La Europa de los veintisiete nace de culo. De espaldas a la voluntad general. La decisión de sustituir la propuesta de Constitución europea por una minitratado es un golpe bajo a la democracia, que confirma la deriva absolutista del menos malo de los sistemas de gobierno conocidos. El nuevo rapto de Europa inaugura la era de la democracia karaoke.
Por miedo a la respuesta de la ciudadanía, la cumbre de dirigentes de la UE, travestida de Congreso de Viena redivido, ha decidido retirar la propuesta inicial que gravitaba sobre la ratificación previa por un consenso entre notables. Los grupos de interés han vencido al demos y el Estado de derecho ha engolfado su legitimidad de origen. ¡Fuera caretas ! La montaña parió un ratón y ahora nos la darán con queso.
Atrás quedan las grandes declaraciones y principios. La tan cacareada seguridad jurídica, piedra de toque de la globalización neoliberal, ha saltado hecha añicos. Ninguna confianza, nula seguridad, cero credibilidad puede tener un régimen que surge de una estafa premeditada y convierte a millones de ciudadanos en rehenes de un tinglado perpetrado contra natura. La legalidad se ha puesto fuera de la ley.
Da igual que Sarkozy fiche para su gobierno a estrellas de la política de pedigrí socialista, feminista u onegetista. Es un simulacro.
Poco importa que Rodríguez Zapatero asegure que el gurú de la democracia deliberativa, Phillip Petit, le ha dado un sobresaliente. Es huera retórica.
La realidad sin atributos es que la Europa unida nace de un acto de fuerza contra la soberanía popular. La postdemocracia ha llegado.
Fuente: Rafael Cid