José Blanco estaba completamente sobrio cuando soltó la melonada de llamar frikis y anarcoides a la gente del PP que había criticado el decreto del gobierno congelando la velocidad máxima a 110 kilómetros hora en carreteras y autopistas para ahorrar combustible. Seguramente el ministro lo dijo con la intención de llevar al ánimo de su concurrencia que la oposición está compuesta por pasotas, personas de poco fiar e irresponsables. Pero vano empeño. El titular de la cartera de Fomento, que en los mítines tiene auto-asignado un papel a medio camino entre Goebbels de Palas de Rey y Bob Esponja, no domina el callejero cheli y a menudo tropieza con los “concetos”.
El usa esos
calificativos, friki y anarcoide, en peyorativo mayestático, sin
darse cuenta que entre los ciudadanos potencialmente votantes hay una
juventud sanamente friki y anarcoide porque está de vuelta de las
monsergas de una sedicente izquierda que lleva años perpetrando la
política más derechista de nuestra historia contemporánea. Hasta
el punto de que, cuando la derecha del PP llegue al poder traída en
volandas por esa gestión reaccionaria y antisocial del PSOE, puede
El usa esos
calificativos, friki y anarcoide, en peyorativo mayestático, sin
darse cuenta que entre los ciudadanos potencialmente votantes hay una
juventud sanamente friki y anarcoide porque está de vuelta de las
monsergas de una sedicente izquierda que lleva años perpetrando la
política más derechista de nuestra historia contemporánea. Hasta
el punto de que, cuando la derecha del PP llegue al poder traída en
volandas por esa gestión reaccionaria y antisocial del PSOE, puede
que hayamos ganado un peldaño en lo que a facherio se refiere.
Porque a buen seguro que el pueblo no tolerará al PP las fechorías
que ahora tolera al PSOE.
Pero lo de
Blanco no sólo es una demostración de paletismo incívico sino que
supone además un agravio por venir de un tarambana moral. Lo
realmente indignante es que esas chanzas chusqueras las haga el
político que proyecta la privatización de Aena, ha bendecido la
militarización de los controladores aéreos y tuvo el descaro y la
indigencia intelectual de presentarse en el programa telebasura La
Noria para vender a los jubilados que la congelación de la pensiones
era por su bien. Un auténtico atropello propio de un sujeto que
disfruta de una mansión levantada ilegalmente en una zona protegida
del municipio pontevedrés de Villagarcía de Arosa, y que dice que
la cosa no va con él.
Y todo
porque el circo que le contrata tiene ya fecha de caducidad. El PSOE
se acerca a pasos agigantados al abismo electoral como demuestra la
última encuesta del CIS; puede perder Catalunya a manos del CiU en
las generales a decir de los sondeos más recientes; tenerlo muy
difícil en Andalucía y Castilla La Mancha en las autonómicas;
cuenta con un líder que está en estimación popular por debajo del
Aznar de la guerra de Irak y buena parte de esa juventud friki y
anarcoide está esperándole en las urnas para pasarle factura a
costa de la Ley Sinde y por tener que cargar con el palmarés del
paro en Europa. Blanco y en botella.
Los frikis y
anarcoides no son los del PP. El PP le va a mandar al paro. Pero los
frikis y anarcoides a la mierda. Cuestión de “cocetos”, que
diría don Pepiño.
Rafael Cid