La publicación de un libro sobre los entresijos del juicio del 11-M escrito por la esposa del ponente de la causa ejemplifica como pocas cosas el grado de prepotencia y desfachatez que se ha instalado en la cúpula de eso que llaman los poderes del Estado. Haciendo bueno una vez más el dicho “vicios privados, virtudes públicas”, este desternillante y garbancero caso contiene en su ruindad claves de la perversión de una legalidad oficial que constituye de suyo una afrenta continua para la decencia intelectual, la ética y el sentido común. Y todo, como siempre, no sólo a costa del contribuyente sino incluso contra el sufrido contribuyente y sin embargo ciudadano. Somos como putas que además ponen la cama. Pasen y vean.

La publicación de un libro sobre los entresijos del juicio del 11-M escrito por la esposa del ponente de la causa ejemplifica como pocas cosas el grado de prepotencia y desfachatez que se ha instalado en la cúpula de eso que llaman los poderes del Estado. Haciendo bueno una vez más el dicho “vicios privados, virtudes públicas”, este desternillante y garbancero caso contiene en su ruindad claves de la perversión de una legalidad oficial que constituye de suyo una afrenta continua para la decencia intelectual, la ética y el sentido común. Y todo, como siempre, no sólo a costa del contribuyente sino incluso contra el sufrido contribuyente y sin embargo ciudadano. Somos como putas que además ponen la cama. Pasen y vean.

La autora es jefa de prensa del Tribunal Superior de Justicia de Madrid. O sea, cobra del Estado, de todos los que pagamos impuestos, y tiene también sus ricos “moscosos” El libro, su libro putativo, divulga hechos, sucesos, confidencias y testimonios referidos por su marido, magistrado estrella del 11-M, y por tanto doble reo en su condición de servidor público, en tanto juez en nómina oficial y en cuanto funcionario de la Administración de Justicia sujeto a la exigencia de discreción y confidencialidad.

Pero es que, además, el texto en cuestión se ha perpetrado a mayor gloria de ambos cónyuges simbióticos : juzgador y escribidora. La periodista, para protagonizar la exclusiva que su marido le ofrecía en bandeja, y éste para conseguir un brillante remate mediático tras la vista del 11-M, que por cierto ha dejado como agujero negro lo referido al cerebro que planificó aquella masacre. Un vacío calculado en el océano de una sentencia que permite mantener viva la teoría de la conspiración (ni en montañas remotas ni en desiertos lejanos), aunque dejando a buen recaudo la falta de nexo entre el atentado y la ilegal invasión de Irak (ahora rotundamente cuestionado al saberse que España facilitó desde el año 2000 los vuelos de los aviones-gulag de la CIA ).

El aprovechamiento al alimón realizado por la pintoresca pareja no debería sorprendernos dado el clima de miseria moral y cinismo político que campean en muchas instituciones de alto copete. ¡Qué cosa más normal que sacarse una pasta, fama y predicamento aprovechando que escritor y fuente estaban en el sitio oportuno en el momento adecuado ! ¡No muestran las televisiones a Dionis y otros cantamañanas para ganar audiencia ! Lo que han hecho señoría y señora, en el momento procesal oportuno para sus currículos, es lucrarse al calor de esa hoguera de vanidades que habitamos por decreto. Podríamos ponernos calderonianos, jeremiacos incluso, y hablar de la indecencia que significa mercadear con premeditación y alevosía con las vísceras y rescoldos de la desgracia ajena. Pero mearíamos fuera del tiesto y seguramente caería sobre nosotros el tupido velo de la incomprensión general. Lo lógica de la exclusiva cueste lo que cueste y caiga quien caiga es la ley que impera en todos los medios de comunicación, públicos y privados. En realidad, la periodista Bení y su consorte el juez Bermudez sólo han seguido la rutina establecida : ande yo caliente y ríase la gente. Y si no, pongamos unos ejemplos de variado pelaje en torno a esa cultura dominante que consiste en el expolio de lo público y luego llamarse andana.

 Una conferencia episcopal -cosa pública por pretendidamente ecuménica- que niega en la intención de su portavoz siquiera haber insinuado pedir perdón por la letal participación de la Iglesia católica en la Cruzada de Franco y sus aliados nazifascistas.

 Un periódico de referencia, El País –la información veraz es un derecho constitucional-, que se rasga las vestiduras por el caso Beni-Bermudez pero acoge como columnista ocasional a un ex alto funcionario condenado reiteradamente por robo de recursos públicos como Rafael Vera, al que por cierto no tiene empacho en presentar su libro Felipe González, todo un ex presidente de Gobierno, como contraprogramación ante otro inminente varapalo judicial.

 Una concejal de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Madrid, Ana Botella, que rechaza de plano cualquier tipo responsabilidad en la trama de corrupción descubierta en su área (Operación Guateque, se denomina policialmente la monumental estafa para más coña) que afecta a una banda de funcionarios que exigían el “impuesto revolucionario” para agilizar licencias.

 Una televisión privada, Antena 3 –una concesión gubernamental al fin, como todas las cadenas- que para aumentar cuota de pantalla enfrenta con engaño en un programa bazofia llamado el Diario de Patricia a una mujer maltratada con su verdugo, a pesar de existir una orden de alejamiento judicial sobre el sujeto.

 Un dirigente del Movimiento Católico, de apellido Corral, que en el curso de una manifestación de ultraderecha autorizada asegura impunemente en la vía pública que el asesino del joven antifascista Carlos Javier Palomino “es un héroe al que deberían concederle una condecoración”.

 Un destacamento de la “Benemérita” que tiene que ser relevado íntegramente de su misión humanitaria en el extranjero por poner en peligro la seguridad de la zona debido a las agresiones, las borracheras y las reyertas que provocaban los miembros de la soldadesca.

 Un diputado catalán, alto dirigente de CiU, que compatibiliza el cargo como coordinador de Extranjería en la Delegación del Gobierno de Barcelona con asesorar libre de impuestos a uno de los principales capos de la mafia rusa en España.

 En fin, un José Bono propuesto por el PSOE como nuevo presidente del Congreso, sede de la soberanía nacional, cuando es un clamor su amistad con el oscuro constructor de Seseña “el Pocero” y está probado que durante su mandato como ministro de Defensa se permitieron vuelos de aviones de la CIA camino de Guantánamo.

El triángulo de los Bermudez : vicios privados que producen virtudes públicas. Lo políticamente correcto. Lo democrático fetén. La cultura dominante. La regla de oro del consenso. Lo legal. ¿Por qué habría que censurar a la pareja de aprovechados de la Audiencia Nacional ? ¿Por qué tendrían que rodar cabezas ? ¿En qué país estamos, oiga usted ? Para pagar el pato están los radicales esos que osan poner en cuestión la monarquía, quemando fotos del Rey en compañía del Dictador o publicando caricaturas procaces sobre el heredero y su augusta esposa. Los antisistema. ¡Caiga sobre ellos todo el peso de la ley !

Y es que se descojonan de nosotros. Nos toman el pelo y la calavera. Nos tratan como fértiles novicias. A nosotros, los paganinis de siempre. Todos los grandes diarios han criticado a toro pasado a la periodista trepa y su autista consorte, pero ninguno ha reconocido su fundamental contribución al escandaloso asunto publicando un capítulo del libro como anticipo editorial. Como aquel otro juez olímpico de la Audiencia Nacional que acudió con su serenísima persona a hacer la presentación pública de otro libro-exclusiva donde se revelaba la existencia de un asesinato “antiterrorista” sin darse por aludido. ¡La bazofia al poder !


Fuente: Rafael Cid