En aquellas sociedades que alcanzaron un cierto nivel de dignidad social, la Grecia clásica y algunas experiencias solidarias del Renacimiento, el concepto de democracia siempre iba unido al de ciudad, que es lo mismo que decir democracia de proximidad, o sea, la única en la que es posible aunar la participación y el control. Demo-kratia, gobierno del pueblo, y polis, ciudad, son las dos variables indispensables de la convivencia entre libres e iguales. Y a partir de ahí, todo ; de ahí para atrás, nada. La crisis financiera del primer mundo (¿crisis, qué crisis ?, los “botines” no están en crisis) es, entre otras muchas faenas, la última estocada que una democracia sin demócratas (“lo llaman democracia y no lo es”) perpetra contra la de-mo-cra-cia sin aditivos ni colorantes.
Los grandes financieros, como ETA, nunca mienten. Ellos no están en crisis, aunque sus leguleyos, gobiernos, clase política y medios de comunicación, los centuriones del sistema, hayan acudido prestos a acuñar el término “pánico financiero” para crear la catarsis que sus jefes necesitaban para justificar el latrocinio de la Operación Rescate. Son sinceros, como en una reunión de alcohólicos anónimos, pero jamás dicen la verdad. Ellos no están en crisis, ni la imaginan, porque han acumulado beneficios año tras año, tienen la pasta en filiales radicadas en paraísos fiscales y, ¡qué coño !, son los que mandan. Desde la cuna a la tumba, su exquisita educación, no les permite semejante ordinariez. Ser un vulgar trabajador, un simple contribuyente, un ciudadano de a pie, va de retro.
Desde que el capitalismo es un canibalismo sancionado legalmente por el Estado, la clase dirigente y su ventrílocua gobernante (mutatis mutandis) han salido no sólo indemnes de las crisis sino incluso reforzadas. Feudalismo precapitalista, burguesía reformista, terratenientes, industriales, empresarios, banqueros y financieros bribones saben que tiene en la “representación política” y en el bastón de mando del Estado las herramientas para oficiar esa inaudita alquimia por la que las víctimas pagan las fechorías de los verdugos y además les piden perdón por el atrevimiento. Unas veces a la especie lo llaman “modélica transición” y en otras se reviste con la vis dramática del crac. La superstición, la ignorancia, el pancismo, el tenebrismo y la traición de los “representantes” han hecho posible la suprema alienación de interpretar como desastre propio el demencial navajeo ajeno. Los hechiceros de la tribu del pensamiento único son expertos en cocinar a fuego lento a “la masa” para que no falte de nada en su mesa de cinco tenedores. La Operación Rescate confirma que Roma sí paga traidores : desde los púlpitos del Estado y afluente, sentando un precedente histórico, se premia el fraude, la corrupción, el crimen económico-financiero y la cleptomanía.
Nosotros, a través de ellos (nuestros representantes) hemos acudido al rescate de los financieros y sus armas de destrucción masiva. En el caso de España, territorio libre de crisis según las autoridades político-bancarias (una especie de centauro pesebre en auge), nosotros, a través de ellos, (nuestros representantes), les hemos entregado el equivalente en riqueza al 15% del PIB. Por nuestro bien, según dicen ellos (nuestros representantes). Pero entre ellos (nuestros representantes) y nosotros, los paganos, hay un abismo. Ellos (nuestros representantes) ponen las balas y nosotros las víctimas. Ellos (nuestros representantes) y sus partidos representativos, tienen un fuero especial que hace de sus condiciones laborales un mundo aparte. Sueldos por encima de la media (respecto a la de los que representan), dietas y complementos, paracaídas de oro para la jubilación y un buen cedazo de regalías. En justa compensación, ellos (nuestros representantes), obtienen de sus promotores otras compensaciones imprescindibles para que puedan seguir explotando su franquicia de representación. Como botón de muestra, ahí está, reflejado en sucesivas memorias del Tribunal de Cuentas, la condonación (perdón parcial) de deuda de los partidos políticos representativos, que en el caso del PSOE-PSC, por poner un ejemplo ejemplar, alcanza a los 30 millones de euros de gratis total.
¡Quién dijo crisis habiendo dóciles contribuyentes dispuestos a todo por la patria ! Ellos nunca mienten aunque jamás dicen la verdad. El propia presidente del Congreso, hipotecada sede de la soberanía nacional, José Bono, la dejó claro en el solemne acto de inauguración de la legislatura : “no ha nacido español ni se espera que valga más que otro”. Eso proclamó a capella el bolo ante la familia real en pleno, la única familia española que ha visto elevado su renta disponible para el 2009 gracias a los Presupuestos Generales del Estado, a los que todos cotizamos a escote. Así que la bimillonaria confiscación de la Operación Rescate no es nada nuevo. Aquí estaba ya inventado y coronado. Dijimos ¡que inventen ellos ! y los financiadores del yate Fortuna y el Bribón II lo pillaron al vuelo.
Mientras, para llegar a fin de mes, los ciudadanos activos y productivos tienen que vérselas con un horizonte de paro del 15% de la población activa,9 millones de personas en el umbral de la pobreza,3,7 millones de pensionistas con menos de 500 euros al mes, 600 euros de salario mínimo, un máximo de percepción por paro de 900 euros y, abultadas minusvalías para quien, acojonado por los augurios del Pacto de Toledo, hubiera suscrito un plan privado de pensiones. Es “la mano invisible” del mercado, “equilibrio general” walrasiano, “la perenne tempestad de la destrucción creadora” schumpeteriana. En suma, el robo con agravante que diría El Roto, el único intelectual honesto de estos pagos.
Cuando el 1936 el pueblo español repelió en alpargatas un golpe militar oligárquico- fascista no sólo estaba defendiendo la I democracia española, con su generosa acción recuperaba la autoestima como auténticos protagonistas de la sociedad civil no impostada y ponía en marcha una ejemplar revolución social. Al reivindicar con toda justicia y legitimidad la memoria histórica robada, esta epopeya debería servirnos para comprender que sólo del gobierno del pueblo (la democracia) puede dar soluciones equitativas y sostenibles a la humanidad. El mundo del trabajo, la ciudadanía activa y productiva, la sociedad civil, debe salir de su enclaustramiento placebo. Frente al catastrofismo oficial, la voluntad solidaria de los más y la resolución libertaria de todos. Ante el golpe financiero mundial, gota malaya y marcha verde. Entre libres e iguales, juntos podemos.
Fuente: Rafael Cid