Como si de una siniestra tradición se tratara, cada vez que la justa protesta y la rebelión popular alcanza la calle, se produce la muerte “accidental” de un anarquista a manos de la policía. Será que la mala reputación de la que, según Brassens, hacen gala los libertarios, les convierte en víctimas propiciatorias para el panóptico social.
En su día fue el italiano Giusepe Pinelli, criminalmente defenestrado desde una comisaria. Durante los años de la transición española, la víctima tomó el nombre de Agustín Rueda, vilmente asesinado en una cárcel del Estado. Y ahora le ha tocado la bola negra al adolescente griego Alexandros Grigoropulos, joven en edad pero más maduro éticamente que muchos adultos biempensantes y autistas sociales, pues encontró la muerte cuando se solidarizaba con los damnificados por la crisis del capital. Como homenaje a cuantos luchan por un mundo mejor, no importa país, raza o condición, cedo el espacio y la palabra para reproducir la octavilla que, con el título “Estado asesino, policía ejecutora” y la rúbrica “El Estado asesina”, repartían los manifestantes de Madrid durante la concentración en memoria de Alexandros el pasado miércoles 10 de diciembre en la Puerta del Sol. Porque, si la sal se olvida, quién nos devolverá su sabor. Los únicos vándalos son los que han desatado la crisis que está arrojando al hambre y a la miseria a millones de seres humanos.
El manifiesto :
“Hoy, en el año 2008, en el siglo XXI, el cuadro en el que vivimos es el cuadro del empobrecimiento generalizado de la población mundial como resultados de una política económica de pillaje por parte de banqueros, empresarios, políticos y sindicalistas. En Europa la inflación hace subir el precio de todos los productos de consumo básico, limitando el alcance de nuestro sueldo. El aumento del paro como consecuencia de los reajustes del mercado capitalista, tras habernos hipotecado hasta el cuello, hace que la mayor parte de la población se vea con un futuro incierto. Una población que sólo encuentra en el trabajo la manera de asegurarse la subsistencia a sí y a sus familias.
Vemos cómo los Estados, respetándonos aún menos si cabe, inyectan millones de euros a los responsables de este tinglado. A la par, la juventud que, aquí en el Estado español, no puede sino soñar con un puesto de trabajo con el cual ser mileurista. En Grecia, la misma juventud ha recibido el nombre de “generación de los 700 euros”. Los sociólogos preparan sus plumas y nos dicen que jamás en la historia la clase obrera ha perdido tantos derechos sin manifestar el más mínimo rechazo. Esto es, nos apalean sin siquiera decir esta boca es mía. Aislamiento de la población entre sí, entre los trabajadores, entre los vecinos, entre las familias…Y un sólo hilo conector que justifica la existencia de todos los sectores sociales : el consumo, avivado a través de la televisión. Y, para evitar que nadie disienta, los tertulianos políticos, que nos dicen que todos formamos parte de lo mismo, que todos tiramos de la misma cuerda, mientras nuestros dominadores hace ya rato que nos golpean con esa misma acuerda.
Este es el contexto en el que un policía ha asesinado a un joven de 15 años en Atenas. Y esta es la gota que colma el vaso de explotación, de miseria, de falta de expectativas, de desposesión de nuestra vida de nuestras decisiones. Este es el contexto en el que miles de personas salen a la calle a expresar toda la rabia contenida por años de abusos. Y este contexto es el mismo que vivimos hoy en el Estado español. Por ello, nos reconocemos en todas las personas que están luchando en Grecia, porque reconocemos en sus intereses los nuestros. Porque reconocemos que ellos y nosotros somos a quienes nos ha tocado estar en el lado chungo de la Historia. Nos solidarizamos con ellos, para que les llegue nuestro calor, pero también para que ese calor que ellos desprenden sirva para que aquí pidamos cuentas y se las hagamos pagar a los responsables : el Estado, la Patronal y sus sindicatos, la banca y la prensa.
Ahora ya sabemos quiénes son. Rindamos homenaje a Alexandros y a nuestros compañeros griegos”.
11 Frimario 2008 (De la Digna Rabia)
Fuente: Rafael Cid