En primer lugar soy consciente, que el señor Quim Gibert, autor de una oda en prosa sobre la figura de Miquel Badia, busca afanosamente el reconocimiento institucional para el fascismo catalán. Se basa fundamentalmente en los testimonios del historiador Josep Benet y los apologistas de Miquel Badia, Josep Planxart y Jaume Ros y Serra. Situaremos ideológicamente a estos testimonios.
El primero Josep Benet, experto en difamar a los anarquistas ya los anarcosindicalistas, atribuyéndoles todos los males de Cataluña. Su único objetivo ha sido demostrar que la iglesia católica catalana no participó en el genocidio perpetrado por Franco contra el movimiento obrero catalán.
El primero Josep Benet, experto en difamar a los anarquistas ya los anarcosindicalistas, atribuyéndoles todos los males de Cataluña. Su único objetivo ha sido demostrar que la iglesia católica catalana no participó en el genocidio perpetrado por Franco contra el movimiento obrero catalán. Actualmente la mayoría de los investigadores (aquellos que acuden a los archivos a investigar los documentos de la guerra civil), sostienen que si bien el ejecutor del genocidio fue Franco y sus africanistas, los ideólogos e inductores de estos hechos corresponden a la iglesia española, con una gran participación de la curia catalana y del clero rural catalán (analfabeto y clientelista). Su segundo objetivo ha sido criminalizar al movimiento obrero catalán representado por el anarcosindicalismo de la CNT.
Los otros dos testimonios han actuado al son de «quien paga, manda». Sin comentarios. Los hermanos Badia, fueron asesinados por un pelotón de Falange Española, concretamente por el llamado grupo de los vascos. Capitaneados por el hombre de acción «Giron de Velasco». Debido a que el fascismo italiano, consideraba a Estado Catalán como el referente del fascismo español, aunque éste se declara institucionalmente separatista. Las observaciones manifestadas por Mussolini a los dirigentes de Falange Española en esta dirección. El líder italiano les dijo que el fascismo catalán contaba con Dencás y sus muchachos los hermanos Badia, miembros del gobierno de la Generalitat. Y que ellos eran una insignificancia.
Una vez asesinados los hermanos Badia, fue muy fácil especular con la autoría. La culpa de los de la FAI, los obreros anarcosindicalistas catalanes. Si estos señores que constantemente atribuyen todas las muertes en la FAI, se hubieran preocupado un poco por investigar el asunto, el resultado sería otro. Desde enero de 1936 la CNT, tenía preocupaciones más importantes que preocuparse por el estado de salud de Miguel Badía. Solo en Cataluña tenían cinco mil presos gubernativos y la mayoría de los sindicatos estaban clausurados, sin menospreciar la reunificación con el trentismo y sobre todo la reorganización de los sindicatos.
Con el golpe de estado de Franco un par de meses después de las muertes de los hermanos Badía, el movimiento obrero catalán asumía la responsabilidad de desbaratar a Cataluña, para lo cual solo contaba con sus efectivos, unos veinte mil sólo en Barcelona . Las fuerzas de orden público en Cataluña tenían pocos efectivos y no todos leales a la República. Cabe recordar que la guardia civil y su cabeza Aranguren no se sumaron al acto hasta que la balanza no estuvo de parte de los hombres y mujeres de la CNT. En plena guerra civil el fascismo de Estado Catalán siguió negociando con la Italia fascista de Mussolini un rendición de Cataluña bajo la protección de la internacional fascista, pero la experiencia de Santoña los obligó a desistir, al no fiarse de la capacidad que los italianos tenían para convencer a Franco.
Durante la guerra civil Estado Catalán trabajó a sueldo del PSUC y puso a disposición de los ucranianos, a todos sus pistoleros, atracadores y mafiosos para ilegalizar la CNT y responsabilizarse la de todos los actos violentos. Se quedaron casi todos en la retaguardia y participaron en todas las conspiraciones que se organizaron en Cataluña, como el caso Reverter, donde uno de los esbirros de Miquel Badia, Pedro Polo, tuvo que exiliarse a Francia porque estaba comprometido hasta el cuello. Después formaron los pelotones del crimen organizado e institucional de los ucranianos, como, los hechos de mayo, Puigcerdà, Amposta, Vic, Tortosa, caso Nin, etc. Finalmente se pasaron a Franco y formaron parte del aparato represor, especialmente durante los años 1939-50. Muchos de ellos volvieron a raíz de los pactos que el régimen franquista suscribió con los americanos, por exigencias del guión, su militancia pro CIA les garantizaba el perdón y el enchufe del régimen.
Removiendo los archivos tenemos «Respecto a la campaña antianarquistas que hablo en mi artículo puedo informarle confidencialmente que está sostenida por los comunistas, los que no desprecian ocasión para atribuirnos la responsabilidad de todos los desastres y no se recata de atribuir hacernos también todos los robos y asesinatos que se hayan cometido en España. He averiguado también que la actitud adoptada por los radicales socialistas franceses, basada según ellos mismos en las atrocidades cometidas por los anarquistas españoles y en la violación del derecho de propiedad de los extranjeros, se debe a los informes pésima que en los centros oficiales de Cataluña y muy especialmente en los núcleos del PSUC, se dieron a la Comisión Radical Socialista que se tuvo en Barcelona.
Uno de los componentes de esta comisión, diputado por el Sena, con el que hablé personalmente, me informó de estos detalles, declarando que me como ampliación que, preguntando un elemento de la Generalitat que le servía de guía e intérprete, si era cierto que se habían asesinado a más de 30.000 personas, contestó aquél en sentido afirmativo, agregando pero «… eso lo han hecho los de la FAI.» Paris 15 de febrero de 1937. Firmado Elizalde, Miembro Comité Peninsular de las JJLL. PS-Barcelona 1568 / 3. Centro Documental de la Memoria Historia. Salamanca.
Un país que no recuerda su historia acaba perdiendo la identidad.
* Artículo de Josep Quevedo, afiliado a la CGT de Berga, en respuesta al artículo de Quim Gibert sobre los hermanos Badia publicado en el semanario Directa núm. 225
Fuente: Josep Quevedo