilidad de los socialistas. Es el modelo Amedo-Gal, que acabó con 14 años de felipismo autista. La paradoja ahora es que esa operación de acoso y derribo en que tienen puestas sus esperanzas los hombres de núcleo sotanista del PP, de concretarse en que hubo “conspiración” policial, debería sepultar al propio Acebes y a sus correligionarios. No hay que olvidar, por muy fuerte que sea la propaganda contra y la torpeza oficial, que el atentado se perpetró durante el mandato de Acebes y seguramente bajo su responsabilidad por acción u omisión (¡fue el gobierno del Partido Popular quien condecoró y felicitó a toda la plana mayor de los cuerpos y fuerzas de seguridad por su eficacia para esclarecer la autoría de la masacre¡).

El lado cutre de esta movida en incubación es la presencia de segundos espadas de los medios como “guardianes” de la causa. Poniendo de manifiesto una vez más “quién manda aquí”, los gurús mediáticos han deslocalizado a sus capitanes hacia la guarida neocons. Sirva como botón de muestra el nombramiento Cayetana Álvarez de Toledo, jefa de las páginas editoriales del periódico de Pedro Jota y tertuliana de fuste de Jiménez Losantos, como nueva responsable de gabinete de Ángel Acebes, el político abulense próximo a la secta de Los Legionarios de Cristo, cuyo fundador fue obligado a dimitir por el Vaticano tras años de graves denuncias por pederastia. Por otro lado, se trata de una promoción religioso-político-laboral que ha hecho escuela en el PP. El periodista radiofónico Luís Herrero, afín al Opus Dei, trocó la dirección del programa que ahora dirige Losantos en la COPE por una bien dotada acta de diputado en el Parlamento Europeo en la escudería de Aznar. Claro que en la etapa del felipismo rampante el trasiego de profesionales del Grupos Prisa / El País hacia puestos de relumbrón en la cima del organigrama socialista era el pan de cada día. Dos sagas distantes pero no tan distintas, que demuestran que en España el medio no es el mensaje sino un instrumento al servicio de los que mandan.

Pero no descubrimos el océano. Es como la vida misma. Unos arriba y otros abajo, y unos inter-mediarios que se presentan como representantes de la opinión pública (en realidad opinión publicada) para convencerla de que los arriba están cargados de buenas intenciones. Basta con leer la prensa para encontrar la aguja de marear del modelo dominante. Por ejemplo, el “caso Repsol”. El gobierno progresista de Rodríguez Zapatero no sólo saca la cara en nombre de todos los españoles por una multinacional controlada mayoritariamente por capital extranjero ( el 51,2% a junio de 2006), sino que permite que el ex jefe de los servicios secretos del país, a la sazón el Jorge Dezcallar que estaba al mando del CNI el 11-M, se pase con armas y bagajes al estado mayor de la petrolera acusada de saquear al pueblo boliviano. ¿Quién manda aquí ? Por ejemplo, caso de las cárceles secretas de la CIA en países extranjeros. El presidente Bush reconoce su existencia tras haberlo negado con contumacia, y no hay un juez en el mundo que decrete su detención inmediata. ¿Quién manda aquí ? El alcalde popular de Madrid Alberto Ruiz-Gallardón veta una obra en un teatro municipal por unas declaraciones políticamente incorrectas de su director y no sólo ni la prensa ni la sociedad civil le ponen en la picota sino que se obliga a la víctima a hacerse el harakiri. ¿Quién manda aquí ? Por ejemplo, la presidenta de la Comunidad de Madrid anula el impuesto de sucesiones y la acción se presenta poco menos como un avance social (¡vivan las caenas !), mientras privatiza hospitales (el último La Clínica de la Concepción) y la enseñanza (en Madrid hay ya más universidades privadas que públicas). ¿Quién manda aquí ? Por ejemplo, el caso Felipe González catapultado por el El País, en primera página y con foto, a la condición de gran pacificador con el presidente de Irán como representante de la “Fundación para el Diálogo de las Civilizaciones”, curioso lobby sufragado por Massoud Zandi, el financiero “persa” que prestaba su avión particular al dueño de Gescartera. ¡Quién coño manda aquí !

Y volviendo al nuevo Sarkozy del PP, ¿en qué basará el integrista Acebes su campaña como líder de la derecha ? Verde y con asas : en la imparable oleada de inmigrantes y su pernicioso efecto llamada para el nuevo nacionalcatolicismo emergente.


Fuente: Rafel Cid