Esperanza Aguirre, ha resultado un bumerang en toda regla. Iba de inocente y modesta para bien “venderse” cara a las próximas elecciones de 2007, pero le ha salido el tiro por la culata. Tanto es el abismo existente entre la clase política (distinta y distante) y la realidad de la calle, que una ofensiva populista prefabricada para el propio agitprop electoral puede convertirse en un cochino pitorreo, impopular y ofensivo. Como en el caso de marras. ¡Qué lejos están sus señorías de la realpolítíca de los garbanzos !
Al aristocrático Giscard en su día le pillaron porque no supo contestar en un directo de la televisión a cuánto estaba el billete de metro en el París de la France. Pero a la divina marquesa consorte, casada con un gran de España que tiene más latifundios que precarios hay en el mercado laboral, no le cabe en la cabeza que con sólo 8.000 euros se pueda llegar a fin de mes. ¡Pobriña !
Posiblemente sus asesores de imagen le dijeron que para ganarse a la gente tenía que mostrarse como un chica Almodóvar, pero sin rulos. ¡Ocho mil euros del ala para luego trampear a fin de mes pagados. Eso sí, pagados por una gran mayoría de ciudadanos que realmente no llega a fin de mes ! Y yo me pregunto ¿alguien cavilará que la razón de que la mitad de los españoles no llegue a fin de mes puede estar precisamente en la enorme diferencia entre sus salarios -ganados a pulso- y el que recibe la privilegiada tropa política y asimilados – cobrados también con su sudor, el de los currantes ciudadanos ?
Pero todo está consumado. Llegará el día de la gran kermesse, se habrá olvidado la afrenta y al conjuro de las paulovianas políticas de persuasión y olvido, elegirán a doña Aguirre por otro cuatrienio y a su refractario colega Alberto Ruíz-Gallardón, que llega a fin de mes aunque con sus faraónicas y estentóreas obras hipotecando el futuro de varias generaciones. Los extremos se tocan y siempre pagan los mismos o parecidos infelices. No es cierto que todo lo que suba baje. En la política al por mayor la ley Newton no rige, manda la ley de la selva. Lo que está en lo alto se hace más grande y se legitima. Ni siquiera el Código Penal aquí tiene enmienda. ¿Por qué nadie ha ido al juzgado a denunciar que, según afirma la señora marquesa en su pornobiografía autorizada, Ruíz-Gallardón sabía con antelación que los socialistas Tamayo y Sáez iban a pasarse al enemigo y dinamizar un gobierno de izquierdas en la Comunidad asiento de la Villa y Corte ?
Claro que ya durante la Revolución Francesa se discutía por si era conveniente engañar al pueblo en justas y torneos entre los intelectuales más preclaros de su tiempo como Condorcet, Castillón y Becker. Helo aquí que hoy la charada ni se debate, ni se consulta, ni siquiera se cuestiona, simplemente se “implementa”, como ya admite el fulanismo del diccionario de la Real Academia de la Lengua. No hay mal que por bien no venga, sostienen los optimistas en sus últimas voluntades.
No hay más que ver la última encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), referida al mes de octubre, y bien atendida por los medios de comunicación, cada uno desde su óptica. Dice el CIS, y resalta la prensa en su infinita sabiduría, que la monarquía y la policía son las instituciones más valoradas por los españoles. Titular al canto, claro, con redoble de campanas. Lo que no dicen estos ventrílocuos es que esa respuesta estaba punteada con un 5,76 y un 5,19 puntos respectivamente, en un franja del 1 al 10. O sea, que monarquía y policía, tanto monta monta tanto, sólo lograban un aprobado pelado en la percepción de la gente. Y tampoco que “los nacionalismos”, esa ingente amenaza que difunden los medios orbi et urbe, no constituyen ninguna preocupación importante para la ciudadanía. (5 puntos para la polifonía “separatista” frente a 23,4 para la vivienda) Mentiras, medias verdades y estadísticas.
Y así burla burlando, entre trampas y cachondeos, nos olvidamos de los verdaderos temas que nos afectan y de las cuestiones que no harán la vida más fácil o que nos la complicarán indeciblemente. Como ese proyecto que maneja el Gobierno para crear un Cuerpo de Ejército con fuero policial. Se llama Unidad Militar de Emergencia (UME), y presumiblemente está pensado para intervenir en momentos de calamidades o catástrofes. Pero en un país que trata de zafarse de su provecta mentalidad de casa-cuartel añadir una institución militar con competencias sobre la sociedad civil y sin responsabilidad ante los tribunales ordinarios, suena a estado de excepción preventivo. Lo bueno de cuando gobierna la izquierda en España es que meten unos goles por toda la escuadra que jamás la derecha más reaccionaria se habría atrevido a insinuar. ¿Qué culpa tiene el contribuyente de que cada vez esté menos justificada la existencia de costosísimos y parasitarios ejércitos permanentes ? Calamidad por calamidad…lo de Aguirre es sólo un síntoma.
Fuente: Rafael Cid