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El vuelco electoral del 14 de marzo, como consecuencia del 11-M y sus antecedentes, ha tenido la virtud de producir un impacto-diana y un efecto colateral. El impacto-diana es que ha dejado al PP con un presente precario y un futuro aún más incierto, sin caballo de refresco. A los populares se les ha abierto la tierra bajo sus pies. Abrasados por la aznaridad rampante, el caudillo saliente ha tocado techo, y ya sólo le queda un no imposible horizonte penal. Aznar ha muerto electoralmente virgen, pero es un apestado. El efecto colateral es que, visto en perspectiva, se han abatido tres pájaros de un sólo perdigonazo : Aznar, Bush y Blair.

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El vuelco electoral del 14 de marzo, como consecuencia del 11-M y sus antecedentes, ha tenido la virtud de producir un impacto-diana y un efecto colateral. El impacto-diana es que ha dejado al PP con un presente precario y un futuro aún más incierto, sin caballo de refresco. A los populares se les ha abierto la tierra bajo sus pies. Abrasados por la aznaridad rampante, el caudillo saliente ha tocado techo, y ya sólo le queda un no imposible horizonte penal. Aznar ha muerto electoralmente virgen, pero es un apestado. El efecto colateral es que, visto en perspectiva, se han abatido tres pájaros de un sólo perdigonazo : Aznar, Bush y Blair.

Parece evidente. Cuando en España hay un vuelco electoral hacia la izquierda, es porque algo muy grave lo ha impulsado.

Es una tradición. Ni Felipe González ni Rodríguez Zapatero ganaron por goleada a la derecha por su programa en el 82 y en el 2004. Ni siguiera por sus propios méritos personales. Al revés. FG entonces y ZP ahora se han beneficiado de un movimiento popular de rechazo a lo existente. Entonces el miedo a ser gobernados por los incapaces que no quisieron o no pudieron evitar el golpe de Estado del 23-F y ahora por los herederos de aquellos incapaces que tampoco quisieron o pudieron evitar el 11-M.

¿Cómo se podía tragar que el ministro Acebes y toda la cúpula de su departamento comparecieran ante la opinión pública, aterrorizada por la mayor matanza de la historia, y felicitará de entrada a los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado ?. ¿Qué reacción cabía esperar de las gentes que directa o indirectamente – todos, salvo los fanatizados – habían sido víctimas de la negligencia del núcleo duro del Estado policial vigente ?. Con el plus de peligrosidad añadido de que el atentado había sido consecuencia política directa de una guerra criminal en contra de la mayor parte de la ciudadanía y de la totalidad de las fuerzas políticas parlamentarias. ¿En qué cabeza cabe semejante inmolación ?. En la personas que les cabe el Estado en la cabeza pero no pisan la calle donde se oye gritar el rencor por las esquinas.

Ahora tenemos una situación que recuerda, aunque sea de perfil, al derrumbe de UCD antes del 23-F. El 23-F del aznarismo , la institucionalización de la aznaridad, fue la decisión de Aznar y de los 183 incondicionales de sumarse a la coalición agresora para perpetrar un genocidio de Estado contra la legalidad internacional. Todo ello en nombre del pueblo español. Por eso, aquellos vientos sembraron las tempestades que se han llevado por delante al PP de la mayoría-rodillo absoluta que arrodillaba al personal. Algo habitual en la derecha unida española, se vista de bloque constitucional o de rancia alianza popular, según convenga. Nuestra derecha sólo permanece unida cuando reza unida en la defensa de los sagrados intereses de la oligarquía, la tradición, la bandera y el statu quo, que ellos llaman patrióticos, apostólicos y romanos.

Cuando falla la pasta gansa y mengua el pesebre de cargos, sinecuras, subvenciones y canonjías, la competencia se hace caníbal. Sólo había que ver la cara de Rato la noche de difuntos. Como Solchaga en su día, mister eficacia no se podía explicar porqué, si España va bien y la economía es un cañón, los de abajo habían dado un puntapié a los de arriba.

Pobre PP y su gente de orden. Han pasado de la cima a la sima sin conmoverse. Y encima negando sus más íntimas convicciones. Esa contumaz resistencia a negar la mayor que inculpaba a ETA, cuando la propia ETA, Izquierda Aberzale y los movimientos sociales no sólo habían madrugado su “absoluto rechazo” y desmentido cualquier responsabilidad en los hechos, ha servido para echar un balón de oxígeno a la propia ETA. El ETA mata pero no miente de los orejistas cuando se trataba de demonizar el diálogo de ERC y el súbito negar credibilidad a los etarras cuando manifestaban su incompatibilidad con el suceso, ha convertido al PP, puntualmente y en la práctica, en el “reanimador” de la organización armada. Eso en el campo político. En el concierto internacional confirmará descenso al rincón de la historia (afectará al turismo, a la imagen de modernidad, al prestigio institucional) que empezamos a atesorar tras el portazo a la Constitución europea como caballo de Troya del Bush.

Hay un montón de cosas que se pueden decir del resultado electoral. Señalaremos algunas rápidamente.

1. Se puede engañar a algunos durante mucho tiempo y a muchos durante algún tiempo, pero no se puede engañar a todo el mundo durante todo el tiempo. La gente tarda en darse cuenta de su alienación. Pero cuando se la juegan con recochineo, se cabrea. El 23-F y el 11-M son testigos.

2. Hay un generación de nuevos votantes no atrapada por la rentable campaña de “esos rojos ladrones”, que sin de izquierdas a la clásica usanza no toleran la mentira goebbelsiana, la guerra criminal en su nombre, el desastre ecológico calificado de hilillos a la mar y la cutrez vivencial. Es la activa generación que hizo posible la víspera, en muchas ciudades españolas, la noche de los móviles y la kale borroka democrática de protesta contra los señores de la guerra y la manipulación.

3. Que como decía el taurino, lo que no puede ser no puede ser y además es imposible. No querían tripartido de izquierda plural y republicana en Catalunya : ración doble en las generales. Se expulsa por la ventana al independentismo abertzale EH-HB por la vía de las armas judiciales y se cuela por la puerta grande con el nombre de Aralar. Ni se pueden ilegalizar ideas ni poner puertas al campo. Aunque a uno le quepa todo el estado en la cabeza puede ser un perfecto bobo.

4. La gente quería ante todo echar al paradigma del PP, al margen de quien llevara en ese momento el maillot amarillo. Por eso le dio la pájara a Rajoy al ver que votaban en su crisma a un señor que no se presentaba a las elecciones. Les han echado por clónicos en el seguidismo y la adhesión al cuadillo Aznar y su política basura.

5. Los medios de comunicación se ha revelado como armas de manipulación masiva. Si el manejo de la opinión publicada en 1996 sirvió para rebañar los miles de votos que el PP necesitaba para derrotar al PSOE el abuso ad nausean del 2004 les ha llevado a darnos una patada en su propio culo. A partir de ahora el tema “medios de comunicación” se convierte en una asignatura fundamental para la democracia postaznárida. Habrá que redefinir la esfera pública mediática y replantearse los límites de las concesiones de las cadenas privadas con vocación canalla.

6. La hábil receptación de voluntades pro IU por el PSOE en su indecente estrategia del voto útil demuestra que nuestro sistema proporcional no habilita más que un bipartidismo ampliado a los nacionalismos. Salvo que IU siga el camino avanzado por sus filiales vascas y catalanas, comprenda la democracia de proximidad que puede haber en nacionalismos globales -pensar local y actual internacional- y expurgue los últimos vestigios de las herrumbrosas lanzas del criptocomunismo, a la coalición sólo le queda optar entre suicidarse por asimilación por el PSOE o la eutanasia domestica. La desaparición de la roja, combativa y jornalera Andalucía es casi su epitafio.

Del lado de los triunfadores hay que esperar un giro conservador al centro, evitando disgustar a los poderes fácticos con nuevos experimentos tripartitos, consolidar el fervor de la gente con la retirada de las tropas de Irak -más se perdió en la guerra de Cuba y venían silbando- y ver que dan de si las reformas de los Estatutos de Autonomía en línea de salida. Ah, y comprobar cómo ese gran socialista que mantuvo hasta el último aliento su confianza en el ministro Acebes y en la maldad etarra llega a ministro de Seguridad.

Final. Este país tiene una deuda de gratitud con los cómicos, los hombres del cine, el teatro y la canción. Por su talla moral, son los verdaderos héroes de esta singladura. Cuando tanto intelectual orgánico, mediático y subvencionado callaba, ellos fueron los primeros en decir “adiós a todo eso”, Chapó.