«A enemigo que huye, puente de plata» : que se vaya, que se vaya. Pero éste se va sin brillo. Puente de nada. Dirá siempre que fue porque quiso ; había querido renunciar entre laureles y respeto y se va abucheado, con la esposa llorando, dejando a su heredero atontado y con la voz quebrada para protestar del griterío frente a su sede, acusando y denunciando porque le acusaban y le denunciaban. Puente de voces. Aznar se puso un plazo : iba a dejar España arreglada al marcharse, entronizado en la historia, con el himno y la banderola. Pena de hombre : se va con 200 muertos detrás. Puente de sangre.
Muertos en la batalla sórdida y subterránea de una guerra injusta, mentirosa ; deja atrás la foto del primer español que se fumó un puro con el zar de la nueva era, puestos los pies en la mesa baja : debía ser gloriosa y es ridícula. Puente de mentiras. El hombre que casó a su hija donde se entierra a los reyes, quizá con el subconsciente lleno de ambiciones : y en su última noche pública, el Príncipe, las Infantas, le empujaron y se colocaron a la cabeza de la manifestación a la que él había convocado : un villano, uno cualquiera de la villa ; y la última falsedad se traslucía bajo su convocatoria ; la mentira que nunca se creyó nadie más que unos alucinados por su rotura con la razón. Puente de papel.
Aún unos cuantos le pedían que volviera -cuando a Rajoy le temblaba la voz y Acebes da la pétrea cara, para decir las últimas mentiras por él-, que anulase las elecciones y volviera. O que encontrase tránsfugas, como otras veces. Puente de dinero. Todo puede ser. Algunos que lo dijeron no volvieron nunca : MacArthur lo dijo en China, y no volvió ; Carlos VII lo dijo y no volvió : pero dejó en prenda la boina roja que Franco incorporó a su trono y Arzalluz a sus guardias, cuando aún recordaba al cura Santa Cruz como «un héroe olvidado», un luchador vasco. Puente de trabucos benditos. Se va acosado por los recuerdos imborrables del chapapote -puente de muerte-, de la enseñanza frailuna, de los obreros del astillero burlados : de su política de hombre solo, comprador de medios y de mediantes. Puente de plumillas.
(Madrid, qué raro. Puede soportar en silencio durante años, y puede salir a la calle para decir que es suya, y no de Fraga, Fundador. Puente de asco).
EL PAÍS