Democracia Real Ya tiene un tiempo de vida, una vida saludable, a pesar de la enorme diversidad que la propia ciudadanía contiene. Afortunadamente hace mucho dejamos atrás el pensamiento único y cada persona, desde sus particulares y personalísimas circunstancias, genera un pensamiento propio. Aunque es cierto que vivimos inmersos en un mundo mediático que influyen sin duda ninguna en nuestras opiniones.

Si observamos,
como meros participantes, pero con cierto detenimiento y abstraemos
aquello que parece importante dentro del inmenso anecdotario que
supone la existencia de Democracia Real Ya, nos encontraremos con
algunos aspectos que permiten ir enmarcando, aunque sea para
comprender el fenómeno social que supone.

Si observamos,
como meros participantes, pero con cierto detenimiento y abstraemos
aquello que parece importante dentro del inmenso anecdotario que
supone la existencia de Democracia Real Ya, nos encontraremos con
algunos aspectos que permiten ir enmarcando, aunque sea para
comprender el fenómeno social que supone. Entre estos aspectos hay
que destacar la coincidencia de la multitud que aglutina esta
iniciativa en el hecho de que ninguna organización, sea del tipo que
sea, hipoteque el presente y el futuro de la misma: no a banderas, no
a siglas, no a símbolos partidistas. Igualmente se observa una
frescura en los mensajes en formato slogans que recogen
contundentemente la indignación contenida en años. Además es
posible ver, palpar, una auto organización de las pequeñas, pero
imprescindibles necesidades que todas las personas que se congregan
tienen. Por si ello fuese poco muchas personas que se arremolinan
cual espectadores privilegiados, sobre todo mayores, muestran su
profunda solidaridad con los no tan mayores y jóvenes que participan
activamente de los eventos. Todos estos elementos y la ausencia de
cualquier violencia, de la aceptación de la diferencia de opiniones,
del debate en las asambleas espontáneas, de las “quedadas” cada
vez más numerosas, viene a indicar la envidiable salud de este
movimiento social sin precedentes en la historia de España.

Hace falta
distanciarse algo más de los eventos
,
tanto temporal como afectivamente, para analizar con cierta
objetividad lo que está ocurriendo y sobre todo aventurarse a
proyectar lo que puede ser posible. Porque esta realidad hace pocos
días parecía IMPOSIBLE y ahora es real, con todos los matices que
se quiera. Ya que la gran importancia de esta iniciativa reside en
que es una obra humana, es decir, que se autoaprende. Solo en
aquello donde actuamos y aprendemos al mismo tiempo encontramos
nuestra profunda humanidad y, si además este autoaprendizaje se
produce en un contexto cargado de valores humanos, el éxito está
garantizado. En cada nueva cita somos más persona, somos algo más
sabios, reconocemos a los otros y nos aunamos juntos porque el futuro
es nuestro. A la humanidad solo la pueden salvar los seres humanos y
esa cualidad se adquiere en un aprendizaje social.

En una de las
asambleas, concretamente ayer una persona exponía que no es el
momento de buscar soluciones, sin que previamente juntos hayamos
concluido en cuáles son los males, argumentaba que probablemente al
ir definiendo soluciones se fragmente este movimiento que para ser
eficaz debe estar unido. Por ello recopilo algunas de las
aportaciones que he ido recogiendo y que creo expresan la unidad. Es
preciso una profunda reforma política que permita la elección de
las personas, no de los partidos, que esas personas elegidas lo sean
por un tiempo corto y que no pueden cobrar más de lo que cobraban en
sus trabajos, si hubiera necesidad de “liberarlos” de ellos. Otra
idea fuerza es la desaparición de todos los cargos públicos de
confianza y el adelgazamiento de tantas administraciones publicas
que se superponen innecesariamente, que exista el número de
empleadas y empleados públicos necesarios para que garanticen los
derechos reales de los ciudadanos y ciudadanas y que se deje de
privatizar los servicios públicos. Una reivindicación importante
que está haciendo sitio es la real independencia de poderes del
Estado. Se escuchan voces que proponen una iniciativa legislativa
popular para empujar en esta dirección y también otras recuerdan
que en 2012 hay una cita electoral para acaparar el poder del Estado.
Otras se trasladarán y entre todas las personas llegaremos a
acordar aquello que entendamos aportará soluciones a los
inquietantes y urgentes problemas que tenemos.

Rafael Fenoy Rico