El día 20 de marzo se cumplió el quinto aniversario de la invasión de Irak por parte de fuerzas de EE UU y una coalición de otros países. Cinco años después la operación, se ha demostrado un rotundo fracaso, tanto en el plano estratégico como en el militar y, más grave aún, en lo moral. Fue una guerra ilegal e injusta que se lanzó basándose en mentiras y que sólo ha logrado convertir la vida de la población iraquí en un desastre, hacer de Oriente Medio un lugar más inseguro y fomentar aquello que supuestamente se pretendía combatir : el terrorismo internacional. Irak es hoy uno de los países más peligrosos del mundo, la inseguridad y la falta de servicios básicos alcanzan niveles sin precedentes, y las violaciones de los derechos humanos están a la orden del día.
Los peores efectos los sufre la población iraquí. No hay cifras exactas sobre cuántas personas han muerto en Irak desde la invasión, pero el estudio más amplio, realizado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Ministerio de Sanidad iraquí, y publicado el pasado mes de enero, hablaba de más de 150.000 personas hasta junio de 2006. La revista médica The Lancet eleva la cifra a más de 600.000, teniendo en cuenta no sólo los muertos debido a la violencia sino los que se producen como consecuencia del deterioro de las condiciones de vida y la falta de asistencia sanitaria.
Pese a que desde Washington se afirma que la situación de seguridad ha mejorado, en realidad sigue siendo dramática. Son numerosos los responsables de esta situación : por una parte, los grupos armados siguen secuestrando, torturando y asesinando a civiles ; la violencia sectaria sigue disparada y ha logrado crear zonas étnicamente homogéneas, ya que la población suní o chií huye de las zonas de mayoría diferente por el miedo ; las fuerzas de la coalición y las fuerzas de seguridad iraquíes atacan indiscriminadamente a civiles y llevan a cabo ataques desproporcionados, y lo mismo (o peor) ocurre con los contratistas privados.
La situación humanitaria es dramática. Dos de cada tres iraquíes no tienen acceso a agua poblable y un tercio de la población (ocho millones de personas) necesitan ayuda de emergencia para sobrevivir. La mitad de la población activa está desempleada y más del 40% vive con menos de un dólar al día, es decir, en el umbral de la extrema pobreza. Los sistemas de salud y educación han colapsado. Pero quizá el dato más espectacular es el de la población que ha tenido que huir de su hogar : 2,2 millones de personas huyeron a países vecinos y se han convertido en refugiados, y más de dos millones han sido desplazados dentro del país. Todos ellos viven en condiciones penosas.
«La invasión de Irak, y en general la llamada guerra global contra el terrorismo, ha sido un rotundo error y un fracaso. Esta guerra fue ilegal, se lanzó basándose en mentiras, y ha creado un problema donde no lo había : en Irak había un régimen despótico, pero no había terrorismo antes de la invasión. Ahora es, junto con Afganistán, el campo de entrenamiento para terroristas más importante del mundo. El próximo presidente de EE UU, sea cual sea, debería pararse a pensar y replantearse una estrategia, basada en la violencia, que sólo ha generado más violencia», asegura Mabel González, responsable de Desarme de Greenpeace.
Esta guerra, además, ha tenido un altísimo coste económico. Según el premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz, una evaluación conservadora situaría esa cifra en torno a los 3 billones de dólares, cantidad muy superior a lo que se calculó inicialmente, y el precio real lo pagarán las generaciones futuras. Si el Gobierno de George W. Bush dijo que la guerra iba a costar 50.000 millones de dólares, la realidad es que cuesta esa cifra cada tres meses. Hasta el momento, casi 4.000 soldados estadounidenses han muerto en Irak, la mayoría en combate. Pero el número de heridos multiplica por 15 al de fallecidos. Hay 52.000 veteranos diagnosticados con síndrome de estrés postraumático y se calcula que habrá que pagar pensión por discapacidad al 40% de los 160.000 soldados desplegados.
La guerra de Irak ha demostrado que los millones de manifestantes que clamaban contra ella hace cinco años tenían razón, cuando afirmaban que la violencia no era la solución y que sólo generaría más violencia. Oriente Medio es hoy un lugar más inseguro y también lo es el resto del mundo. La ocupación ha convertido a Irak en un polo de atracción y campo de entrenamiento para el terrorismo internacional.
Cinco años después, dos de los promotores de la guerra (Tony Blair y José Mª Aznar) han perdido el poder, y otro (George W. Bush) está a punto de finalizar su presidencia. «Esperamos que aquellos que los sustituyan reconozcan el desastre que han causado y emprendan políticas de claro retorno al multilateralismo y al Derecho Internacional. En el caso del nuevo presidente o presidenta de EE UU, debería plantearse de forma inmediata la retirada de sus tropas y el cese de la injerencia en aquel país», concluye Mabel González.
Algunos datos sobre la situación en Irak
Fuente: Humania.tv