Artículo publicado en Rojo y Negro nº 393, octubre 2024

Soy Adrián Ruiz Maza, tengo 35 años y trabajo en Telepizza, en el sector de la comida rápida. Siempre he trabajado en la hostelería o compaginando trabajos en Zaragoza. Estudio producción audiovisual, me gusta el Metal y soy un poco freak de todo lo que se puede ser freak ja, ja.

Trabajo en Telepizza y me afilié cuando conocí a lxs compañerxs de CGT Telepizza. Eran los únicos que venían a las tiendas a hablar con la plantilla y nos animaban a luchar contra la empresa, a salir a la huelga… pero también a ir a apoyar multitud de conflictos o de movimientos sociales que había en la ciudad. Y eso me animó mucho a organizarme, porque además se lo tomaban muy en serio.
Yo creo que ahora la juventud trabajadora es mucho más consciente que antes de la enorme precariedad laboral que hay. Lo demuestra la lucha de los indignados del 15M con su lema “no somos mercancía” frente al 1% de la población más rico o de las mujeres trabajadoras con el 8M contra la brecha salarial o de la juventud trabajadora en multitud de países que ha sido protagonista de enormes revueltas. Incluso en EE.UU., donde empezó a emerger el fenómeno de la llamada “Generación U”, se ha empezado a organizar sindicatos como el de Amazon. La juventud está más harta de la explotación laboral y las jornadas sin vida que impone el Capital, pero además es más sensible con los problemas que afectan a una clase obrera cada vez más diversa y racializada (como el feminismo, el ecologismo, la diversidad sexual, la salud mental). Y eso es un punto buenísimo. Ahora bien, generar conciencia de clase no cae del cielo y más bien depende de si somos capaces de generar un activismo que recupere las tradiciones del movimiento obrero y pelee porque la clase obrera se organice, se una contra sus verdaderos enemigos de clase y tome todos estos problemas en sus manos.
Por mi propia experiencia creo que para llegar a los jóvenes hay que construir primero un sindicalismo militante que le meta horas, que organice a los trabadores desde abajo, que quiera de verdad combatir a la patronal, que baje a los centros de trabajo, que se una contra la división y fragmentación que permitió la burocracia sindical, luche por autoorganizar a todas las plantillas (sean mujeres, inmigrantes, de otras empresas). Pero para eso hay que romper con la pasividad y el corporativismo sindical y ser un ejemplo de lucha para los jóvenes peleando, además, porque los sindicatos y la clase obrera, que es la única que puede paralizar el capitalismo, confluya y luche contra los problemas que padece la juventud. Sin eso, tampoco podremos formar un nuevo activismo militante y comprometido. Me gusta mucho un lema que tiene el movimiento feminista que dice: “Queremos el pan, pero también las rosas”. Y resume muy bien, que la lucha obrera no es solo para tener “pan”, sino también para mejorar la vida de todas las personas trabajadoras.
Antes participaba mucho más en colectivos del movimiento ecologista, pero, por lo menos, en este colectivo, me di cuenta de que su proyecto no era suficiente para acabar con el capitalismo y me decepcioné bastante. Se pueden cambiar cosas dentro de CGT, aunque creo que lo que puede ayudar a ser mejores es la libertad para criticarnos y autocriticarnos sin miedo y, también creo que, a la vez, hay que luchar por fortalecer el sindicato y militar con el resto de mis compañeros y compañeras.
Una de mis pelis favoritas es la de PRIDE. Que cuenta la historia real de cómo activistas del movimiento LGTBIQ+ ayudaron a la huelga de los mineros contra Margaret Thatcher y cómo permitió confluir y unir los dos movimientos, incluso en esa época tan conservadora.
Es emocionante.

Adrián Ruiz Maza
Sindicato de Hostelería y Comercio de Zaragoza


Fuente: Rojo y Negro