Europa empieza al norte de los Pirineos, como siempre. Mientras en España la mayoría silenciosa sigue golosinada con el gobierno de los recortes sociales y los sindicatos verticales del mal menor, rancho propio de una democracia sin demócratas, en Francia y en Alemania los electores pasan factura a la traición de sus representantes.

Por una larga nómina de flagrantes agresiones que comienza con la
crisis económica, sigue con el vergonzoso ocultamiento de la
tragedia nuclear en Japón para no disgustar al lobby de las
centrales y termina con la agresión a Libia en el caso de Sarkozy y
el cambio del “no” a la abstención en el de Merkel en el Consejo
de Seguridad de la ONU, acciones ambas que han facilitado la

Por una larga nómina de flagrantes agresiones que comienza con la
crisis económica, sigue con el vergonzoso ocultamiento de la
tragedia nuclear en Japón para no disgustar al lobby de las
centrales y termina con la agresión a Libia en el caso de Sarkozy y
el cambio del “no” a la abstención en el de Merkel en el Consejo
de Seguridad de la ONU, acciones ambas que han facilitado la
sangrienta operación
Odisea del amanecer.

En Alemania,
la coalición de Ángela Merkel ha recibido un castigo histórico en
las elecciones regionales al perder a mano de
Los
Verdes
uno de sus feudos más ricos y
conservadores, Baden-Württemberg, a pesar de los guiños de última
hora para evitarlo. Ni la abstención en la ONU ni el anuncio de una
moratoria nuclear han impedido que la ira de los ciudadanos se
manifieste donde más les duele. Bater-Württemberg, land gobernado
desde 1953 por el partido de la canciller, le ha dado la espalda con
un sonado veredicto que a todas luces representa un plebiscito contra
las políticas reaccionarias puestas en marcha por la clase política
en el poder.

Lo mismo
acaba de suceder en Francia en la segunda vuelta de las cantonales.
El partido Unión por un Movimiento Popular (UMP), del inquilino del
Elíseo, se ha pegado un batacazo a manos del Partido Socialista
Francés (PSF), la única formación socialdemócrata de toda la
Unión Europea que se posicionó desde el principio de la crisis
contra los recortes, llevando su oposición hasta manifestarse en la
calle junto con los ciudadanos, sindicatos de clase y movimientos
sociales en repetidas ocasiones. El partido de Sarkozy no sólo ha
caído al 20 por ciento de los votos, sino que además la abstención
en esas elecciones ha pasado del 55 por 100. La Francia de Sarkozy es
líder en energía nuclear en Europa y está en cabeza de la
embestida militar a Libia.

Con lo que
Francia y Alemania siguen el camino ya iniciado en Islandia y
Portugal, donde el consenso de toda la oposición, haciéndose eco de
la protesta social, ha tumbado al gobierno socialista por secundar
los dictados de los mercados caiga quien caiga. Donde las dan las
toman.

Rafael Cid